La escasez de dólares en las reservas del BCRA marcan el pulso de la economía argentina. Las soluciones deben aparecer cuanto antes.
Cabe preguntarse entonces: ¿No se pierde mucho más por este camino? ¿Creen las autoridades que por esta vía se pierde menos del 0,3% del PBI? ¿Piensan el ministro de Economía y el presidente del Banco Central que por este camino van a recaudar más? “Lo barato sale caro”, enuncia el viejo refrán. Y parece ser muy aplicable a la actual situación. Algo similar ocurrió con la devaluación del 1% del 2 de octubre. Entre las medidas anunciadas el día anterior el Banco Central señalaba que de ahora en adelante la tasa de devaluación del dólar “oficial” dependerá de “factores de coyuntura”. Eso daba para la consternación. Ocurre que la coyuntura está marcada a fuego por una gran escasez de dólares en las arcas del Banco Central. Por lo tanto, los pocos productores agropecuarios que podían pensar en aprovechar la módica baja en las retenciones… ¿se apurarían a liquidar acaso si se les anticipa que el ritmo devaluatorio aumentará?
Como se ve, lo que se le daba al campo -y a todo exportador- por una ventanilla se le sacaba por la otra. Con un serio agravante: los dichos acerca de la devaluación afectan no solo al campo sino a toda la economía en su conjunto. Y no se trata de que haya que devaluar o de que no haya que devaluar. Podríamos discutir los pro y los contras de ese tema horas enteras. Pero… si se decidía por mover la política cambiaria, ¿tenía sentido hacerlo solo por un 1% al cual le iban a seguir durante una semana entera subas tan marginales en el ritmo diario devaluatorio como las anteriores a las medidas? Verdaderamente incomprensible. Probablemente ni un economista junior que hizo la carrera por correspondencia haría las cosas de esa manera. Ni qué hablar en lo que respecta a las tasas de interés. Se dispuso una suba en la tasa de pases de 5 puntos anuales, o sea, el 0,41% mensual. Pero esa suba se limitó a la de pases por un día, la que luego se subió apenas dos puntos más, en el contexto de una corrida, y se bajó la de Leliq un punto anual quedando inalteradas las de los plazos fijos.
Como se ve, el BCRA no le teme al ridículo. ¿Qué es lo que se quiso hacer? ¿Dar la señal precisamente de qué? ¿Hacer más caro el crédito? ¿Hacer más rentables los depósitos? ¿O directamente desconcertar al mercado financiero? De nuevo: incomprensible. También podríamos juzgar a las medidas utilizando otros parámetros. Vale decir, no evaluarlas por su lógica interna, cercana a lo inexistente, sino por sus resultados: ¿Qué consiguieron las autoridades? Pues bien, la respuesta es… nada. Pero nada de nada. Lejos de aumentar las ventas de dólares al BCRA las mismas ni asomaron con ser superiores. Lo único que sí ocurrió fue una apreciable suba del dólar en todas sus variantes “libres” y un pronunciado deterioro en las paridades de los títulos públicos. Y eso que ningún programa económico suele fracasar a horas nomás de su comienzo. Pero este sí fue el caso tanto de las desacertadas medidas del Banco Central del 15 de septiembre, como de las incomprensibles y homeopáticas medidas en lo que atañe al Ministerio de Economía y al Banco Central ensayadas el 1 de octubre.
En este punto conviene que las autoridades presten atención a sus propios errores, porque se puede decir que los mercados les están “perdonando la vida”. Si los resultados de todo lo hecho en el último mes han sido claramente negativos, la respuesta de los mercados bien podría haber sido mucho peor. En vez de quejarse, las autoridades deberían agradecer tan leves resultados como los que han cosechado. Deberían entender que no siempre las cosas van a seguir así. No se puede pedir a quien tiene que decidir qué hacer con sus pesos o con sus bonos que actúe con la misma mesura que lo ha hecho en estas dos ocasiones. Por sobre todo, las autoridades no deben olvidar que estamos en la Argentina, o sea, en el “far west” económico, donde dos o tres errores graves se pagan con el cargo.
Fuente:https://www.ambito.com/economia/banco/se-impone-la-necesidad-un-solido-y-coherente-plan-economico-n5139611
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