Quiero empezar con algunas definiciones y con ellas en la mente avanzar en la idea que pretendo describir: Se denomina ciencia a todo el conocimiento o saber constituido por una serie de principios y leyes que derivan de la observación y el razonamiento de un cúmulo de información y datos, los cuales son estructurados sistemáticamente para su comprensión. Dicho de otro modo, es la forma que el ser humano ha ideado para poder alejarse de la ignorancia, superstición, fanatismos e incluso de intensiones egoístas personales, sectoriales o de manipulación masiva.
Cuando nos respaldamos en la ciencia, es apelar al conocimiento existente sobre determinada área de estudio, sin restricciones ni intereses circunstanciales. Es la búsqueda de la verdad sobre la mentira, es la luz del saber sobre la oscuridad de la ignorancia. Tal es así, que es obligación el compartir lo hallado, ya que es el bienestar global el que debe primar.
Tanto es así, que esa verdad histórica ha ido evolucionando. La búsqueda de la verdad siempre es inquieta, replantea constantemente hasta afirmaciones consideradas previamente como leyes, para asegurarse que ante el avance de nuevas herramientas (por ejemplo, tecnología) pudiese ser re formulada, completada o incluso desestimada.
La pandemia que hoy enfrentamos, ha golpeado a la humanidad en principios básicos: salud, libertad, sustento, entre otros. Y lo ha hecho de manera inusitada, inesperada, con una velocidad y agresividad tal que, cuesta al pensar que es un elemento no vivo microscópico, un conjunto de proteínas, grasas capaces de poner al mundo de cabeza. Incluso ha derribado prejuicios tales como que países líderes en armamento bélico, economías poderosas, sistemas de salud onerosos podían ser inmunes a este flagelo. Y es importante destacar, que el problema sanitario no se limita al avance del COVID 19, si no que mortalidad de origen cardiovascular, episodios de abuso y violencia intrafamiliar, de abandono, e incluso de suicidios se han incrementado sin que sus víctimas formen parte de las estadísticas publicadas en medios de comunicación masivos.
Nuestro país ha sido afectado en forma disímil a lo largo y ancho de su territorio. Al menos hasta la actualidad, hay localidades en los cuales no se ha constatado la presencia del virus y en otras la circulación comunitaria ya está establecida. Siendo más específicos, el sur de Mendoza (Malargüe, San Rafael y General Alvear) está transitando por una fase epidemiológica indeterminada, donde se está buscando establecer nexos epidemiológicos en alguno de los pacientes. Lo que sí está claro, y en forma indiscutible, el deterioro económico y financiero de sus habitantes. Para muchos particulares y empresas, es insostenible su situación y su viabilidad depende tanto de la evolución de la enfermedad como de las resoluciones laborales, comerciales que se vayan tomando a nivel nacional, provincial y departamental.
Sin duda que, a partir de lo establecido a nivel nacional, al introducir la posibilidad de administración y gestión de la pandemia a nivel local, los líderes de cada comunidad, en nuestro caso intendentes y gobernador, se vuelven protagonistas determinantes.
¿Cómo seguir en este escenario tan complejo? ¿Cómo salir de esto con el menor daño posible? Es por ello que comencé poniendo en valor el concepto de ciencia y sus mecanismos y postulados ajenos a todo que no sea el bien común. Tres campos científicos hoy tienen preponderancia en el estudio, diagnóstico, establecimiento de medidas y planificación de nuestro futuro como comunidad organizada: Ciencias de Salud, Ciencias Políticas, Ciencias Económicas.
El orden no es al azar, el abordaje integral debe comenzar con la mirada de salud. El conocer acabadamente al enemigo, su comportamiento, vías de diseminación, metodología de diagnóstico, tratamientos, el hallazgo de vacunas, los modos de prevención eficaz y eficiente son algunos de los elementos indispensables para la toma de decisiones. Sin tener en cuenta lo anterior no podríamos avanzar hacia la segunda valoración que es desde la Política. Este término no debe entenderse ni limitarse a lo que comúnmente es utilizado: sinónimo de política partidaria, corrupción o intereses sectoriales, sino al significado conceptual puro como una ciencia social que centra el estudio de los gobiernos que controlan el aparato estatal con los actores sociales y sus acciones.
El respeto hacia las instituciones públicas, hacia las personas elegidas por el voto, como los funcionarios designados por éstos, debe ser correspondido por todos ellos con la mayor madurez, responsabilidad, compromiso y respeto. Cumplir acabadamente sus roles a la luz del saber y no teñidos por intereses ajenos al bien común es lo que este momento precisa. De su gestión y administración depende el articulado con la siguiente Ciencia: La económica.
Las ciencias económicas en todos los aspectos de su campo de estudio nos guían sobre el análisis como por ejemplo de matriz productiva, su eventual adaptación, cargas impositivas, subsidios ambos de magnitudes tales que no pongan en riesgo la situación del Estado como de particulares y empresas para citar algunos ejemplos.
Este problema no es solo de solución médica, su análisis no está limitado a variables biológicas, y si bien comienza en este campo, debe necesariamente interrelacionarse con otros saberes en forma inmediata y articulada. En la mesa de decisión que, a partir del decreto presidencial es local, deben estar sentados las personas que acrediten los conocimientos suficientes en estas ciencias, y que necesariamente deben dejar de lado cualquier interés sectorial, sino que al abrigo de la solidaridad, fraternidad, y amor al prójimo puedan con la mayor honestidad intelectual y fuerte respaldo científico tomar las decisiones pertinentes en tiempo y forma.
Gentileza:
Oscar R. Arrieta
Médico Cardiólogo
Mat. Prov. 7710
Mail: drarrieta@piukesalud.com.ar
Sé el primero en comentar en «¿CÓMO SEGUIR? ¿CÓMO SALIR? – Por:.Dr. Oscar R. Arrieta»