Algunos economistas califican al ajuste que lleva a cabo Luis Caputo como un clásico programa sostenido en el atraso del tipo de cambio, lo cual plantea el problema de la competitividad. Más ajuste y desregulación versus devaluación.
Argentina no tiene la misma competitividad de Estados Unidos
En el fondo de esta discusión persiste, por así decirlo, la crítica a la dolarización que por lo menos en el plano de los discursos el presidente Javier Milei no ha terminado de abandonar. El planteo es que la productividad argentina no es tan alta como la de Estados Unidos, para que el resultado final sean precios de productos más bajos. Salvo en alimentos, en el resto Argentina no es competitiva.
En la Unión Industrial Argentina (UIA), advertidos de esto, señalan que las fábricas producen de manera eficiente “puertas adentro”, pero que de las puertas para afuera los impuestos, costos financieros y logística les hace perder margen para exportar.
Industriales ya no reclaman tanta protección
De ahí que los industriales locales ahora estén modificando su discurso proteccionista tradicional. Están procurando que Argentina sea una plataforma de “friendshoring” de cadenas de valor para abastecer a empresas de Estados Unidos y Europa. Y para ello están demandando competitividad.
Recientemente, en el encuentro organizado por la Asociación Latinoamericana del Acero (ALACERO) en Buenos Aires, el titular del grupo Techint, Paolo Rocca, salió en respaldo de las política de desregulación del gobierno de Javier Milei, como así también de la rebaja de impuestos. No obstante, habló de la competitividad. Aclaró que “el tipo de cambio debe reflejar los flujos de comercio y no los de capitales de corto plazo”, algo que está ocurriendo ahora con el carry trade.
Los modelos clásicos de ajuste por tipo de cambio
Al respecto, el economista Emiliano Libman señala que “si bien no lo tenía tan claro al principio, evaluando casi un año de gestión, me atrevería a describir el esquema en curso como un programa de estabilización ‘basado en el tipo de cambio’”.
“Existe una dinámica ‘clásica’ en la cual el tipo de cambio aumenta menos que los precios y las tasas de interés bajan (por el efecto de la menor expectativa de devaluación). Se produce entonces un cóctel que combina un tipo de cambio real y tasas de interés reales más bajas, la expansión del crédito y una recuperación o incluso expansión de la actividad”, describe el economista investigador del CONICET.
Pero Libman advierte que “en algún momento, el proceso se queda sin nafta, porque el déficit por cuenta corriente se suele incrementar”. “Esto se debe a la combinación de un mayor el endeudamiento externo total, su correspondiente carga de intereses y el mayor déficit comercial”, explica. Detrás de ello viene una devaluación y reinicio del ciclo.
Eugenio Marí, Economista Jefe de la Fundación Libertad y Progreso, tiene una mirada menos pesimista, en tanto que rechaza la hipótesis de los profesionales que están encuadrados en la escuela estructuralista, que consideran que la falta de dólares en países como Argentina se debe a que la oferta exportable basada en materias primas o manufacturas de origen industrial nunca alcanza a generar los dólares necesarios para pagar el incremento de las importaciones.
Marí considera que “no necesariamente” se tiene que quedar “sin nafta” el modelo de Caputo, “salvo que mantengamos regulados los precios de manera que sea inconsistente con todos las demás variables”. Reconoce que puede haber una “restricción externa” como señalan los estructuralistas, pero “solo existe si se quiere poner un precio del tipo de cambio inconsistente”.
Marí afirma que la economía argentina puede funcionar con un tipo de cambio apreciado “pero eso es sostenible con una mejora de la productividad media”. Por eso señala que las reformas económicas que permitan conseguir ese objetivo sin tener que tocar el precio del dólar “hay que hacerlas con urgencia”.
Brasil apura su devaluación
Los países suelen ser bastante prácticos. Ante el reciente triunfo de Donald Trump en las elecciones de Estados Unidos y previendo que de la mano del republicano se va a venir una devaluación del dólar para desalentar importaciones, gobiernos como el de Brasil comenzaron ya a devaluar sus propias monedas.
Andrés Reschini, de la consultora F2 Soluciones Financieras, piensa que el principal ancla que tiene el modelo de Caputo es el fiscal, no el cambiario, y en ese sentido cree que puede funcionar. “Creo que el ancla principal es la fiscal, más allá de que el ancla cambiaria que se usa para precios”, explicó. Reschini señala que “es cierto que probablemente la industria demanda mayor volumen de importaciones, pero me parece que para eso el plan también apunta a que crezcan fuertemente las exportaciones, sobre todo lo vinculado a energía”.
El consultor independiente Ivan Carrino, en tanto, rechaza la idea de que actualmente el dólar está “retrasado”. “Entre diciembre 2017 y octubre 2020 los precios en dólares cayeron 70% en Argentina (medido al dólar paralelo). Hoy están, todavía, 18,6% por debajo de diciembre 2017”, afirma.
El punto débil del modelo es el sector externo
En tanto, la consultora GMA Capital sostiene que hasta el momento ha funcionado bien lo que le ha permitido al gobierno ir pagando vencimientos en dólares sin tener que negociar un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) pero advierte sobre el punto débil del modelo.
“Lo cierto es que el modelo actual encontraría un alivio ante un ingreso significativo de divisas. El eslabón más débil de la cadena es el externo: el déficit de cuenta corriente cambiaria ascendió a u$s3.860 millones en los últimos 4 meses, los vencimientos del Tesoro en moneda extranjera suman u$s 11.700 millones en 2025 entre títulos públicos y FMI, y las reservas netas son negativas por u$s5.581 millones (metodología FMI)”, señala en su ultimo reporte. GMA Capital agrega que “para colmo, aunque el levantamiento de controles estaría en el horizonte, no hay una fecha cierta”.
Fuente:https://www.ambito.com/economia/se-quedara-nafta-el-modelo-javier-milei-una-vez-que-arranque-la-n6080236