Ahora que “El Eternauta” explotó en Netflix, también resurge el vínculo estrecho de Héctor Germán Oesterheld, su creador, con Trelew – Chubut. Es que su hermana Nelly vivió parte de su vida y formó una familia en la ciudad, pero pese al tiempo y la distancia, nunca dejó de buscar al célebre guionista.
En mayo de 2010, en Chubut medio centenar de personas ya habían dado sangre para buscar a familiares desaparecidos mediante la comparación de su ADN con restos NN para así intentar identificarlos y recuperarlos. La idea se llamó Iniciativa Latinoamericana para la Identificación de Personas y en Argentina la impulsó el Equipo Argentino de Antropología Forense, que entre otros casos logró identificar los restos de Ernesto “Che” Guevara en Bolivia.
“Se me ocurrió que mi ADN era el único en el planeta que es igualito al de él, porque el resto está fallecido y los parientes que hay son todos mezclados. Los dos con mayor parentesco éramos él y yo”, le dijo su hermana al Diario Jornada en una charla de mayo de 2010. “Fueron 6 gotas que se depositaron en tres soportes de un papel especial que permitiría almacenar la muestra por años, sin necesidad de congelación ni tratamiento especial”.
“De mi hermano recuerdo nuestro contacto de jovencitos en la casa paterna, porque después me casé y me vine a la Patagonia. La tragedia de su familia no la viví y me enteré porque también conmigo el asunto se puso bravo. Me volvieron del derecho y del revés para ver si con alguna infidencia mía averiguaban dónde estaba él, porque lo estaban buscando”. Nelly recordaba que “había mucho miedo en todos lados. Incluso se dieron cuenta del para qué tenerme al tanto por carta o teléfono de todo lo que pasaba, si yo también corría riesgo, aunque más no sea por portación de apellido. En fin…que sea lo que Dios quiera. Si sirve para algo, yo lo hice”. Ella murió en marzo de 2016 en Trelew cuando tenía 94 años…sin novedad alguna.
La trágica historia del hombre que creó El Eternauta: el más audaz e inolvidable de los cómics argentinos aquí reseñada. Oesterheld nació hace un siglo, militó en Montoneros, y la última dictadura militar lo “desapareció” junto a sus cuatro hijas,
Ya en los años 50 y principios del 60, las historietas de Oesterheld, publicadas con éxito en las revistas Misterix, Hora Cero, Frontera, deslizaban sutiles críticas al capitalismo, el colonialismo, el imperialismo. Un cliché de esos años: para algunos, simple pose. Para otros, compromiso auténtico…
La historia de El Eternauta empieza en Buenos Aires, con dibujos de Solano López, y en la revista Hora Cero, que dirigía Oesterheld. Mucho más que un cómic… Según su creador, ese viajero de todos los tiempos está inspirado en Robinson Crusoe: «solo, rodeado, preso no ya por el mar sino por la muerte». Un hombre aparece en la casa de Germán, guionista de cómics, y se presenta como Juan Salvo, el eternauta: un hombre atrapado en el espacio, buscando el modo de salvar a su familia de una tragedia
El desastre empieza con una extraña nevada que cae sobre la ciudad y mata a cuantos son alcanzados por sus copos radioactivos. ¿Qué hacer? ¿Refugiarse en casa (el individualismo), o combatir?
Ideológicamente, Oesterheld detestaba al héroe solitario: «Sólo la lucha colectiva tiene sentido». Pero Eva Perón fue una de sus heroínas, y de sus héroes, el Che Guevara. De quien, junto con Alberto y Enrique Breccia (ilustradores, pintores, historietistas), publican en 1968 una biografía, casi inmediatamente secuestrada y destruida por la dictadura de Onganía.
Solano López, su primer dibujante –y gran amigo– se preocupa. Sobre todo, después de El Eternauta II, cuyo guion, no disimulaba: exaltaba su compromiso político. Y recuerda: «Todo el trabajo de la segunda parte lo hizo en forma clandestina. Y protesté, porque él se excedía en el contenido militante y subversivo. Yo no les tenía simpatía a los militares ni a su sistema, pero el mensaje de Montoneros tampoco era de mi agrado. Y el personaje se desvirtuó. Yo no lo sentía. Me molestaba hacerlo, porque el personaje, según el guion, se movía, hacía y decía cosas que no encajaban».
Es extraña la identificación de Oesterheld con Robinson Crusoe, el personaje de la gran novela de Daniel Defoe (Londres, 1660-1731). Porque el famoso náufrago es un símbolo, una exégesis del liberalismo inglés a ultranza: el hombre que se salva por su inteligencia, su esfuerzo, y construye un mundo sin esperar ayuda alguna, metáfora de su desprecio al Estado…
Es más: Oesterheld dijo que «el héroe verdadero de El Eternauta es un héroe colectivo, un grupo humano. Refleja así, aunque sin intención previa, mi sentir íntimo: el único héroe válido es el héroe en grupo, nunca el héroe individual, solo».
La vuelta de campana ideológica, cada vez más profunda, angustia a Elsa Sánchez, su mujer: «En los primeros años de matrimonio sentí que alcanzábamos la felicidad y la plenitud, pero tuve la premonición de que algo espantoso iba a sucedernos. Primero se fracturó el grupo. Después, mis cuatro hijas… militantes de Montoneros. Y más tarde, las desapariciones. No acepto la lucha armada. Fuimos tan felices. Parecía imposible que el escritor pacifista y democrático…hubiera tomado partido por algo tan violento, poniendo en riesgo a sus hijas».
El 27 de abril de 1977 fue secuestrado por un grupo de tareas en La Plata. Por entonces ya habían desaparecido sus hijas: Diana (24), Beatriz (19), Estela (25) y Marina (18). Los «años felices en la casa de Béccar» –cita de Elsa Sánchez– se habían teñido de sangre. ¡Nunca aparecieron!
Pero –honor al talento– el 4 de septiembre es el Día de la Historieta Argentina: ese día de 1957, en la revista Hora Cero, nació “El Eternauta”. Creado y escrito por Oesterheld. El hombre que se encarnó en él hasta el supremo sacrificio, la muerte. Muerte no en un cuadrito de historieta. Real, brutal, monstruosa, vaya a saber en qué mazmorra de la última dictadura militar.
Gentileza:
Beatriz Genchi
Museóloga – Gestora cultural.
Puerto Madryn – Chubut-





