San Rafael, Mendoza miércoles 15 de octubre de 2025

Pioneros, Colonos y Herederos: 48 años de Expotécnica en Villa Atuel

Entrevista al Profesor Víctor Giménez, referente de una tradición educativa y social que trasciende generaciones

Desde 1978, la Expotécnica de la Escuela 4-017 «Bernardino Izuel», ubicada en Villa Atuel, no solo ha sido un espacio para mostrar los trabajos de ciencia, arte y tecnología de sus estudiantes, sino también una celebración que involucra a toda una comunidad. A días de una nueva edición, dialogamos con el Profesor Víctor Giménez, quien desde distintos roles ha sido parte fundamental de esta historia.

“Hace algunos años, mientras organizábamos la Expotécnica con mi compañero de entonces, el profesor Hugo García, él me preguntó: ¿Qué genera la Expotécnica en la gente de Villa Atuel? ¿Por qué se preparan como para una fiesta?”, recuerda Giménez con emoción.
Y es que, según cuenta, basta con observar el pueblo en los días previos: se arreglan las veredas, se embellece la plaza, se pintan frentes de casas y locales. “Los vecinos y los alumnos se predisponen de otra manera: se visten, se arreglan especialmente para el acto de apertura, para el fogón… y ni hablar del baile de la Expo”, añade.

Un legado que comenzó en 1978

La Expotécnica nació de la iniciativa de un grupo de docentes liderados por el profesor Hugo García, quienes vieron en esta feria una forma de estimular el trabajo científico en la escuela y, al mismo tiempo, celebrar el aniversario del pueblo. Desde entonces, se convirtió en una de las tradiciones más significativas y perdurables de Villa Atuel.

Para el propio Víctor Giménez, su vínculo con la feria comenzó en la adolescencia. “Soñaba con ingresar a la escuela técnica solo por la admiración que me despertaba. Asistir al fogón era como participar de un teatro al aire libre”, recuerda. “Docentes como Benito Roccasalvo ornamentaban el escenario junto a sus alumnos, y Pedro Gerardi ya actuaba como locutor del evento.”

En sus comienzos, la feria se extendía durante tres días —viernes, sábado y domingo— y transformaba el pueblo. “Los participantes llegaban y se instalaban en carpas o casillas frente a la escuela. El Ejército montaba sus cocinas portátiles para preparar el tradicional locro, junto a padres y alumnos. Esa primera noche, el fogón se llenaba de números artísticos, y se invitaba a subir al escenario a los egresados según su promoción. Era un verdadero reencuentro de amistades y noviazgos que el tiempo había dejado atrás.”

Educación, ciencia y comunidad

Una de las características distintivas de la Expotécnica fue, desde el principio, su apertura a la comunidad. Los expositores que llegaban de otros departamentos e incluso de otras provincias, como Catriel o Neuquén, eran alojados por familias locales. “Las profesoras Alicia Petrini y Ana María Sánchez coordinaban esta tarea con admirable dedicación”, destaca Giménez.

La muestra se inauguraba oficialmente el sábado por la mañana, con un acto que incluía desfile de banderas, corte de cintas y la evaluación de trabajos, bajo los criterios de feria de ciencias nacionales. “Contábamos con jurados de altísimo nivel, como el Dr. Raúl Cima, el Dr. Raúl Hanna y el Farmacéutico Julio Rojo.”

“Recuerdo que, en aquellos años, los cómputos se hacían con calculadora científica, y Hugo García incluso había desarrollado un programa propio para acelerar el proceso”, comenta Giménez.

En 1993, Víctor se incorporó como auxiliar de informática, en momentos en que la escuela comenzaba a usar sus primeras computadoras. “Yo mismo había sido alumno y expositor antes. Recuerdo un trabajo sobre generadores eólicos que hicimos con un amigo. Era el germen de los aerogeneradores que hoy vemos en tantos lugares.”

Con el paso del tiempo, también le tocó organizar fogones junto a sus propios alumnos. “Fuimos adaptando las actividades: reemplazamos la suelta de globos por coreografías, incorporamos innovaciones y respondimos a nuevos desafíos, como la implementación de seguros escolares, que modificaron la duración del evento. Hoy, la Expotécnica se desarrolla los jueves y viernes, pero su esencia sigue intacta.”

La tecnología cambia, la esencia no

Lo que antes llevaba días —como la elaboración manual de certificados con tecnología extensil— hoy se resuelve en minutos con una impresora láser. Los evaluadores ya no necesitan papel ni calculadoras: acceden a formularios digitales mediante un código QR. “La tecnología ha cambiado, pero el espíritu es el mismo: educar, compartir, celebrar.”

Durante la premiación, se vive uno de los momentos más emotivos. “Es contagiosa la energía de los ganadores al subir al escenario y escuchar: ¡Y sí, hicieron un trabajo ganador!”, dice Giménez con una sonrisa. Destaca especialmente el apoyo de empresas locales, comercios, el municipio y exalumnos, que todos los años aportan estímulos económicos y donaciones para premiar a los mejores proyectos.

Un evento de todos

Con el paso de los años, la Expotécnica dejó de ser solo un evento escolar. Fue adoptada por toda la comunidad de Villa Atuel como una fiesta propia. Por eso, fue declarada de interés departamental por la Ordenanza Nº 4490 del Honorable Concejo Deliberante, y de interés provincial por el Decreto Nº 1480 del 30 de septiembre de 1996.

Los números hablan por sí solos:

  • Más de 4800 trabajos expuestos (entre 60 y 100 por año)
  • Más de 14.400 alumnos participantes
  • Más de 750.000 horas-hombre de estudio e investigación aportadas por los estudiantes
  • Más de 1.000.000 de horas-hombre aportadas por el personal docente, no docente y la comunidad
  • Un total estimado de 150 días de exposición
  • Más de 75.000 platos de comida servidos

Pero para Giménez, lo más importante no son los números, sino las personas. “Nada de esto hubiera sido posible sin docentes y directivos con compromiso y liderazgo: Delia Romero, Alia Derra, Juan Roccasalvo, Miguel Moreno, Eva Franco, y muchos otros. Sería imposible nombrarlos a todos sin olvidar a alguien. Cada uno dejó su huella.”

Rumbo a los 50 años

Hoy, con 48 ediciones cumplidas, la escuela técnica se prepara para celebrar medio siglo de historia. “Somos herederos de una obra inmensa. Los pioneros imaginaron, los colonos consolidaron, y nosotros, los herederos, tenemos la responsabilidad de seguir construyendo. Nos quedan dos años para festejar los 50, y lo vamos a hacer como sabemos: con trabajo, comunidad y mucha pasión.”

Y así, entre recuerdos y sueños, la Expotécnica sigue siendo un faro que ilumina el camino de la educación pública, técnica, inclusiva y comprometida con su entorno.

 

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