San Rafael, Mendoza lunes 13 de octubre de 2025

Ahora gatos escritores – Investigación realizada por Beatriz Genchi.

Ya sabemos que muchos escritores han encontrado en los gatos compañeros fieles, fuentes de inspiración y hasta arquetipos literarios. Entre ellos destacan Ernest Hemingway, conocido por sus numerosos gatos en Cayo Hueso y por sus reflexiones sobre la honestidad emocional felina; Jorge Luis Borges, quien bautizó a uno de sus gatos como Beppo en honor al felino de Lord Byron hasta le dedicó un poema. Edgar Allan Poe: Su obra, como la novela «El Gato Negro», lo asocia al mundo felino, aunque su gata se llamaba Catarina.

Otros autores como Julio Cortázar, los gatos aparecieron en sus obras, y los trataba como amigos íntimos en la vida real, Mark Twain comentó que si se mezclaran gatos y personas, la especie humana mejoraría, pero los gatos empeorarían, T. S. Eliot encontró en sus felinos inspiración poética, como se refleja en su obra, Óscar Wilde consideraba a los gatos como obras de arte, valorando su independencia y misterio, y creía que un gato aportaba la felicidad a un hogar y Osvaldo Soriano decía que un escritor sin un gato era como un ciego sin lazarillo, siendo los gatos testigos silenciosos de su vida y escritura.

Desde las antiguas religiones egipcias hasta el último meme de I Can Haz Cheeseburger (abreviado como ICHC) que es un sitio web con formato de blog que presenta videos. En 2007 cuando publicaron una imagen de un gato, con el texto «¿Puedo comerme una hamburguesa con queso?» y siguió publicando imágenes similares convirtió el sitio en un blog muy bien monetizado

Los felinos, la literatura y la cultura han disfrutado de una larga relación amorosa. Pero tal vez ningún otro felino haya caminado por la historia de la misma manera que lo hizo un gato mediterráneo cuando dejó huellas de patas en las páginas de un manuscrito del siglo XV de Dubrovnik, Croacia.

Mientras hojeaba el manuscrito medieval en julio de 2011, Emir O. Filipović, un asistente de docencia e investigación en la Universidad de Sarajevo, descubrió páginas del libro manchadas con las huellas de patas de un gato y tomó una fotografía, algo que planeaba compartir con colegas y estudiantes para reírse un poco.

«Nunca podría haber imaginado la atención que esas huellas recibirían posteriormente», escribió Filipović en un correo electrónico.

Envió la foto a su colega historiador Erik Kwakkel a través de Twitter en septiembre de 2012, pero no fue hasta principios de este año que las huellas de patas se convirtieron en un fenómeno de reblogueo, retuiteo y compartición.

«No es muy frecuente que un investigador pueda encontrar cosas curiosas mientras revisa registros de archivos monótonos y aburridos», dijo. “Pero cuanto más tiempo pase examinando manuscritos, más posibilidades hay de encontrar rarezas”.

La foto se presentará en el Álbum interactivo de paleografía medieval, una colección de ejercicios de transcripción destinados a ayudar a capacitar a estudiantes y aficionados en los aspectos prácticos de la lectura de textos manuscritos, especialmente cómo descifrar la escritura medieval.

Gentileza:

Investigación realizada por Beatriz Genchi.

Museóloga – Gestora cultural.

bgenchi50@gmail.com

Puerto Madryn – Chubut.

 

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