San Rafael, Mendoza lunes 29 de abril de 2024

Música hasta el final – Por:. Beatriz Genchi

La orquesta del Titanic…o “Wallace Hartley Band” es la que perteneció al afamado transatlántico RMS Titanic, botado el 31 de mayo de 1911 y hundido durante su viaje inaugural, en la noche del 14 al 15 de abril de 1912.

Una de las más famosas leyendas del Titanic es la relativa a su orquesta musical. Durante el hundimiento, los ocho miembros, dirigidos por Hartley, el director de la banda. Al principio dudaba en dejar a su prometida, María Robinson, a quien recientemente le había propuesto matrimonio, pero él decidió que trabajar en el viaje inaugural del Titanic le daría posibles contactos para trabajos futuros.

Los ocho miembros perecieron en el hundimiento, y solo los cuerpos de tres de ellos fueron recuperados. A sus funerales, especialmente al del director, asistieron grandes multitudes. El público y la prensa se entusiasmaron con el heroísmo de la orquesta, en memoria de la que se erigieron varios monumentos. Los músicos del Titanic fueron vistos en la época como símbolo de los jóvenes que habían recuperado los valores del estoicismo y autosacrificio que se creía habían perdido las nuevas generaciones. La orquesta casi siempre aparece en las películas sobre la tragedia.

Al iniciarse el siglo xx, los barcos de pasajeros se habían convertido de simples navíos de transporte a auténticos hoteles flotantes. La tripulación se había ampliado con gran cantidad de cocineros, camareros y mayordomos para garantizar la comodidad de los pasajeros. La llegada de orquestas a bordo fue un aspecto muy notable de este cambio. Las orquestas inicialmente estaban compuestas por pasajeros que tocaban instrumentos, luego por tripulantes que también actuaban como músicos. Finalmente, las orquestas se hicieron cada vez más profesionales. La primera orquesta profesional a bordo apareció en 1907, en el “Adriatic” de la White Star Line. En los años siguientes, las orquestas se convirtieron en parte esencial de los trasatlánticos más grandes.

Para conseguir los mejores músicos a bordo, las compañías navieras contrataban sus orquestas a través de agencias. La propia White Star Line no pagaba directamente a sus músicos (que tampoco formaban parte de la lista oficial de la tripulación) sino que dejaba la elección y remuneración a cargo de la agencia Black Talent de Liverpool. Esta agencia capitalizaba el entretenimiento musical para las principales compañías navieras del momento, como White Star Line, Cunard Line, Royal Mail Steam Packet Company y American Line.

Los ocho músicos, contratados por la Black Talent, subieron a bordo en Southampton como pasajeros de segunda clase. Hasta la noche del hundimiento, tocaron en dos grupos separados: un quinteto dirigido por el violinista y director oficial de la banda Wallace Hartley, que tocaba a la hora del té, en los conciertos de sobremesa y en los servicios religiosos, entre otras ocasiones, y el trío de violín, violonchelo y piano de Georges Krins, Roger Bricoux y Theodore Brailey, que tocaban en el restaurante a la carta y el café Parisien.

Ninguno de los integrantes de la banda sobrevivió al naufragio, y desde entonces ha habido mucha especulación respecto a cuál fue la última melodía que interpretaron. Algunos testigos dicen que la última canción fue «Más cerca, oh Dios, de ti«. Aunque existen tres versiones de dicha canción y nadie exactamente ha podido confirmar cuál de ellas se interpretó, o si realmente fue esa la última. Se presume, (su familia lo asegura) porque era lo que interpretaban en la iglesia con su familia cuando era chico.

El cuerpo de Hartley fue uno de los que se recuperaron y pudieron ser identificados. Lo encontró Mackay-Bennett casi dos semanas después del hundimiento. Varios informes de prensa confirmaron que Wallace fue encontrado «completamente vestido con su estuche de música atado al cuerpo». Su funeral en Inglaterra contó con la presencia de miles de personas. ​En su honor; esculturas, bustos, placas… la mayoría realizados con contribuciones voluntarias para conmemorar su heroísmo, según aseguran.

A pesar de ser considerado como un héroe en su país, la naviera White Star Line le cobró a su familia por el costo de la pérdida de su uniforme. Ni la compañía naviera ni la agencia había asegurado a los músicos porque figuraban como pasajeros, pero no lo eran.

Se ha repetido infinidad de veces que la orquesta salió a cubierta para continuar actuando al aire libre, en las inmediaciones de la entrada de primera clase, en la banda de babor.

Sin embargo, esta leyenda está plagada de complicaciones.

Hay posibles, pero luego de actuar en un lugar estos instrumentos de cuerda requerían ser templados nuevamente, aunque podrían haberlo hecho. El frío no hubiera permitido una larga actuación, ya que los dedos de los músicos rápidamente se les hubieran entumecido y quedado sin sensibilidad.

Se conoce que los sobrevivientes desde los botes salvavidas y en las cubiertas de ambos lados del navío afirmaron que pudieron escuchar los acordes de la música; sólo eso podría sugerir que actuaran en el exterior, en algún lugar del espacio abierto de la cubierta. Sin embargo, no se dispone de testimonios de primera mano refiriéndose a la orquesta en la posición que tradicionalmente se le ha asignado.

De otro lado, existen evidencias de que los concertistas se mantuvieron dentro del buque. La declaración del mayordomo Edward Brown es muy esclarecedora. A Brown se le preguntó sobre lo que la orquesta estuviera haciendo en lo último, y respondió:

No recuerdo escuchar a la banda parar de tocar. Estuvieron tocando durante mucho tiempo, pero no recuerdo oírlos parar.

Tras estos acontecimientos, la orquesta del Titanic es citada para mencionar casos en los que personas, empresas, naciones, etcétera, ante graves acontecimientos que van a provocar su ruina y hundimiento, deciden no sólo no hacer nada, sino seguir aparentando que nada malo pasa ni va a ocurrir. Y así, continúan interpretando mientras se hunde el barco, empresa, vida personal, etcétera. Independientemente de que la actitud de los músicos fuese cierta o no, la anécdota o leyenda ha trascendido y se ha transformado en una «frase hecha» que se usa cuando a alguien le van mal las cosas y sigue aparentando que no pasa nada.

Asimismo, la orquesta del Titanic representa también a los que continúan siendo y haciendo lo que los apasiona hasta el último instante de su vida, que es lo que los integrantes de la famosa orquesta hicieron, absolutamente conscientes de lo que estaba sucediendo a su alrededor.

Gentileza;

Beatriz Genchi
Museóloga-Gestora Cultural-Artista Plástica.

bgenchi50@gmail.com

Puerto Madryn – Chubut.

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