
La inflación en julio fue del 1,9%, según el IndecDaniel Basualdo
Factores como la suba en la tasa de interés y una demanda débil por la caída en los ingresos se combinan con cuestiones metodológicas en la confección del índice de precios; dudas para este mes
En la historia económica argentina reciente, un movimiento hacia arriba del dólar se asocia con un salto automático en la inflación. El Gobierno, sin embargo, recibió el mes pasado una buena noticia, al menos en el corto plazo: subió el tipo de cambio sin un traslado importante a los precios en ese período.
Mientras que en julio el dólar subió 13,6%, el Indec informó que el IPC avanzó ese mes 1,9%, una cifra que si bien implicó un alza de 0,3 puntos frente a abril, se explicó en gran parte por un rebote de los rubros estacionales (4,1%) y los precios regulados (2,3%). La inflación núcleo, en tanto, cayó de 1,7% a 1,5%, dato que el Gobierno se encargó de destacar.
Una serie de factores se combinan detrás de ese número de julio, que comprenden cuestiones macroeconómicas, como ingresos deprimidos que explican un consumo debilitado, o la fuerte suba de tasas de las últimas semanas, junto a cuestiones metodológicas propias de cómo se mide la inflación mes a mes.
De todas maneras, algunos números de agosto muestran ya una ligera aceleración de algunos precios, especialmente de los alimentos, que podría implicar un mayor traslado del ajuste cambiario durante este mes. La consultora LCG, que releva semanalmente precios online de 8000 productos de alimentos y bebidas, registró en las primeras dos semanas de agosto subas del 2% y del 1,1%, respectivamente. FMyA, por su parte, había relevado un 1,2% de suba de alimentos en la primera semana de agosto.

“El traslado a precios de una devaluación es menor, pero no nulo (pues en caso contrario el techo de la banda cambiaria sería innecesario)”, planteó el exministro Hernán Lacunza, en un mensaje compartido en su cuenta de X (exTwitter), donde describió como “algo desconcertante” el programa económico en curso.
Ese movimiento de inicios de agosto se dio, también, mientras el Gobierno endureció su política monetaria, con subas de encajes, licitaciones de títulos públicos “fuera de calendario” y una decisión de “retirar liquidez excedente”, que implicó incrementos en la tasa de interés. Y si bien se trata de números preliminares, ese rebote de los precios podría explicar el reforzado foco del Gobierno por propiciar una baja del dólar, que luego de cerrar julio en $1380 (subió casi 14% en el mes) cayó ayer a $1298 (con esa caída del 5,5% “devolvió” parte de la escalada del mes anterior).
Las razones de un menor pass through
Como se dijo, el dato de inflación de julio no reflejó un impacto directo del movimiento del dólar en los precios. Otro factor que explica esa dinámica es la cuestión metodológica en la confección del índice de inflación. Es que que la suba del dólar durante julio se concentró especialmente en la última semana del mes, mientras que la medición del IPC se realiza tomando el promedio de precios de bienes y servicios a lo largo de todo el período. En ese sentido, cualquier efecto de precios concentrado sobre los últimos días se mitiga en ese promedio y genera, a su vez, un potencial «arrastre» hacia el siguiente.
A su vez, el precio del dólar fue cambiando desde aquel momento y también tuvo su efecto. Ese movimiento a la baja del tipo de cambio, propiciado por el paquete de medidas conjuntas del Tesoro y el Banco Central, moderó las presiones al alza de algunos precios en el mercado interno.
“El dólar devolvió parte de la suba que había tenido en julio y, claramente [en el Gobierno], quieren que siga bajando. Evidentemente, algo de traslado a precios habían visto y no les habrá gustado. Es que, dado el escenario económico argentino actual, con todas las reformas que faltan, es más fácil hacer retroceder al tipo de cambio a que ajusten los precios de los bienes no transables», explicó el economista Gabriel Caamaño, titular de la consultora Outlier, al analizar los motivos detrás de las decisiones del Gobierno de subir los encajes a los bancos (la medida empieza a regir desde el próximo lunes) y endurecer su política monetaria.
En paralelo a este proceso, la dinámica de la economía real y el escenario macro también inciden en un menor impacto del movimiento del dólar sobre los precios. Por un lado, el reordenamiento macroeconómico impulsado por el Gobierno, con las anclas en el superávit fiscal y la decisión de finalizar el financiamiento monetario del déficit fiscal, sostienen menores expectativas inflacionarias. Y, en el mismo sentido, operan la virtual “ancla salarial” en las negociaciones paritarias (el Gobierno presiona para que sea aceptado un tope del 1% mensual) y la caída de los ingresos (especialmente en los trabajadores del sector público y los informales), que explican un consumo masivo estancado.
Entre enero y mayo, según cifras oficiales, los ingresos del sector privado formal retrocedieron en promedio un 5,5% interanual. “En los últimos meses, el salario formal real fue en caída, el nivel de empleo se encuentra bastante estancado, y los empleos que crecen son de baja calidad», dijo a LA NACION el economista Javier Okseniuk, director ejecutivo de LCG.
Si bien el analista destacó como “buena noticia” la dinámica de julio, planteó interrogantes sobre la evolución de los precios hacia adelante. “¿Esto quiere decir que ya dimos la vuelta de página respecto de deslindar la inflación del tipo cambio? No, de ninguna manera. Mucho va a depender del nivel de actividad que, si sigue en un terreno mediocre como el de ahora, es posible que convivamos con niveles de inflación más atenuados. Un nivel de actividad menguado y precios boyando entre el 1% y el 2% es un escenario muy factible en los próximos meses», precisó.
Ese diagnóstico también se vincula con el impacto de las recientes medidas del Gobierno: la consecuencia de su foco en controlar la liquidez y en “retirar el excedente de pesos” fue una fuerte suba de las tasas de interés de corto plazo en esa moneda. Se trata de una variable clave que, además de golpear a los bancos, también incide en el costo del crédito, uno de los motores que explicaron, a lo largo de 2025, la expansión de las ventas en rubros como autos, motos y otros bienes durables. ¿La consecuencia? Dólar controlado y menor margen para aumento de la inflación, a cambio de castigar el nivel de actividad.
Por Esteban Lafuente
Fuente:https://www.lanacion.com.ar/economia/por-que-en-julio-fue-menor-el-impacto-del-dolar-en-los-precios-y-las-alertas-que-se-encienden-en-nid15082025/





