San Rafael, Mendoza 23 de noviembre de 2024

Siempre rosando el misterio – Por:. Beatriz Genchi

Rosa mosqueta, de ‘arbusto plaga’ a pócima anti edad.

¡Hablemos de rosas! Una de la más abundante en la región patagónica es la Rosa Mosqueta. Sus pequeñas flores rosadas a los costados de los caminos comienzan a florecer en el mes de diciembre, pierden sus pétalos durante el verano y se transforman en un shock de frutos rojos cuando se acerca el otoño. Por este lado, sur oeste de la república, es más conocida por sus frutos que por su flor. Pero hace unos días caminando unos senderos a la orilla del lago Gutiérrez nos sorprendió … a amabas, una nevisca, una escarchilla, ¿¿¿pero si apenas es abril???!!! ¡Ella, impávida!

Crece de forma silvestre o cultivada en regiones de clima lluvioso, frío y generalmente en suelos pobres de llanos y montañas de poca elevación. Se puede hallar en la región cordillerana de Argentina (Parque Nacional Lanín, Parque Nacional Nahuel Huapi y Parque Nacional Los Alerces); en las regiones VII y X de Chile; en las regiones XI y XII de Perú; en Missouri, Wyoming y Nebraska en Estados Unidos; y en los países mediterráneos de Europa. Sus tallos y ramas están cubiertos de espinas, y sus flores son blancas y rosadas, a veces con pigmentación amarilla.

En las últimas décadas se ha empezado a prestar especial atención a la investigación de los productos naturales, particularmente de las plantas medicinales donde entra la famosa rosa. Todo esto (por aquí) casi artesanal y en pequeña escala. Por el contrario, en Chile, en los últimos años se ha visto un aumento significativo de exportación ya que el consumo de rosa mosqueta ha crecido mucho en el Reino Unido uno de sus compradores. Esto se explicaría principalmente por el hecho de que cada vez hay mayor conciencia de los beneficios de este producto. Los frutos y semillas, tienen alto contenido de vitamina C. Como alimento, la rosa mosqueta es usada de diversas formas como infusiones, mermeladas, sopas, pastelería y panes. Su uso como hierba cuenta con propiedades antioxidantes y antiinflamatorias. También se vende en forma de medicinas (píldoras). Se le atribuye beneficios con variadas propiedades beneficiosas para la salud.

En cuanto a los países de origen, Chile es el mayor productor de pulpa de rosa mosqueta a nivel mundial, seguido por Bulgaria y Turquía, que a su vez es el mayor productor de su aceite. En cuanto a los usos en Europa, el té sigue siendo el producto que mueve el consumo.

Curiosamente, este arbusto, no es originario de Sudamérica, sino de Oriente. Fueron los conquistadores españoles quienes lo trajeron a estas latitudes y fue en el siglo XVII, con el fin de utilizarlo como una valla natural contra los intrusos.

Por esta zona cordillerana se ha convertido en una planta extremadamente invasiva debido a su capacidad para distribuirse a través de las heces del ganado, rapidez de crecimiento y resiliencia. También el poco conocimiento de lo destructiva que era por la población local permitió su propagación sin límites. Respecto a la flora local, la Rosa Mosqueta, al ser un arbusto de espinas agudas, no tiene depredadores ni es consumida por el ganado, como por ejemplo las autóctonas. A nivel económico, muchos agricultores y ganaderos de la región han manifestado que la rosa les ha hecho perder gran parte de su rentabilidad debido a la reducción de tierras de cultivo o ganadería, si bien no hay datos oficiales de las pérdidas económicas para la economía local, se estima en varios millones de dólares anuales. En Chile también, se ha convertido en invasora para algunas zonas de pastoreo, pero a partir del 1970 le encontraron la vuelta en su utilización y…exportan!

En años posteriores, se descubrió que posee altas concentraciones de vitamina C (hasta 50 veces más que el limón), vitamina A, E, B1 y B2 (con excepcionales propiedades regenerativas y cicatrizantes) y ácidos grasos esenciales. Esta conjunción de elementos previene los efectos del envejecimiento prematuro y apoya la auto regeneración de la piel, entre otros beneficios.

Los rosales de todo el espectro han probado su resistencia y pueden ser vistos en la mayoría de las plazas públicas y prácticamente todos los jardines particulares reservan un lugar para su despliegue.

En el mundo clásico del Mediterráneo, Sappo fue el primero en adjudicar a la rosa su carácter de realeza, pero mucho antes ya estuvo presente en la literatura. Las rosas son mencionadas en la Ilíada y la Odisea de Homero, el historiador Herodoto habló del jardín de rosas del rey Midas, y Teofrasto señaló cómo crecían tanto en Egipto como en Grecia, al mismo tiempo que Confucio describía los jardines imperiales de Pekin. El arte antiguo muestra también este sostenido romance mostrando pimpollos de rosas en monedas de Asia, cuatro siglos antes de Cristo.

Las rosas integraron las costumbres de la alta sociedad romana decorando sus fiestas, preparando comidas y bebidas, y aprovechando el alto contenido de Vitamina C de sus frutos y pétalos bañándose en agua de rosas. Más tarde el cristianismo toma como símbolo la rosa blanca para representar la Inmaculada Concepción y la palabra “rosario” originalmente tuvo el significado de rosal.

En centenares de monasterios de la Europa occidental se cultivaron para usos medicinales, para perfumes y posiblemente para el vino de misa. Es recién en el Renacimiento cuando el interés por su belleza pasa a ser el motivo central, dejando de lado su utilidad cosa que parece estar volviendo al origen. A lo largo de los siglos XVII y XVIII, compañías de Inglaterra, Francia y Holanda comienzan a introducir desde Japón, China e India plantas que florecían desde la primavera hasta las primeras nevadas, condición absolutamente novedosa para aquellos tiempos porque hasta entonces tenían sólo una floración. No está clara la fecha en que se da este proceso, pero se sabe que en 1792 estas “Rosas Chinas” ya estaban establecidas en Inglaterra. Entre los años 1817 y 1824, Pierre Joseph Redouté realiza a pedido de la emperatriz Josefina Bonaparte el libro “Las Rosas”, una obra de importante valor estético y botánico que recomiendo enfáticamente.

La rosa conlleva siempre un halo de misterio y en Bariloche ellas poseen una luz y brillo especial, que tal vez sólo los poetas, los soñadores y los niños puedan explicar…

Gentileza:

Beatriz Genchi
Museóloga-Gestora Cultural-Artista Plástica.

bgenchi50@gmail.com

Puerto Madryn – Chubut.

 

 

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