Indiscutiblemente, Salvador Dalí, quien nació un 11 de mayo de hace más de 120 años, es considerado uno de los máximos representantes del surrealismo y uno de los artistas más reconocidos del siglo XX.
Su particular técnica reflejada en sus inusuales pinturas, esculturas, joyas, películas y en su arte interactivo de tamaño natural marcaron el comienzo de una nueva generación de expresión imaginativa, tal como lo señala el sitio web del Museo Dalí de San Petersburgo, en Florida (Estados Unidos). Pero no solo el arte de Dalí es excéntrico.
Su vida privada estuvo plagada de características que lo hicieron un hombre poco común. Y esas particularidades también se observaban en su apariencia física. Porque cómo hablar de Dalí sin mencionar su bigote.
Incluso él mismo escribió un libro de humor absurdo con su amigo fotógrafo Philippe Halsman bajo el nombre «Dalí’s Mustache» («El bigote de Dalí»). La primera edición se publicó en octubre de 1954 en Nueva York; Le siguieron ediciones en francés, ligeramente modificadas en las décadas de 1980 y 1990. El libro se subtitula «Una entrevista fotográfica”. En una página se dirige una breve pregunta a Dalí, que el artista responde al pie de la página siguiente.
Halsman vivió y trabajó desde 1940 -y hasta su muerte- en Estados Unidos. En 1941 conoció a Dalí en Nueva York, y permaneció allí con Gala desde 1940 hasta 1948 trabajando como escritor y pintor. Halsman y Dalí se hicieron amigos y lo siguieron siendo por el resto de sus vidas.
La idea del libro surgió de Richard «Dick» Simon, uno de los fundadores de la editorial Simon & Schuster, cuando Halsman le mostró fotografías de Dalí, que estaban destinadas a la revista Life.
Halsman le sugirió el proyecto a Dalí con el comentario de que hay muchos libros sobre artistas, pero que nunca antes y eso sería un homenaje muy especial, se había hecho un libro entero a «un detalle del artista». A Dalí le gustó esta idea. A lo largo de varios meses, se desarrolló un proyecto de cooperación en el que ambos artistas aportaron ideas y las pusieron en práctica juntos.
La primera edición, fue publicada en Nueva York, y completamente en inglés. Halsman había traducido el peculiar francés del catalán en el prefacio. La parte trasera del libro muestra una «¡Advertencia! Este libro es absurdo».
En la primera parte del prefacio, Dalí explica en primera persona su desarrollo desde la infancia hasta su «primera campaña americana». En la segunda parte -el bigote ya se ha convertido en una parte importante del artista- Dalí cambia el punto de vista narrativo y escribe sobre Dalí en tercera persona. Menciona a Dalila, que también sabía del poder del cabello y hace una referencia a «Laporte», el «inventor» de la Magia naturalis, que consideraba al vello facial como antenas sensibles, que podían captar inspiraciones creativas. A través de Platón y Leonardo da Vinci y su «gloria del vello facial», Dalí llega al siglo XX, «en el que iba a ocurrir el fenómeno peludo más sensacional: el del bigote de Salvador Dalí».
Ambos artistas dedicaron el libro a sus cónyuges (Dalí y Gala (Elena Ivanovna Diakonova) se casaron en 1934, Halsman e Yvonne Moser en 1936). «A Gala que es el ángel de la guarda de mi bigote”. Salvador Dalí, en francés. «A Yvonne por quien me afeito todos los días”. Philippe Halsman, en francés.
En una encuesta de 2010, el bigote de Salvador Dalí fue votado como el más famoso de todos los tiempos. Y, como no podía ser menos, en el campeonato mundial de barbas y bigotes, el «bigote Dalí» tiene su propia categoría.
Pero ¿cómo hacía Dalí para crear y mantener su fino y puntiagudo bigote? Un día le contó su secreto a la BBC. En mayo de 1955, Salvador Dalí fue entrevistado por el presentador Malcolm Muggeridge de la BBC. La conversación fue en inglés, idioma que distaba mucho de ser fácil para el artista, que hablaba catalán, español y francés.
«Mi inglés es muy, muy problemático. Pero esto no es importante porque si alguien logra captar un pequeño pedazo de mis ideas, esto es absolutamente suficiente, porque las ideas «dalianas» poseen un tremendo poder germinador», dijo en su inglés que acentuaba fuertemente las erres.
El presentador empezó la entrevista sin rodeos: «¿Cómo hace para producir un bigote tan maravilloso?» Dalí comenzó con: «Mi bigote es muy alegre» y siguió diciendo que al principio usaba un producto natural: una fruta. Específicamente dátiles. «Al finalizar la comida, no me limpiaba los dedos y me ponía un poco en mi bigote y así quedaba (firme) toda la tarde. Era muy eficiente», explicó. Mientras pasaban los años luciendo su bigote que ya era parte fundamental de su identidad, el aceite de dátiles dejó de ser práctico.
Dalí explicó que más tarde comenzó a usar un producto industrial para mantener la firmeza de su marca personal. Se trataba de una cera o pomada de origen húngaro. El escritor francés «Marcel Proust usó la misma. Él usaba la cera de otro modo… más deprimente y melancólico», describió Dalí. «Contrariamente, mi bigote es muy alegre, muy puntiagudo, muy agresivo», afirmó.
El artista comento también que por las noches limpiaba su bigote y este volvía a su posición natural con una textura mucho más suave. Y que nuevamente por la mañana solo demoraba unos pocos minutos para devolverle la vida. «Solo tres minutos (necesito) para arreglar mi bigote», detalló. «Y cada día se vuelve más práctico para mi inspiración», aseguró.
Salvador Dalí murió de una falla cardíaca en 1989 a los 84 años, en Figueres, España, la misma ciudad donde nació. Su cuerpo fue enterrado en la cripta del Museo Dalí en la localidad catalana. En 2017, su cuerpo fue exhumado para obtener muestras de ADN por una demanda de paternidad que finalmente resultó negativa. Y tan bien cuidó su bigote en vida, que 28 años después de su muerte, al exhumar su cuerpo, el mostacho seguía en perfectas condiciones.
«Fue como un milagro… su bigote marcaba exactamente las 10:10 y su cabello estaba intacto», dijo en ese momento Narcis Bardalet, quien estuvo a cargo de embalsamar el cuerpo de Dalí.
Claramente el artista fue un hombre extraordinario tanto en vida como después de su muerte. Y su bigote es un reflejo de ello. «Cada mañana cuando me levanto, experimento otra vez un placer supremo, el de ser Salvador Dalí», dijo el artista según publica la página web del museo.
Gentileza:
Beatriz Genchi
Museóloga-Gestora Cultural-Artista Plástica
Puerto Madryn – Chubut.