El INTA junto con la Universidad Nacional de La Plata, el Senasa y agricultores familiares del Cinturón Hortícola del Gran Buenos Aires presentaron un bolsón para el transporte y comercialización de verduras frescas. Un proceso de más de dos años en el que participaron todos los actores de la cadena.
“El bolsón que transporte la verdura debe ser sustentable y económico para que llegue al consumidor fresca, limpia y que preserve su calidad”, afirmó Luis Pérez, presidente de la Asociación de Productores Hortícolas de La 1610.
Así, con esa premisa, investigadores del Instituto de Investigación y Desarrollo Tecnológico para la Agricultura Familiar (IPAF) Región Pampeana junto con estudiantes de la Universidad Nacional de La Plata, la Agencia de Extensión Rural La Plata del INTA, organizaciones de productores del cordón hortícola de La Plata y Florencio Varela y el Mercado Territorial de la Universidad Nacional de Quilmes iniciaron un proceso para pensar, diseñar y planificar qué tipo de envase es el mejor para los circuitos cortos de comercialización. El nuevo diseño es de código abierto y puede ser elaborarlo por cualquier persona u organización de manera gratuita.
El disparador del trabajo fue reemplazar las bolsas de polietileno, también llamadas “camiseta”, por un embalaje con materiales más sustentables y que ayuden a evitar el desperdicio de las hortalizas. “Las bolsas camiseta contaminan y, a largo plazo, son más onerosas para los consumidores”, señaló Sergio Justianovich, investigador del IPAF Región Pampeana del INTA.
“En el cinturón hortícola platense se producen las hortalizas que consumen a diario unos 14 millones de personas de la Ciudad de Buenos Aires y el conurbano bonaerense”, indicó Justianovich y agregó: “Para asegurar que los alimentos lleguen en las mejores condiciones hasta el consumidor, junto con los productores hortícolas trabajamos en el diseño de los envases”.
El nuevo envase fue diseñado para ser utilizado en la distribución de hortalizas frescas bajo la modalidad conocida como “bolsones”, que se enmarca en los circuitos cortos de comercialización, tales como las ferias directas del productor al consumidor y la distribución puerta a puerta o mediante grupos de consumidores organizados.
Para realizar esta prueba, la Cooperativa La Primera, integrante de la Red de Cooperativas Textiles de Buenos Aires dedicadas a confección de bolsos, marroquinería y textiles pesados avanza con la fabricación de 120 bolsones para 60 consumidores.
“Este nuevo envase no posee derechos de propiedad, ya que es de código abierto y se rige con un sistema de información pública en el cual, si una persona u organización quiere elaborarlo, puede hacerlo en manera gratuita”, destacó Laura Chierchie, becaria de la Comisión de Investigaciones Científicas de la provincia de Buenos Aires.
Ecológicos y sustentables
El prototipo de envase seleccionado fue presentado el 11 de mayo en la asamblea que la “La 1610”, de Florencio Varela, realizó junto con el Mercado Territorial y los nodos de consumidores.
El bolsón elegido, producto de pruebas y contrapruebas evaluadas con todos los actores del circuito desde hace más de dos años, es retornable y será utilizado en una primera instancia en el nodo de consumo Las chavas, en el Patio de la Rosas de Lomas de Zamora, pertenecientes al Mercado Territorial.
Laura Orsi, una de las referentes de Las chavas, destacó que “el hecho de que los técnicos del INTA hayan traído este prototipo de bolsón, luego de aquellos encuentros iniciales, hace que todos quedaran fascinados. Además, están dispuestos a participar, a llevárselos, a probarlos, a limpiarlos y a traerlos de vuelta”. Y agregó: “Yo confío en que lo van a hacer, y es buenísimo que hayan llegado a diseñar este bolsón que vemos hoy. Estamos muy contentos”.
Para los mercados de proximidad, es fundamental contar con un envase que, tanto en el llenado, el transporte, la conservación y la utilización de las verduras que salen de la quinta y llegan a la mesa de la familia, sea sustentable en lo sanitario, lo ambiental y lo económico.
En este sentido, Pérez contó su impresión sobre el prototipo de bolsón que empezará a funcionar: “Yo creo que va a andar bien, hay que darle una oportunidad a la gente; la gente empezó a exigir cosas y me parece perfecto que digan los consumidores ‘quiero higiene’”.
“Esto es un círculo –continuó Pérez– que lo formamos nosotros con mucho trabajo y no lo pensamos abandonar”.
En el mismo sentido, José Villa, del grupo “El Progreso” de la organización de productores Guadalquivir, manifestó: “Esto es para bien, todos los compañeros están de acuerdo y creemos que va a funcionar”.
A partir de la necesidad de contar con bolsas que sirvan para transportar las hortalizas fraccionadas, se realizó un breve relevamiento donde se identificaron quince casos de distribución de bolsones de verduras frescas en distintas zonas del país, con las cuales se compartió la experiencia y el envase diseñado para que puedan adaptarlo y replicarlo en los diversos territorios.
Nuevos envases para comprar alimentos
Los circuitos cortos de comercialización son formas novedosas de distribución de alimentos, basados en el acercamiento entre la producción y el consumo. Ferias de la agricultura familiar, comercializadoras solidarias, mercados públicos, mercados cooperativos mayoristas, compra directa del estado, son algunas de las experiencias que llevan a la práctica la relocalización de la producción y consumo de alimentos.
La venta de bolsones de verduras y hortalizas de estación es uno de los circuitos cortos que más se expandió en los últimos años. Esta modalidad ya es habitual en algunos sectores, especialmente de las grandes ciudades, que buscan alternativas económicas y saludables al tradicional circuito de ventas en supermercados o verdulerías.
“El proyecto surge de un trabajo colectivo de distintas organizaciones del cordón hortícola platense, de grupos de consumidores, del SENASA, del sistema de extensión del INTA, la Universidad de La Plata y Quilmes, a partir del armado de esquemas de comercialización en circuitos cortos de hortalizas frescas, donde aparece la necesidad de disponer de envases y embalajes funcionales y que se adecuen a esa dinámica de producción y de consumo”, señaló Justianovich.
Por su parte, Teófilo Isla –referente de la Comisión de Agricultura Familiar del Senasa (SENAF) – aseguró que, en el caso de la comercialización con bolsón, nos parece importante que el desarrollo de tecnologías apropiadas contemple dos cuestiones: por un lado, la mirada de la inocuidad de los alimentos, es decir, que no se produzcan contaminaciones a causa de la tecnología; y, por otro, la formalización y la trazabilidad.
“Nosotros aspiramos a que los canales cortos de comercialización puedan trabajar en forma legal, segura y con garantías de que no van a generar problemas a la salud”, destacó Isla y agregó: “Impulsamos el Convenio de Cooperación técnica INTA-Senasa para la Agricultura Familiar, donde se impulsan y desarrollan tecnologías apropiadas para fortalecer el sector”.
En este sentido, Edurne Battista, diseñadora industrial del IPAF, expresó que fue fundamental que en el proceso de investigación estuvieran involucrados todos los actores de la cadena. “Se hicieron talleres entre productores de alimentos, transportistas y consumidores con el equipo técnico, analizamos las bolsas camiseta para luego encuestar sobre los materiales y modelos de envases que ellos consideran como más adecuados”, manifestó.
A partir de estos datos, estudiantes de diseño de la UNLP confeccionaron 60 envases correspondientes a siete prototipos diferentes. Esos bolsones fueron evaluados por la organización de productores “la 1610”, el Mercado Territorial de la Universidad Nacional de Quilmes, los transportistas y los nodos de consumo.
Impacto ambiental: La huella de carbono de los dos envases retornables por consumidor, representan el CO2 –dióxido de carbono– equivalente a siete meses de uso de 48 Bolsas PEAD –que utilizaría ese consumidor durante el mismo período–. Es decir que, a partir del séptimo mes de uso, y durante la vida útil de esos dos envases retornables, habrá un ahorro significativo de CO2.
Impacto económico: En 6,6 años se iguala el costo de dos envases retornables (rafia laminada) y el de las 48 bolsas PEAD. Tomando como referencia la cotización actual para 120 Envases ($270 cada uno).
En tanto que en 3,7 años se iguala el costo de dos envases retornables y el de las 48 bolsas PEAD. Tomando como referencia una “cotización estimada/ proyectada” para 6.000 Envases Retornables ($150 cada uno).
Impacto social: Producto de lo anterior, se puede asumir que mejora el desempeño social de quienes producen y quienes consumen ya que se incorpora a todos los eslabones de la cadena de producción de alimentos –productores, transportistas y consumidores–, sumado a los fabricantes de envases, pertenecientes a la Red de Cooperativas Textiles de Buenos Aires.
Fuente:http://intainforma.inta.gov.ar/?p=49681
Sé el primero en comentar en «Diseñan un envase ecológico para transportar y conservar hortalizas»