Conferencia de prensa del ministro de economía, Luis Toto Caputo junto al presidente del banco central Santiago Bausili.Rodrigo Nespolo
Bausili retomaron lo que había dicho el presidente Javier Milei y dieron a conocer las primeras medidas después de aprobada la Ley Bases; la deuda cambiará de manos y pasará de la entidad monetaria al Tesoro; expectativa por la evolución de las tasas
El objetivo quedó claro: robustecer el Banco Central y, de paso, dar señales claras para tornar atractivo el peso en medio de las tensiones que entregó en las últimas semanas la cotización del dólar. Se trata, siempre según los planes del Gobierno, de encontrar un camino más confortable para transcurrir el tiempo hasta que se pueda avanzar con el levantamiento del cepo cambiario.
Esta situación se dio durante décadas. Como el Estado no se podía financiar en los mercados, después de varios default y refinanciamientos, le pedía a la entidad monetaria que emita dinero y solvente ese agujero negro. La cuenta que sigue está escrita en todos los manuales de economía: más gasto, más emisión y finalmente, más inflación.
Ese esquema es el que quiere cambiar el trío que componen Milei, Caputo y Bausili. La idea central es que ahora sea el Tesoro el dueño de la deuda. Podrá preguntarse el lector qué consecuencias tiene esto para el peso y el dólar. Pues si la cuenta del almacenero que lleva y controla el Presidente se mantiene, es decir, se recauda más de lo que se gasta, esa deuda no subirá proporcionalmente y ya no necesitará de emisión para pagar los intereses, además de que tendrá la garantía en el sobrante de caja y no en la emisión.
Está claro que no hay tiempos y como repitió el ministro, se trata de cumplir objetivos. Y en este punto, vale un paréntesis. Cuando la deuda tenía la tenía el Central, por cada punto de tasa de interés que subía, la entidad debía más dinero producto de que ese indicador se trasladaba a los intereses de la deuda. Sin esta mochila de deuda, el Banco Central podrá tener mayor independencia para fijar la llamada tasa de política monetaria que, finalmente, es la referencia que toman los bancos para prestar dinero a los particulares.
Si sube la tasa y el rendimiento anual es mejor que la inflación, gran parte de los ahorristas, incluidos los institucionales, tendrán un incentivo para quedarse en esa inversión y no cambiar los pesos por dólares, la conducta que quiere desalentar el Gobierno.
Caputo fue claro y puso énfasis en la necesidad de que la salida del cepo no genere desequilibrios cambiarios. Dicho de otro modo, que la posibilidad de disponer de moneda libremente no genere una corrida hacia el dólar que haga subir su cotización. El ministro lo sabe perfectamente, al igual que cualquier economista, que si no hay un atractivo concreto para quedarse en plata local, pues todo el mercado recurrirá a la moneda fuerte, el refugio más buscado por los argentinos.
Nadie lo dijo en la conferencia, pero la búsqueda de una tasa de interés positiva, por encima del índice de precios, es el camino que iniciará la entidad monetaria. Los plazos fijos de los ahorristas deberán empezar a notarlo en un tiempo no tan largo.
Para hacer el pase de manos, del BCRA al Tesoro, hay un requisito: lograr que los bancos entreguen los viejos papeles y a cambio, reciban otros con un deudor distinto. Bausili dijo que la primera reunión será el lunes, pero también se excusó de dar algunos detalles por las conversaciones que mantienen. Todo indica que este tanteo a los bancos ya se hizo. No parece que haya ahí un problema, más aún cuando gran parte de los tenedores de ese tipo de instrumentos son bancos públicos.
La receta tiene como condición necesaria el superávit fiscal, único garante de las obligaciones. El déficit sería una mala noticia ya no sólo para el Gobierno sino una pésima señal para el mercado financiero. Por un largo tiempo, los que pidan más gasto público deberán abstenerse.