Se cumplen 9 meses de la gestión de Javier Milei y considero oportuno hacer un pequeño repaso de los ítems sensibles de esta gestación.
Hace 3 meses escribí un artículo llamado ”, y en él me planteaba si es preciso resignar lo ideal en pos de lo posible y si lo posible era lo suficiente como para que el ideario liberal no muera antes del parto.
Empecemos con las malas noticias y con las que tienen, al menos, puntos suspensivos.
La noticia más nefasta de las “fuerzas del cielo” es que ese cielo está nublado y tormentoso. Uno de los puntos “flacos” del gobierno son algunos de sus legisladores, no solo por su escaso número, sino porque el nivel que algunos de ellos exhiben deja mucho que desear. Lo bueno es que la presidencia ha optado por no “meterse” en asuntos de otro poder del estado o por condenar los actos más incorrectos sin importar que el involucrado sea parte del espacio propio, lo cual resulta tan bueno y loable como inusitado en nuestra Argentina.
Entiendo que hay un plan general que debe seguirse para que este proyecto funcione y que los legisladores deben encolumnarse detrás del mismo, pero eso no exime a los congresistas del hecho de que parece no caérseles una sola idea, y cuando se les cae la mayoría dan “miedito”.
Para el 2025, Milei deberá ajustar más la mira y encontrar referentes serios, formados y con algo de experiencia que acompañen el proyecto y que coordinadamente sumen propuestas. Soy consciente de que lo que estoy pidiendo es muchísimo y que seguramente siempre fue lo que pretendieron, pero la realidad muestra que por ahora son más los fiascos que las alegrías en ese tema.
Dentro de esta cuestión de “ocupar espacios” está el tema de las terceras, segundas y hasta primeras líneas “vacantes” ocupadas por funcionarios de gestiones anteriores. Al respecto, el decir que todos los que se arrepientan y abandonen el “pecado estatista” y abracen las ideas de la libertad serán tratados como “hijos pródigos” resulta una medida inteligente, inevitable y peligrosa.
Es inteligente porque olvida la grieta política y presenta a la grieta moral como el determinante redentor: no importa de dónde venís mientras te sumes con sinceridad. Es inevitable porque no tiene soldados suficientes y necesita aliados. Y es peligrosa porque esos aliados pueden resultar ser mercenarios, traidores o infiltrados que solo pretenden destruir o entorpecer los planes. El peligro de dejar a los que están por falta de reemplazos acarrea irremediablemente un costo político, pero este costo es menor que el que pagaría si los reemplaza con inoperantes o impresentables nombrados por él.
Otro aspecto criticado son los modos que, aunque no sean los que prefiero, son los que lo llevaron a la presidencia y los que le aseguran la comunicación con sus electores. Así mismo me parece que este asunto está varios renglones debajo de otros en el orden de los puntos negativos.
Para terminar con los ítems malos está el tema del juez Lijo. No soy versado en este asunto como para definir si este candidato es probo o no, tampoco creo que su candidatura responda a un acuerdo con Cristina. Lo cierto es que no entiendo el porqué de la insistencia en proponer a alguien que despierta tanta polémica y suspicacias, esto genera demasiado daño al espacio.
Entre los puntos positivos quiero destacar en primer lugar algo que es una novedad impensada entre los gobiernos argentinos: parece haber un plan a largo plazo meticuloso y muy bien diseñado, y además el gobierno muestra la convicción y la fortaleza suficiente como para cumplir sus objetivos a pesar de las dificultades y las tentaciones demagógicas de abandonarlo.
Otro punto es la baja de la inflación, algo innegable e inaudito. Se están sincerando las variables, suspendiendo las intervenciones en la economía, recortando los gastos y resolviendo los desastres financieros en tiempo record y todo este ajuste con un costo social inevitable pero razonable, costo indeseado, pero dentro de lo aceptable.
Aunque resulte increíble no hay piquetes. No necesito ahondar más en este tema, como diría Adorni: fin.
En otro ámbito, parece haber comenzado una verdadera batalla contra el delito. Rosario y la baja de la tasa de asesinatos es un ejemplo de ello y el apoyo político a las fuerzas de seguridad es otro. Es para destacar en este rubro, la puesta en valor de las fuerzas de seguridad y de las instituciones patrias. Sólo faltaría la participación de las escuelas en las celebraciones de las fechas patrias.
En línea con esto, se ha dejado de gastar dinero en áreas públicas cuya existencia no generaba ningún beneficio. Tal es el caso del ministerio de la mujer. el siguiente gráfico del Observatorio de Femicidios de la Defensoría del Pueblo de la Nación compara el número de femicidios del primer semestre de los últimos 8 años.
Se puede observar que el lamentable número de mujeres asesinadas no ha aumentado con el cierre del ministerio, incluso ha bajado. Por desgracia este descenso no es significativo.
Argentina, de la mano de Milei y su imagen, pese a quien le pese, se está proyectando nuevamente al mundo. Estamos del lado correcto de la historia, del lado de aquellos países que creen en la libertad y en el individuo.
Hasta aquí llegó este breve punteo de lo que el embarazo de Milei nos ha traído. Hay mucho por recorrer y mucho por rectificar, pero como se dice en el futbol: es más fácil corregir desde el triunfo que desde la derrota y por ahora creo que estamos ganando.
Rogelio López Guillemain
fidias1967@gmail.com
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