Este hecho fue una respuesta clave al uso desenfrenado de plumas y aves en la moda de los sombreros durante la era victoriana, y las mujeres que lideraron este movimiento jugaron un papel fundamental en la conservación de aves y la conciencia ambiental.
Las aves siempre han tenido la facultad de cautivarnos, ya sea por su melódico canto, por la infinita variedad de colores en sus plumas o por la gracia que manifiestan en su vuelo, de ahí que hayan inspirado numerosas creaciones poéticas e investigaciones científicas. Y aunque sus exóticas formas así lo sugieran, no son criaturas tan lejanas a nosotros; su estudio podría esclarecer muchos de los misterios de nuestro propio comportamiento: hay especies que celebran funerales; otras, capaces de bailar con ritmo, y algunas, tienen la habilidad para crear obras de arte.
Harriet Hemenway y Minna Hall, dos mujeres de Boston, fueron las figuras clave detrás del boicot mencionado. A finales del siglo XIX, indignadas por la caza masiva de aves, especialmente garzas, para satisfacer la moda de los sombreros con plumas y aves taxidermizadas, decidieron organizarse para detener esta tendencia destructiva.
Estas aves eran cazadas en plena temporada de apareamiento, lo que tuvo consecuencias devastadoras para las poblaciones de muchas especies.
Hemenway y Hall comenzaron una campaña incansable para convencer a las mujeres de clase alta de Boston de dejar de usar sombreros adornados con plumas y aves. No solo apelaron a la conciencia ambiental, sino que destacaron la crueldad de la práctica y su impacto en la biodiversidad.
Reunieron un grupo significativo de mujeres que apoyaron su causa y, con el tiempo, fundaron la Massachusetts Audubon Society, una de las primeras organizaciones en los Estados Unidos dedicada a la protección de aves y la conservación del medio ambiente. El impacto del boicot fue significativo.
La presión social y el activismo liderado por estas mujeres contribuyó a la promulgación de leyes en Estados Unidos, como la Ley de Aves Migratorias de 1918, que prohibía la caza y venta de aves migratorias y sus plumas.
El boicot al plume (así llamaron al movimiento) es un claro ejemplo de cómo las modas, cuando no se regulan y son impulsadas por el consumismo, pueden tener consecuencias devastadoras para el medio ambiente.
La National Audubon Society se fundó en 1905, en los años después de los principios del conservacionismo estadounidense y como parte de un creciente movimiento para proteger a las aves. Los esfuerzos de Massachusetts pronto ayudaron a inspirar organizaciones similares en todo el país.
Cuando la National Audubon Society se constituyó en el estado de Nueva York, los miembros locales ya habían establecido esfuerzos clave de conservación de aves en todo el país, incluido el Conteo Navideño de Aves, donde los voluntarios hacen un balance de las poblaciones de aves de principios de invierno, y el primer Conteo Nacional de Vida Silvestre de los Estados Unidos.
En las décadas siguientes, la organización estuvo en la primera línea del movimiento conservacionista, guiando la aprobación de políticas clave. Audubon también construyó centros y santuarios naturales en todo el país; y ayudó a aumentar las poblaciones de muchas especies de aves en peligro. El trabajo de Audubon continúa hoy en todo el hemisferio en forma de investigación científica, formulación de políticas, educación, participación comunitaria y conservación y gestión de 300 millones de acres de hábitat de aves.
Quienes han leído alguna vez estos escritos saben que invariablemente lo hago desde mis lecturas. Siempre tengo dos o tres libros entre manos y pueden ser de temáticas por demás diversas.
Y como hoy no podía ser distinto… “Esa cosa con plumas” es un libro de Noah Strycker. Un escritor, fotógrafo y ornitólogo estadounidense, quien ha viajado por 41 países a lo largo y ancho del mundo para estudiar a las aves. Ostenta el récord mundial de mayor número de avistamientos de aves distintas en un año: 6042; también es editor asociado de la revista Birding y ha publicado Birds of Photo Ark; Birding Without Borders. An Obsession, a Quest, and the Biggest Year in the World, y Among Penguins. A Bird Man in Antarctica.
“Esa cosa con plumas” se ha traducido al japonés, chino, italiano, polaco, holandés y por fortuna, ahora al español.
En él se plantea un refrescante acercamiento al campo de la ornitología, invita a la investigación multidisciplinaria y da ejemplos de cómo puede influir el estudio de las aves en ciencias como las matemáticas y la medicina. Por allí está bueno darle una mirada.
Recuerdo aquello de: “No se puede querer lo que no se conoce”.
Gentileza
Beatriz Genchi
Museóloga-Gestora Cultural-Artista Plástica.
Puerto Madryn – Chubut.