En el Día Internacional contra el Dengue especialistas destacan la prevención con vistas a las próxima.
Cada 26 de agosto se conmemora el Día Internacional contra el Dengue, una jornada dedicada a visibilizar el impacto global de esta enfermedad en la salud pública y este año se propuso también en el marco del Día Mundial del Mosquito, que se celebró el 20 de agosto, una iniciativa con comunicaciones en redes sociales bajo el lema «Animal pequeño, amenaza global: el mosquito que desafía a la salud pública».
La campaña se diseñó con el objetivo de dimensionar la cantidad y gravedad de enfermedades de las que participa el mosquito como vector, y que lo hacen responsable de un mayor número de muertes que cualquier otro animal del planeta, propagando enfermedades como el dengue, el virus del Nilo Occidental, la fiebre amarilla, el Zika y el chikunguña. Representa todo un llamado a que la gente se sume a la iniciativa compartiendo información de prevención y ayudando a eliminar los criaderos en sus barrios.
El mosquito Aedes aegypti, muy difundido en la Argentina y presente en casi todos los países de la región, es uno de los más peligrosos y es el principal transmisor de los virus del dengue, Zika y chikunguña en las Américas. Se caracteriza por vivir dentro y en los alrededores de las casas y puede reproducirse en cualquier lugar o recipiente que acumule agua. Tarda entre 7 a 10 días para completar el ciclo de vida de huevo a adulto y vive como adulto alrededor de 4 a 6 semanas.
El dengue, el más prevalente de los virus transmitidos por este mosquito, afecta a nivel global a más de 390 millones de personas anualmente -de las cuales más de 96 millones presentan manifestaciones clínicas- y se producen alrededor de 20 mil fallecimientos5,6 . Los síntomas incluyen fiebre alta repentina, dolor muscular y articular intenso, cefalea, dolor retroocular, náuseas, vómitos, sarpullido y, en casos graves, sangrados, choque, y muerte.
Desde principios de 2023 hasta mediados de 2024, la transmisión con un pico inesperado de casos ha dado lugar a una cifra cercana al máximo histórico, con más de trece millones de casos y más de 8000 muertes relacionadas con el dengue en más de 80 países o territorios y en cinco regiones de la OMS: África, las Américas, Asia Sudoriental, Pacífico Occidental y Mediterráneo Oriental. Más del 80% de estos casos (11 millones) se han notificado en la Región de las Américas.
En opinión del Dr. Tomás Orduna , médico infectólogo tropicalista, ex jefe de Medicina Tropical y Medicina del Viajero del Hospital Muñiz y miembro del Comité Científico de la Fundación Mundo Sano, “si bien es imposible predecir la ocurrencia de posibles nuevos brotes de dengue, no tenemos que relajarnos por el hecho de que en el último verano la situación haya estado medianamente controlada. El mosquito Aedes aegypti demostró sobrevivir a los inviernos y es más que recomendable prepararnos para la próxima temporada implementando todas las medidas de prevención que estén a nuestro alcance”.
Por todo esto, el mosquito, y en particular el Aedes aegypti, se ha consolidado como un “supervector” urbano y domiciliario de un sinnúmero de enfermedades. Se reconoce fácilmente por su tamaño pequeño, sus patas con bandas blancas y negras y un dibujo blanco en forma de lira sobre el dorso. Es un mosquito de hábitos diurnos, particularmente activo al amanecer y al atardecer, y su picadura es casi imperceptible.
A diferencia de otros mosquitos que se reproducen en charcos o aguas pantanosas, el Aedes aegypti aprovecha ambientes urbanos: deposita sus huevos en recipientes artificiales con agua limpia estancada, como baldes, botellas, neumáticos, floreros, canaletas y cisternas sin tapa. Basta una tapa de gaseosa con agua para generar un criadero.
En ausencia de tratamientos antivirales específicos para estas enfermedades, la prevención es la herramienta más poderosa, y va a estar dada por acciones para evitar o disminuir la proliferación del mosquito vector y los cuidados personales para evitar sus picaduras.
Entre otras acciones, los especialistas recomiendan eliminar los criaderos domiciliarios, lo que se consigue vaciando, dando vuelta o cubriendo cualquier recipiente que acumule agua. También cepillar paredes internas de baldes, floreros y bebederos una vez por semana, incluso si parecen secos. Descartar objetos en desuso que puedan acumular agua de lluvia y mantener patios, jardines y balcones ordenados y secos.
Para protegerse de las picaduras se sugiere aplicarse repelentes que contengan DEET, IR3535 o Icaridina en piel expuesta, renovando según indicaciones; vestir ropa clara, de mangas y pantalones largos, especialmente en horarios de mayor actividad del mosquito (a la mañana temprano y durante el atardecer y noche); colocar telas mosquiteras en puertas y ventanas y utilizar mosquiteros sobre camas o cunas, especialmente en bebés y personas mayores.
“Lo que hace singularmente peligroso al Aedes aegypti es su capacidad de adaptarse al entorno urbano. No necesita selva ni lagunas: con una terraza descuidada o un patio con recipientes al sol es suficiente. Las enfermedades que transmite ya no son tropicales: son urbanas, metropolitanas y globales”, afirmó el Dr. Marcelo Quipildor, médico infectólogo, miembro de los servicios de infectología del Hospital Público Materno Infantil de Salta y del Hospital San Vicente de Paul, de Orán, Salta.
Los cambios ambientales y sociales de las últimas décadas han contribuido de forma alarmante a la expansión de este vector. Por un lado, el cambio climático ha ampliado el rango geográfico del Aedes aegypti: las temperaturas más cálidas acortan su ciclo reproductivo, aumentan la supervivencia de los mosquitos adultos y permiten la transmisión viral en regiones antes libres de estas enfermedades. Esto se suma a que las precipitaciones intensas o los períodos de sequía (que llevan al almacenamiento doméstico de agua) ofrecen más sitios de cría.
Paralelamente, la mayor urbanización sin planificación, el crecimiento de asentamientos informales, la falta de infraestructura básica y la movilidad internacional masiva son otros factores que alimentan la propagación del vector.
“Aunque no contamos con tratamiento específico para estas enfermedades, sí tenemos herramientas para detener su transmisión. Esto exige una vigilancia permanente sobre el comportamiento del mosquito vector, acceso equitativo a la vacunación y un cambio en la conducta social. La salud pública no es solo responsabilidad del Estado: comienza en cada domicilio”, reflexionó el Dr. Orduna.
Si bien hay proyectos en desarrollo, por ahora no hay vacunas aprobadas para la prevención de la infección por el virus Zika, y la vacuna para el virus chikunguña se encuentra comercializada en pocos países del mundo. Mientras que para fiebre amarilla hay una vacuna indicada para personas de 2 a 59 años residentes en zonas de riesgo y es recomendable para ingresar a regiones endémicas, como por ejemplo Brasil y países del sudeste asiático, entre otros.
Para el dengue sí existe una vacuna efectiva cuya administración debe ser indicada por un médico, considerando edad, historial clínico y condición general de cada individuo y de su zona de residencia. La vacuna tetravalente contra el dengue de Takeda, disponible en la Argentina desde noviembre de 2023, protege contra los 4 serotipos del dengue independientemente de que el individuo haya tenido o no dengue previamente. El esquema incluye 2 dosis separadas por 90 días entre sí. Varias provincias del Centro y Norte del país adquirieron partidas para aplicarlas en forma gratuita en las poblaciones de mayor riesgo.
El dengue en cifras:
- Más de 13 millones de casos en Latinoamérica entre enero de 2023 y mayo de 2024.
- Más de 600 mil casos en Argentina en la temporada 2023/2024.
- 84% menos de hospitalizaciones reportadas en las investigaciones con la vacuna.
Fuente:https://noticiasargentinas.com/sociedad/dengue–ponen-el-foco-en-el-mosquito–vector-de-un-sinnumero-de-enfermedades_a68ad81d007adec2a2d8da2e9





