Se trata del garbanzo, cuya producción se centra en Córdoba y Salta; es rico en proteínas, vitaminas y lípidos
En la Argentina, el consumo de legumbres es muy bajo en comparación con otros países. La estimación es de 800 gramos al año por habitante (frente a 8 kilos anuales/persona promedio mundial), lo que implica un mercado interno de entre 36.000 y 40.000 toneladas anuales, integrado en 60% de lentejas, 23% de arvejas y 17% entre garbanzos y porotos. A pesar estar abajo en la tabla, el garbanzo viene en crecimiento. Rico en proteínas, en almidón y en lípidos, sobre todo de ácido oleico y linoleico, es buena fuente de fibra y energía.
Pablo Campo, presidente del clúster de garbanzo de Córdoba, explica que la suba del consumo se relaciona con el cambio en los hábitos alimenticios: “Durante la cuarentena, muchos consumidores recurrieron a productos como legumbres y harinas que se pueden almacenar por mucho tiempo. Además, las recomendaciones de los nutricionistas y la popularidad de la dieta vegana también han incrementado la demanda”.
Foto ilustrativa: PIXABAY
El crecimiento del consumo de legumbres es lento en la Argentina, subió alrededor de 200 gramos en una década. Campo apunta que en los países europeos y en Estados Unidos, la evolución es más rápida porque la cultura de la cocina doméstica es distinta y eso ralentiza.
La Argentina en promedio produce entre 120.000 y 130.000 toneladas anuales de garbanzos, de las que cerca del 95% se exporta. Este año, en Córdoba -principal productora junto con Salta, provincia que utiliza sistemas de riego– se recuperó la superficie sembrada porque al inicio de la campaña había humedad en los suelos: ahora es clave que haya lluvias en la primavera.
Oferta
Campo aporta que la producción de garbanzos mejoró porque hay “esfuerzos significativos para mejorar la oferta genética” a la vez que se busca ampliar los programas de exportación. “Hay producción suficiente para tener disponible producto”, sintetiza. Desde las cámaras empresariales y desde el clúster se hacen de manera permanente “acciones culinarias” para mostrar los beneficios nutricionales de las legumbres; su versatilidad a la hora de cocinar y su precio que está al alcance de las familias.
Las proyecciones del consumo interno son “prometedoras” ya que comienzan a jugar factores directos e indirectos a la hora de medir la demanda y la oferta. Por un lado, se espera un aumento en la producción mundial, lo que determinará más disponibilidad del tipo Kabuli y podría satisfacer la creciente demanda tanto a nivel nacional como internacional y dispondría saldos que apalanquen el consumo.
Otro punto es la sostenibilidad. “La información sobre las huellas ambientales de los productos, como el garbanzo, está generando conciencia entre productores, industriales, comerciantes y consumidores -describe Campo-. Por ejemplo, el garbanzo es un cultivo con una alta eficiencia del uso del agua, generando un impacto positivo en los sistemas agrícolas”.
Colabora con el mayor consumo local la innovación y valor agregado que están en expansión; hay harinas e ingredientes funcionales a partir del garbanzo, “lo que podría abrir nuevos mercados y aumentar el consumo”, como también más snacks y productos de panadería como dips (untables), preparados vegetales y comidas listas. Estos productos ya están ganando popularidad en mercados como Europa, Asia Pacífico y Estados Unidos, con lanzamientos significativos en países como India, Reino Unido, Canadá, Australia e Italia.
“Se están explorando alternativas para agregar valor al garbanzo, como la producción de proteínas aisladas de origen vegetal y otros productos derivados -precisa Campo-. El tipo de proteína que contiene el garbanzo es de alta calidad, por cual estos productos no solo aumentaran el valor del garbanzo, sino que también abren nuevos mercados y oportunidades de negocio”.
Gabriela Origlia
Fuente:https://www.lanacion.com.ar/economia/campo/auge-furor-por-el-consumo-de-una-legumbre-que-los-nutricionistas-recomiendan-por-sus-propiedades-nid10092024/