San Rafael, Mendoza martes 26 de noviembre de 2024

A la par del actor – Por:. Beatriz Genchi

Marlon Brando, uno de los personajes más importantes de la historia del cine del que no le interesaba lo que pensaran de él ni en Hollywood ni en la sociedad.

Hasta hoy su influencia sobre las futuras generaciones de actores es inmensa. Pero lo que pocos conocen y lo que le distingue en particular es, que fue un gran defensor de los Derechos Humanos y de la lucha contra la discriminación. Utilizó su prominencia para criticar y desmantelar las anomalías de la sociedad estadounidense.
Cuando se le quiso entregar el premio Oscar por su papel principal en «El Padrino» en 1973.

Brando no estuvo presente para recibir el premio. Envió a la ceremonia a una activista por los derechos civiles de los indígenas estadounidenses, llamada Sacheen Littlefeather (Pequeña Pluma). La sorpresa llegó cuando ella rechazó el premio de la mano del mismo Roger Moore, quien era acompañado por Liv Ullman.

Luego, pronunció el siguiente discurso:

“Saludos. Me llamo Sacheen Littlefeather. Soy una apache y presidenta del Comité Nacional de Imagen Afirmativa de los Nativos Estadounidenses. Esta noche vengo en representación de Marlon Brando y me ha pedido que les diga, en un discurso muy largo que ahora no puedo compartir con ustedes por falta de tiempo pero que después voy a compartir con la prensa, que lamentablemente rechaza este generoso galardón. Y eso se debe al maltrato de los indios estadounidenses en la actualidad por la industria cinematográfica… “(se escuchan aplausos y abucheos por parte del público) “disculpen…y en la televisión y las películas reemitidas. Pido no haber sido una molestia esta noche y que deseemos que en el futuro nuestros corazones y entendimiento se encuentren con amor y generosidad. Les agradezco en nombre de Marlon Brando”.

En ese momento, nadie sabía qué hacer. Ni la audiencia, ni la prensa ni los 85 millones de personas que vieron ese año los Oscar (primero en el que se retransmitían internacionalmente vía satélite). Se llegó incluso a pensar que había sido una broma y Littlefeather una actriz contratada. “No fue una actuación, fue una presentación real”, señala la activista. Creo que eso es lo que tomó a la gente por sorpresa.

Su intervención se planeó apresuradamente. Media hora antes del discurso, Littlefeather había estado en casa de Brando en Mulholland Drive, esperando a que éste terminara de escribir el discurso de ocho páginas. Ella llegó a la ceremonia con el asistente personal del actor. Howard Koch, productor del programa de los Premios de la Academia, le informó de que no podía leerlo entero y que tan solo le concedería 60 segundos. “Y luego todo sucedió tan rápido cuando se anunció que había ganado. Le había prometido a Marlon que no tocaría esa estatua si ganaba. Y le había prometido a Koch que no pasaría de 60 segundos. Así que tenía que cumplir dos promesas”. Como resultado, improvisó su discurso.

Por muy válida que fuera la acusación de Brando sobre la forma en que Hollywood estereotipaba a los nativos americanos, esa noche su reclamo no fue bien recibido. John Wayne, conocido por sus papeles de vaquero asesinando “en serie” a indios americanos, estaba entre bastidores durante el discurso de Littlefeather. “Durante mi presentación, venía hacia mí para sacarme a la fuerza del escenario, y tuvo que ser inmovilizado por seis hombres de seguridad para evitar que lo hiciera”. Comento.

Al presentar la Mejor Película poco después (Oscar que también ganó El Padrino), Clint Eastwood bromeó: “No sé si debería presentar este premio en nombre de todos los vaqueros que rodaron en todos los westerns de John Ford a lo largo de los años”. Cuando Littlefeather llegó al backstage, dice que había personas que le lanzaban gritos de guerra estereotipando a los nativos americanos e imitaban el corte con un hacha de guerra. Después de hablar con la prensa, regresó directamente a la casa de Brando, donde se sentaron juntos y vieron las reacciones al evento en la televisión.

La vida de Littlefeather hasta ese momento había sido difícil y así cuenta su amistad con Brandon. A los 20 años, trabajaba como directora de servicio público en una estación de radio de San Francisco. Uno de sus vecinos era Francis Ford Coppola. “Solía estar sentado en su porche. Me acerqué a conocerlo para saludarlo. En ese momento, muchas celebridades estaban expresando interés en los asuntos de los nativos americanos, incluidos Jane Fonda, Anthony Quinn y Burt Lancaster. A veces era sincero, otras más interesado”, dice ella. Entonces, cuando escuchó a Marlon Brando hablar sobre los derechos de los nativos americanos, quería saber si era real. Ella le escribió una carta y, al pasar un día por la casa de Coppola ella le pidió la dirección de Brando y Coppola se la dio.

Una noche un hombre la llamó a la estación de radio. “Él dijo: Apuesto a que no sabes quién soy. Y yo dije: Claro que sí. Y él dijo: Bueno, ¿quién? Dije: Marlon Brando.

Hablaron durante aproximadamente una hora, relata, y luego se estuvieron llamando regularmente. Al poco tiempo la estaba invitando a visitarle. Ella se quedó con él varias veces. Se hicieron buenos amigos, pero nunca fueron amantes como se dijo. “Él era extremadamente inteligente. Tenía un gran sentido del humor. Solíamos pasar un buen rato, riéndonos hasta que las lágrimas brotaban de nuestros ojos “. Y recuerda que la casa de Marlon Brando “era un lugar con mucho ambiente y lleno de niños, ex esposas y novias”.

Ella hasta ese Oscar había tenido algunos pequeños papeles en películas. Después de los Oscar, cree que Hollywood la incluyó en la lista negra. “No pude conseguir un trabajo para salvar mi vida. Sabía que J Edgar Hoover había ido y le había dicho a la gente de la industria que no me contratara, porque cerraría su programa de entrevistas o su producción. Recibí la noticia de otras personas de la industria de que eso les pasaría también a ellos”. Tampoco está segura de que haya ayudado a la carrera de Brando. Se mantuvieron en contacto por un tiempo, pero sus vidas se separaron. “Pasamos nuestro tiempo juntos. Hicimos historia juntos “, concluye. Y siempre se sintió orgullosa de haber abierto ese camino.

A la par del gran actor que conocimos había un compromiso social que fue multifacético ya que también se centró en apoyar el movimiento de los derechos civiles de los afroamericanos en los EE. UU. Que fue más allá de la declamación. Aunque a muchos de sus compañeros de cine les molestaba su presencia pública y su compromiso con los derechos humanos y el antirracismo, sus fans le fueron fieles hasta su muerte. Para ellos, él es y sigue siendo la gran leyenda del mundo del cine.

Gentileza:

Beatriz Genchi
Museóloga – Gestora Cultural – Artista Plástica.
bgenchi50@gmail.com

Puerto Madryn – Chubut

 

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