San Rafael, Mendoza miércoles 16 de julio de 2025

Los soldados del Papa. II de II – Por:. Beatriz Genchi

El acto comienza con la lectura del juramento en los cuatro idiomas oficiales de Suiza: latín, alemán, francés e italiano. Después, cada nuevo guardia reafirma su compromiso en su lengua materna, sosteniendo con la mano izquierda el estandarte de la Guardia y levantando la mano derecha con tres dedos extendidos, como símbolo de la Santísima Trinidad. “Juro servir fiel, leal y honorablemente al Sumo Pontífice reinante, y a sus legítimos sucesores; consagrarme a él con todas mis fuerzas, sacrificando, si fuera necesario, incluso mi vida para su defensa. Juro también respetar, con la misma fidelidad, el colegio cardenalicio durante la vacante de la Sede Apostólica. Prometo además observar todo lo que exige el honor de mi estado”, exclaman.

Este año, la tradicional ceremonia fue pospuesta debido al fallecimiento del Papa Francisco. Se comunicó que se realizará una vez que se haya elegido nuevo Pontífice.

El uniforme de la Guardia Suiza es inconfundible: rayas en azul, rojo y amarillo, pliegues que evocan el Renacimiento, un yelmo brillante coronado por la característica pluma roja, y en sus manos, la clásica alabarda. Durante mucho tiempo se creyó que había sido diseñado por Miguel Ángel, aunque no existe evidencia que lo confirme. En realidad, el uniforme que hoy conocemos fue actualizado en 1914 por el comandante Jules Repond, quien se inspiró en el estilo renacentista.

Cada color del uniforme guarda un significado. El azul y el amarillo recuerdan a la familia della Rovere, a la que pertenecía el Papa Julio II, fundador de la Guardia en 1506. También, se sumó el rojo como homenaje a los papas de la poderosa familia Médici de Florencia, en particular a León X (sucesor de Julio II) y a Clemente VII, el Pontífice salvado por el heroísmo de los guardias durante el saqueo de Roma en 1527.

Aunque la imagen de la Guardia parece sacada de otro tiempo, también se adapta a los avances modernos. Desde 2018, el tradicional casco de metal fue reemplazado por una versión de alta tecnología, impresa en 3D y fabricada en PVC resistente a los rayos UV, un material más liviano y duradero. El nuevo casco mantiene el diseño clásico, pero resulta mucho más cómodo. “Ahora hay más espacio entre la cabeza y la parte superior del casco, lo que permite que el aire fluya”, explicó un miembro de la Guardia en una entrevista con CNN.

Ingresar a la Guardia Suiza no es una tarea sencilla. El cuerpo impone requisitos estrictos para asegurar la excelencia de sus miembros. El primer requisito es ser ciudadano suizo de nacimiento. Además, los aspirantes deben tener entre 19 y 30 años, medir al menos 1,74 metros, ser católicos practicantes y haber recibido todos los sacramentos. También deben haber completado la instrucción militar básica obligatoria en las Fuerzas Armadas Suizas.

A esto se suma la presentación de certificados de buena conducta y la condición de ser solteros al momento del ingreso. El compromiso mínimo de servicio es de 26 meses, aunque después de cinco años de permanencia, los guardias pueden solicitar permiso para casarse, siempre que cuenten con la autorización papal y cumplan con ciertos trámites administrativos.

En cuanto al salario, un miembro de la Guardia Suiza recibe una remuneración mensual que varía entre 1.500 y 2.000 euros, a lo que se suma alojamiento, alimentación, seguro médico y la posibilidad de acceder a formación continua dentro del Vaticano.

A finales de 2014, el Papa Francisco tomó la decisión de pasar al retiro al entonces comandante Daniel Rudolf Anrig, quien había liderado la Guardia desde 2008. Aunque no se ofrecieron explicaciones oficiales, diversas versiones señalaron que su estilo de liderazgo era considerado demasiado rígido y marcadamente militarista para la visión del nuevo pontificado. El 7 de febrero de 2015, Francisco nombró como nuevo comandante al coronel Christoph Graf, un oficial con larga trayectoria en el cuerpo y un perfil más cercano al estilo pastoral del Papa.

El embajador de Suiza en Argentina, Hans-Ruedi Bortis, tiene una historia que lo une directamente con la Guardia Suiza Pontificia. Antes de iniciar su carrera diplomática, a los 19 años, formó parte de este cuerpo militar de élite que protege al Papa.

“Vengo de una familia muy católica y siempre fui medio rebelde. Tenía curiosidad por conocer cómo funcionaba el corazón de la Iglesia Católica, Roma y el Vaticano. Además, un tío mío había sido guardia suizo y siempre me contaba historias sobre Roma. De joven también conocí a muchos italianos, me fascinaban su vitalidad, el idioma y su manera de vivir. Para mí, estaba claro que después del colegio quería ir a Italia y conocer el Vaticano”, recordó en una entrevista.

Como ex guardia, Bortis reconoció que mantiene un vínculo emocional muy fuerte con esa etapa de su vida. “Me tocó estar al servicio del Papa Juan Pablo II. Fue una experiencia única, ver de cerca su trabajo diario por la paz y por los más pobres del mundo”, relató.

El diplomático también explicó también que, para la mayoría de los jóvenes suizos, el servicio en la Guardia dura dos años, tras lo cual regresan a su país para continuar su formación académica o comenzar a trabajar. “Solo unos pocos se quedan hasta la jubilación, hasta los 60 o 65 años”, aclaró.

Cuando le preguntaron si, como embajador, todavía se siente parte de la Guardia, Bortis sonrió y respondió: “Guardia suizo una vez, guardia suizo siempre”. Un compromiso que se lleva para toda la vida.

Gentileza:

Beatriz Genchi
Museóloga – Gestora cultural.
bgenchi50@gmail.com

Puerto Madryn – Chubut.

 

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