El pequeño aprovechamiento hidroeléctrico (PAH) entró en etapa de ensayo y comienza a inyectar energía a la red en febrero. Utiliza la fuerza de agua del canal San Martín, en Rivadavia, sin contaminarla y con emisiones cero. El Gobierno tiene como meta que más de la mitad de la energía de Mendoza sea limpia y renovable para 2025.
El pequeño aprovechamiento hidroeléctrico Tiburcio Benegas, que utiliza la fuerza del agua del canal San Martín, en Rivadavia, ya entró en etapa de ensayo, y comenzará a inyectar energía a la red en febrero.
Con las pruebas de funcionamiento de turbinas, generadores, sistema eléctrico con carga hidráulica y eléctrica, se comprobó que el PAH ya tiene capacidad para generar 1,7 MW y dar electricidad a 5.300 hogares.
Fue edificado con mano de obra mendocina sobre un salto de 5 metros, es una central “de pasada”, que no utiliza embalse y no altera el curso de agua. El diseño es compacto, con vertederos laterales, cámara de carga, obra de toma, casa de máquinas y restitución al cauce.
El 70% de la provisión para el emprendimiento es de origen nacional y el 30% restante consta de equipos WWS Wasserkraft de origen alemán.
Con esta nueva obra, la provincia se acerca a un ambicioso objetivo: que más de la mitad de la energía de aquí a cinco años sea renovable y que no contamine ni el agua ni el aire.
A la vanguardia
Con siete PAH ya montados, Mendoza se posiciona a la vanguardia de energías renovables con emisiones cero a la atmósfera.
En total, los pequeños aprovechamientos reducirán 30 mil toneladas del dióxido de carbono que se generaría con centrales térmicas, y darán energía a 30 mil hogares.
Estas minicentrales marcan un hito, ya que desde hace 50 años no se utilizaba el enorme potencial de la fuerza del agua en una zona montañosa y surcada de canales de riego.
También es novedoso el modo de ejecución: privados se hacen cargo de la edificación, con costo cero para la Provincia, a cambio de la concesión por diez años. Pasado ese plazo, pasan a ser propiedad del Estado.
El Tiburcio Benegas estuvo a cargo de la empresa mendocina CEOSA, que priorizó la mano de obra y los materiales locales.
Estas centrales se concretan gracias al trabajo coordinado de la Empresa Provincial de Energía (Emesa) y el Departamento General de Irrigación.
Cabe recordar que desde la inauguración del dique Potrerillos, en 2001, no se volvieron a generar fuentes de energía eléctrica en la provincia. En cuatro años, Mendoza ha sumado 150 megas, con estos PAH, parques solares y paneles solares en edificios públicos.
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