Mendoza ha demostrado a lo largo de gran parte de su historia, y fundamentalmente en los últimos cuatro años, que su fortaleza radica en la voluntad contundente de mendocinos/as en impulsar su crecimiento y desarrollo definido firmemente. No es de optimistas sin sustento la frase “podemos ser la California argentina”, se asienta en sólidos fundamentos al conocer qué es lo que tenemos y cómo podemos fortalecernos de manera constante. El futuro, se avizora así, como una contundente e impostergable posibilidad con recursos que se despliegan y que, estoy convencida, se desarrollarán armónicamente.
Por todo ello, el Sur provincial es, sin dudas, la puerta de entrada a esa California argentina que ya se predijo, de lo cual estoy convencida y trabajando arduamente para que suceda.
Conviven en la mitad sureña del territorio provincial el desarrollo del agro, la ganadería, el turismo, la producción de energías convencionales y alternativas, grandes obras públicas y privadas iniciándose, entre otras; y, aún pese a las malas jugadas que a veces sufrimos por el clima, esa convivencia entre diferentes actividades es armónica y prometedora. A todo ello, se suma un, relativamente nuevo, factor: el polo de desarrollo humano, social y productivo que abre Vaca Muerta, y que nos desafía a un progreso y perfeccionamiento mucho más intenso de todos los otros factores.
El agro ha comenzado la diversificación de su oferta. Ya no son sólo las frutas de estación, que lo sustentaron durante mucho tiempo, sino que aparecen emprendimientos con nuevas técnicas y modalidades para que en lapsos cortos se produzcan verduras y hortalizas, provocando rentabilidad rápidamente y con el desafío de abastecer de alimentos a los trabajadores que en las grandes obras que se avecinan y en la “aldea petrolera” se necesitarán, además de una población creciente, y mirando con interés al sur del país.
La ganadería, sector que está logrando altísima competitividad y nuevos procesos de desarrollo apuntalado fuertemente con nuevos caminos y acueductos que fomentan el desarrollo de cría y recría de animales en el secano, es un gran aporte a la economía regional. Nuestra ganadería ya cuenta con un importante número de productores que interactúan en el mercado provincial y que debemos ampliar hacia el norte de Neuquén y Río Negro, a fin de abrir más mercados en esas provincias.
Sin lugar a dudas, se debe mencionar al Turismo, ya que el sur mendocino ha sido naturalmente privilegiado con bellísimos paisajes, parajes, diversidad de escenarios; fuentes inagotables de recursos que estamos aprendiendo a disfrutar, a explotar, y que puede convivir excelentemente con las otras posibilidades productivas, potenciándose mutuamente. Desarrollando emprendimientos que las combinen, que promuevan, por ejemplo, nuestra gastronomía autóctona, con el conocimiento de nuestros procesos productivos, visitas a los nuevos desarrollos, entre otras tantas posibilidades.
No puedo dejar de lado el área del conocimiento. La capacitación de mano de obra especializada para las distintas posibilidades, coordinadamente con las ofertas teciarias y universidades de San Rafael, Gral. Alvear y Malargüe, así como escuelas secundarias orientadas hacia estas posibilidades de desarrollo. También en esto estamos trabajando.
Creo que, definitivamente, el Sur Mendocino está en condiciones de ser parte fundante y fundamental de la California argentina en la que Mendoza se está convirtiendo. Así, desde los ámbitos gubernamentales se deben priorizar políticas que vigoricen esta idea, y desde los ámbitos privados disponer de voluntades e ideas que fortalezcan las posibilidades.
El futuro está en este presente, es el momento de actuar en ese sentido. Hay que tomarlo firmemente.
Está en nuestras manos.
Por María José Sanz, diputada provincial (UCR-Frente Cambia Mendoza)
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