De eso se trata el convenio firmado por Bodegas de Argentina y Grupo Andreani a nivel nacional. La entidad gremial empresaria nuclea a unas 230 bodegas, de las cuales 160 son pequeños establecimientos cuya capacidad no supera los 2 millones de litros, las más afectadas por el problema.

Actualmente, según estimaciones del sector, colocar una botella en puntos de venta de distintas regiones del país implica un gasto de hasta $8 por unidad. A través del acuerdo con el prestador nacional ese costo podría bajar a cerca de los $5, con seguimiento de la entrega.

“Es el primer acuerdo de este tipo que concretamos para bodegas chicas, en definitiva las que más  sienten cómo se encarece la distribución empezando por la consolidación de envíos. Además, hay muchas que contratan un servicio que a su vez terceriza la entrega final. Por eso la idea es que el beneficio se extienda todo lo posible”, señaló el presidente de la Comisión de Pequeñas Bodegas de BA, Juan Pablo Marchena.

Más trazabilidad, menor costo

Por ahora el servicio de Enologística de Andreani abarca a restaurantes, vinerías y wine-clubs,   e implica una tarifa simple por bulto o caja puerta a puerta, tabulada de acuerdo al destino final dentro de un área de cobertura de más de 15 mil localidades en 6 regiones de todo  el país.

El mínimo a despachar es de 2 cajas (con una tarifa segmentada, incluído el retiro de mercadería en bodega, que arranca en los $50) y puede llegar a un contenido de 3 pallets como máximo; por ahora la entrega a supermercados, debido a los volúmenes y condiciones de entrega, pueden pactarse en paralelo y “a medida”, con otros valores.

Pero una de las preocupaciones pasa por lo que representan los re-despachos o tercerización cuando las distancias son largas. Para muchos la demora y la calidad en la entrega representan costos ocultos que recortan aún más el ingreso neto, sin contar el rol del distribuidor, que puede duplicar el costo final.

Para atenuarlo, el servicio comprende un sistema de trazabilidad que permite seguir la ruta del producto. Según Matías Castrosín, gerente comercial Interior de Andreani, “al ser interactivo le permite al remitente gestionar cualquier problema de distribución, y así no perder presencia comercial, una mejor rotación de la mercadería y reducir los créditos por no llegar en condiciones al cliente. Es lo más importante para que un bodeguero que también es responsable de vender su vino y cobrar cada operación se concentre en lo que sabe: elaborarlo”.

Tarifas en alza, el problema

De acuerdo a Bodegas de Argentina, lo que una bodega chica debe desembolsar para que su vino llegue a puntos de venta del mercado interno tiene una incidencia de hasta 20% en su estructura de costos. Por otra parte, los operadores coinciden en el incremento sostenido de los fletes terrestres.

“Es más caro un flete de Mendoza a Buenos Aires que el marítimo a Rusia”, resume el director general de Centauro Logística Internacional, Gustavo Mucarcel.

Con aumentos que superaron el 200%, el enólogo y productor Rolando Hilbing ilustra: “Hasta abril, por despachar diez cajas a un cliente en Buenos Aires el transporte que contrataba me cobraba 90 pesos y llegaba al distribuidor a 280, pero en mayo la tarifa subió a 300. A partir de ahí hablamos con los clientes para que opten por un flete y se hagan cargo de la tarifa; obviamente a algunos no les gustó, pero no nos quedaba otra porque  significaba regalar el equivalente a una caja”, describe el bodeguero, que despacha unas 80 cajas mensuales.

Fuente:  Miguel Ángel Flores – mflores@losandes.com.ar