Ante Los Angeles Galaxy, empezó desde el banco, ya recuperado de su lesión muscular, y fue clave para el triunfo 3-1 de local
Tras perderse dos partidos por una molestia muscular, Lionel Messi volvió a jugar con el Inter Miami y fue decisivo en el triunfo ante Los Angeles Galaxy, en una nueva jornada de la MLS. Entrando desde el banco, marcó un golazo de afuera del área y dio una asistencia de taco de primera, para la victoria 3-1 en el Chase Stadium de Fort Lauderdale.
El equipo de Javier Mascherano venía de perder dolorosamente ante Orlando City, por 4-1 de visitante, y tenía que mejorar su imagen. Aunque, no contó ni con Messi, ni con Rodrigo De Paul desde el inicio.
Con un clima de playoffs anticipado y el atractivo añadido de dos equipos que ya aseguraron su lugar en los cuartos de final de la Leagues Cup, desde el pitazo inicial, el conjunto local mostró una actitud dominante. Con circulación rápida, presión alta y un despliegue ofensivo que puso en aprietos a la última línea californiana. La sociedad entre los mediocampistas y los atacantes se tradujo en una constante sucesión de centros, pases filtrados y aproximaciones al área rival, dejando atrás la imagen mostrada en el último partido.
La primera situación clara del encuentro llegó a los 10 minutos y tuvo como protagonista a Luis Suárez. El uruguayo inició la jugada pivotando de espaldas en el borde del área para habilitar al haitiano Fafa Picault, quien y lanzó un centro que, tras un rebote, volvió a caerle al propio Suárez. El ex Barcelona definió con potencia al primer palo, pero la pelota se estrelló contra la base del poste izquierdo del arquero Novak Micovic.
Luego, con el desarrollo del partido algo más equilibrado y con LA Galaxy logrando contener parcialmente el ímpetu ofensivo local, llegó el primero del partido, pero que terminó siendo anulado. Inter Miami logró recuperar la pelota en el área rival y, en una jugada veloz y precisa, Suárez sacó a relucir su jerarquía. Desde la derecha del área, el uruguayo improvisó un potente taconazo hacia el centro, que encontró solo al venezolano Telasco Segovia, quien definió sin oposición ante el arco vacío.
Sin embargo, tras la celebración, el gol fue revisado por el VAR. Luego de unos minutos de chequeo, el árbitro canadiense Drew Fischer decidió anular la acción por una posición adelantada milimétrica en el inicio de la jugada.
El público de Inter Miami celebró con fervor el regreso del número 10, ausente en los últimos dos encuentros por una molestia muscular. El simple hecho de verlo en movimiento bastó para renovar el entusiasmo de los hinchas, conscientes del impacto que puede tener su ingreso en la recta final del encuentro.
Apenas segundos después de su entrada, Messi dejó una muestra de su lucidez habitual: desde una posición retrasada, ejecutó un preciso pase largo en diagonal hacia la carrera de Picault. El extremo logró anticiparse a su marcador, pero no pudo controlar con precisión y la jugada se diluyó. Fue un aviso de lo que podía generar el número 10, aun con poco rodaje, y un estímulo más para un público que vibró con cada intervención del capitán argentino.
En una de esas intervenciones, filtró un balón sorpresivo a último momento para dejar de frente a Luis Suárez. El uruguayo definió con potencia desde un ángulo cerrado, pero se topó con una gran respuesta del arquero Micovic, que desvió la pelota al córner y evitó lo que pudo ser el segundo gol del equipo de Mascherano.
Inter Miami mantuvo la iniciativa y fue el equipo más incisivo en la búsqueda del desnivel. La recompensa llegó a los 83 minutos, cuando apareció la magia de Lionel Messi. El capitán argentino tomó la pelota en tres cuartos de cancha y, con su sello inconfundible, encaró en velocidad. Primero se sacó de encima al uruguayo Lucas Sanabria con un amague corto, luego enganchó hacia su derecha para descolocar a la defensa y, finalmente, acomodó la pelota en su zurda. El remate, seco y preciso, se clavó contra el palo de Micovic, que se estiró en vano.
El estadio explotó en un grito de gol que fue también un desahogo: el regreso de Messi se coronaba con la conquista decisiva, que le daba la victoria momentáneamente por 2-1 y ratificó, una vez más, su condición de líder absoluto del equipo. Con este tanto, el campeón del mundo llegó a los 875 goles en su carrera.
El Chase Stadium estalló nuevamente, consciente de estar presenciando un capítulo más de la sociedad que marcó época en Barcelona y que ahora brilla en la MLS. El regreso de Messi no pudo ser más completo: con un gol y una asistencia, le dio el triunfo a su equipo y ratificó su papel determinante en cada aparición.





