San Rafael, Mendoza lunes 25 de noviembre de 2024

La máquina de partituras – Por:.Beatriz Genchi

No puedo negar que los artilugios cuanto más complicados más me atraen. Por ejemplo, cuando encontré lo que parece ser una máquina de escribir, ¡pero no lo es! ¿O sí?

¡Esta máquina escribe, pero partituras o “música”! La “Keaton Music Typewriter”, fabricada en San Francisco en 1950 y muy bien presentada en lo referido a su funcionamiento mediante un folleto explicativo.

Se sabe muy poco acerca de estas máquinas, incluyendo el número que pudieron haberse fabricado. Aunque sí se sabe que a nivel mundial solo quedan menos de un par de docenas. Se trata de un invento patentado, en una primera versión de 14 teclas en 1936 por Robert H. Keaton en California, y otra versión de 36 teclas en 1953 siempre por el mismo autor.

Claro que el mercado existente para este artefacto era más que pequeño. Supuestamente fueron principalmente adquiridas para las cátedras de música de escuelas y pequeñas editoriales dedicadas a la publicación de partituras. Conociendo la mecánica de trabajo de los compositores musicales, mucho más conectados con la escritura manual que con la mecánica, es lógico que no les haya interesado. Es una cuestión de costumbre y practicidad pues es una máquina muy complicada de manejar, y ellos en cambio, contaban con una muy buena caligrafía.

La hoja se fija a la tabla, y el mecanismo se desliza a través de sus rieles encima de ella, tanto en el eje horizontal, como vertical. El disco del teclado gira en un pivote, en donde, al colocar el disco en la posición correcta (similar a los viejos teléfonos de disco), se presiona la tecla, la cual empuja un tipo del símbolo contra una cinta de tinta, dejando la marca en el papel. La parte curva de la izquierda es un delineador que permite posicionarse con precisión sobre cada línea o espacio dentro y fuera del pentagrama (con líneas adicionales).

El funcionamiento es similar al de una máquina de escribir tradicional, donde un mecanismo imprime una grafía, en este caso musical sobre un papel. Al parecer, comenzó a comercializarse en la década de los 50 a un precio que rondaba los 225 dólares y todavía hay unas cuantas de estas máquinas distribuidas por diversos museos y colecciones privadas y se puede llegar a comprar una por el módico precio de u$s 5895.

Y tal vez no tenga que ver, pero también existió, Leroy Anderson (1908-1975) un compositor estadounidense que en 1950 compuso «The typewriter» (La máquina de escribir) que como su propio nombre indica, era para máquina de escribir y orquesta. Se decía de él que era «uno de los grandes maestros americanos de la música de orquestal ligera». Anderson experimentó sobre todo con piezas cortas o «miniaturas para orquesta» según su biografía oficial.
Aquí un vídeo de la obra (quizá) más popular de Leroy Anderson:

https://www.youtube.com/watch?time_continue=39&v=g2LJ1i7222c

Gentileza: 

Beatriz Genchi – beagenchi@hotmail.com

Museóloga-Gestora Cultural-Artista Plástica.

beagenchi@hotmail.com

Puerto Madryn – Chubut.

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