Las estimaciones anticipan que el centenario partido seguirá perdiendo bancas en las elecciones de medio término; una dirigencia dividida y la posible polarización entre libertarios y kirchneristas, algunas de las causas
Aunque todavía se mantiene en sordina, en las filas del radicalismo del Senado ya comienza a sentirse la inquietud por lo que avizoran un 2025 cargado de complicaciones políticas electorales y el impacto directo que esta situación tendrá en la representación que el centenario partido tendrá en la Cámara alta a partir de diciembre del año próximo.
Ya con una dotación acotada a 13 miembros, en las próximas elecciones de medio término el bloque que preside el correntino Eduardo Vischi pondrá en juego cuatro bancas, casi un tercio de su actual bancada. El número parece bajo teniendo en cuenta que habrá 24 escaños en juego en ocho provincias, pero el problema radica en que los pronósticos no son alentadores para la UCR.
Estos factores hacen que a las dificultades para revalidar las bancas se sumen las pocas probabilidades de ganar escaños en aquellas provincias en las que no tiene representantes y que renuevan su dotación el año próximo.
El problema se magnifica si se toma en cuenta que la UCR viene de perder seis bancas en las elecciones del año pasado, por lo que la sangría de senadores amenaza profundizarse y reducir a tan sólo nueve los miembros del centenario partido en la Cámara alta.
El número es de por sí bajo si se toma en cuenta que el año pasado, aunque traccionados por la boleta presidencial de Milei y no por el nombre de sus candidatos al Senado, la Libertad Avanza irrumpió con una bancada de siete miembros que la interna sin fin del oficialismo redujo a seis tras la expulsión del formoseño Francisco Paoltroni por su decidida campaña en contra la postulación de Ariel Lijo como juez de la Corte Suprema.
En las elecciones de medio término del año próximo el Senado volverá a renovarse por tercios, elegirán sus representantes 8 de los 24 distritos en que se divide el país. En esta ocasión será el turno de Capital Federal, Chaco, Neuquén, Río Negro, Tierra del Fuego, Santiago del Estero, Entre Ríos y Salta.
Si bien faltan varios meses para los comicios, la incertidumbre sobre qué performance podría tener La Libertad Avanza si se mantiene la inflación a la baja, hace que las previsiones en el radicalismo sean pesimistas incluso en aquellos distritos en los que, hasta la irrupción de los libertarios, la UCR parecía tener garantizada, como mínimo, una banca.
El caso más emblemático de esta situación es Entre Ríos, en donde la victoria electoral de Juntos por el Cambio que llevó a Rogelio Frigerio (Pro) a la gobernación anticipaba la posibilidad de retener la banca que hoy ocupa Stella Maris Olalla.
Pero Frigerio empezó a coquetear con una alianza electoral con “las fuerzas del cielo” y dejó a los radicales de la provincia mesopotámica llenos de interrogantes. A nadie escapa que una coalición del Pro con La Libertad Avanza en esa provincia dejaría a la UCR ante la posibilidad de caer a un tercer lugar que no otorga bancas en la Cámara alta.
Las noticias tampoco son alentadoras en la Capital Federal. Aquí, el que pone en juego su banca es Lousteau y los pronósticos no son alentadores, sobre todo si no se repite la alianza con el Pro. De hecho, una encuesta difundida en los últimos días ubicó al presidente del partido en un lejano quinto lugar, incluso con menos intención de votos que la Izquierda.
Otro distrito que presagia malas noticias al radicalismo es Tierra del Fuego. En diciembre vence el mandato de Pablo Blanco y todo indica que a la UCR no le alcanzará para revalidar ese escaño si los libertarios logran mostrarse como alternativa y polarizan con el kirchnerismo.
En medio de tanto pronóstico agorero, Chaco aparece como el único distrito que podría poner una sonrisa en el rostro centenario partido. El triunfo que colocó a Leandro Zdero como gobernador permitiría a los dirigentes radicales proyectar un futuro favorable a la hora de la renovación de la banca que hoy ocupa Víctor Zimmermann y soñar, incluso, con sumar un segundo escaño.
Los pronósticos favorables del radicalismo se apoyan en una gestión ordenada del actual mandatario y el contraste con el caos financiero que dejó la gestión de Jorge Capitanich, que terminó convertido en uno de los emblemas de los desmanejos y excesos del kirchnerismo en el poder que colaboraron, en la elección nacional unos meses después, a que Milei terminará alzándose con la presidencia.
En las provincias que renuevan este año y en las que la UCR no tiene senadores, el panorama parece igual de desalentador. En Salta, el radicalismo no ha ganado una banca desde que, en 2001, empezaron a elegirse los miembros de la Cámara alta por voto popular. En Río Negro, en tanto, el partido está dividido y no logra reposicionarse desde que perdiera la gobernación de la provincia en 2011.
Un caso similar al de Salta ocurre en Neuquén, a pesar de que el radicalismo a punto estuvo de conseguir una banca en el Senado en 2019 cuando la boleta la lideró Horacio “Pechi” Quiroga. Sin embargo, el dirigente falleció pocos días antes de la elección en la que Cambiemos logró un escaño que terminó ocupando Lucila Crexell, segunda en la nómina.
Desde que tomó el poder en la provincia, Santiago del Estero se ha convertido en un coto de caza electoral de Gerardo Zamora, que ha logrado en los dos últimos turnos alzarse con las tres bancas de la provincia, dividiendo votos para que una lista “muletto” que responde a sus órdenes gane el escaño por la minoría, relegando al radicalismo al tercer lugar