Gabriel García Márquez, Premio Nobel de Literatura, alguna vez opinó sobre The Beatles. Lo dijo todo en pocas palabras, como el gran pensante que fue:
«Oigo a los Beatles con un cierto miedo, porque siento que me voy a acordar de ellos por todo el resto de mi vida», comenzó la estrella del realismo mágico y fulminó con la valía revolucionaria de los cuatro fabulosos de Liverpool:
«… Esta tarde, pensando todo esto frente a una ventana lúgubre donde cae la nieve, con más de cincuenta años encima y todavía sin saber muy bien quién soy, ni qué carajos hago aquí, tengo la impresión de que el mundo fue igual desde mi nacimiento hasta que los Beatles empezaron a cantar. Todo cambió entonces».
El martes 16 de diciembre de 1980, apenas ocho días después del asesinato de John Lennon, Gabriel García Márquez publicó un artículo en el diario El País de España en el que evocaba la importancia que los Beatles poseían en la cultura popular.
“La única nostalgia común que uno tiene con sus hijos son las canciones de los Beatles. Cada quien, por motivos distintos, desde luego, y con un dolor distinto, como ocurre siempre con la poesía”, escribió Gabo, revelando su profundo vínculo emocional con la banda de rock británica, en ese entonces desintegrada.
Juan Esteban Constaín, novelista e historiador colombiano, insiste en que las conexiones entre el autor de Cien años de soledad y la agrupación musical van más allá de la nostalgia y convergen en un mismo acontecimiento histórico. “Es casi un destino, o por lo menos una magia, que, en un mismo año, en un mismo mes, casi en una misma semana, se publicara en el mundo, por un lado, “Cien años de soledad” y luego el álbum de los Beatles Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band. Uno podría decir que ambas obras, cada una a su manera, hicieron el tránsito en el mundo entre la imagen en blanco y negro y los colores: por la exuberancia, por la belleza, por el desbordamiento de las formas en cada una de ellas”, afirmó.
“Cien años de soledad” terminó de imprimirse en Buenos Aires el 30 de mayo de 1967 y se comercializó por primera vez el 5 de junio, mientras que el álbum de la banda británica salió al mercado once días antes, el 26 de mayo. Para Constaín, las condiciones en las que Gabo escribió su novela maestra fueron equivalentes –y simultáneas– a la de los Beatles cuando grabaron Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band. “A mí me impresionó mucho una anécdota que alguna vez me contaron testigos del acontecimiento en cómo García Márquez se encerró a escribir el famoso libro en un cuarto en México. Dicen que él fumaba y fumaba y fumaba allá dentro, y sólo se oía la música de la máquina de escribir, el traqueteo incesante de las teclas, y debajo, por una hendija de la puerta de ese cuarto, salía todo el humo del cigarrillo, y era como si adentro hubiera un incendio, como si el mundo se estuviera quemando para volver nacer. Eso pasó también con Sgt. Pepper’s: porque los Beatles se encerraron en un cuarto y le prendieron candela al mundo y de ahí salió ese prodigio”, relató el escritor payanés.
Además, en la biografía sobre el Nobel de literatura colombiano, “Una vida”, Gerald Martin relata que, durante la escritura de Cien años de soledad, tuvieron que vender sus pertenencias, excepto el tocadiscos, los discos con los Preludios de Claude Debussy, los conciertos para piano de Béla Bartók y el álbum Hard Day’s Night de The Beatles.
Es conocida la fascinación de Julio Cortázar por el jazz, pero también admitió que, si bien conocía poco sobre el rock de su tiempo, The Beatles ocupaba el primer lugar dentro de sus gustos.
En un artículo de Antonio Muñoz Molina, El oro de los Beatles, para el diario El País en 1994, contó una anécdota sobre Jorge Luis Borges, María Kodama y el cuarteto.
De acuerdo con el relato, en un viaje en avión Borges quiso saber qué escuchaba Kodama en sus auriculares, así conoció She loves you, Help, Love me do, y A hard days night. Al terminar las canciones, ella le preguntó qué le había parecido la música: «Trivial, pero maravillosa», respondió Borges.
La revista de literatura Notros de Turquía analizo (2018) las conexiones entre la música y la literatura y el artículo trato sobre el interés de Márquez y Borges en la música de Los Beatles y acompañó el articulo con dos ilustraciones de Nisan Yetkin; en una, el colombiano sostenía el Álbum Blanco, sentado en una silla con patas de tigre. Mientras detrás los cuatro músicos están alegres con la vestimenta de su icónico Sto. todos rodeados de orquídeas colombianas.
La de Borges es más tranquila solo está sentado dentro de un avión escuchándolos con auriculares desde un Sony.
Gentileza:
Beatriz Genchi
Museóloga-Gestora Cultural-Artista Plástica.
Puerto Madryn – Chubut.