Este 1° de Marzo del 2024 el presidente Javier Milei dio su discurso de apertura de las sesiones legislativas del Congreso de la Nación y más allá de los mensajes no verbales que rodearon a este evento, tales como el outfit rosa de la vicepresidente Victoria Villarroel, color opuesto o complementario al verde tanto en lo cromático como en lo filosófico, nos encontramos con una disertación dividida en 3 partes: pasado, presente y futuro. La herencia nefasta recibida, los logros actuales del ejecutivo y los entorpecimientos legislativos, y una propuesta para el futuro en el llamado “Pacto de Mayo”. Me voy a focalizar en este último por ser la parte proactiva del discurso.
Lo primero a considerar es la elección simbólica de la fecha. Estoy seguro que Milei hubiese preferido el 9 de julio, fecha más federal que el 25 de mayo, pero ese día era muy lejano. También podría haber sido el 1° de mayo, pero son pocos los que asocian esa fecha con la sanción de nuestra constitución y muchísimos lo que la reconocen como el día del trabajador, conmemoración establecida por la Internacional Socialista, o sea por el comunismo, la antítesis del liberalismo.
Lo segundo es la estética del documento, el cual muestra un estilo caligráfico propio del momento de la sanción de la constitución de 1853, clara alusión a la necesidad de volver a las bases que nos hicieron crecer como país.
Luego la elección de Córdoba como sede del “Pacto de Mayo”. Creo que esto responde a varios motivos: primero una reivindicación simbólica del federalismo, luego el jugar el partido de local, en donde tuvo su mejor elección, y por último el posicionar al gobernador de Córdoba como referente del kirchnerismo, porque Martín Llaryora es kirchnerista, en detrimento de Axel Kicillof a quién saca del ring. Esta última jugada debilita al cordobés ya que le saca la careta de falso peronista moderado y convierte al propio Milei en la opción más plausible de los justicialistas.
Por último, quiero que repasemos los 10 puntos del “Pacto de Mayo” con un muy breve apostillado de cada uno de ellos:
- La inviolabilidad de la propiedad privada. Principio básico del liberalismo y de todos los países desarrollados. Este punto no está pensado para cuidarnos de las expropiaciones grotescas tipo Venezuela sino en la intangibilidad de los depósitos bancarios y de las cajas de seguridad.
- El equilibrio fiscal innegociable. “No se puede gastar más de lo que se gana”. El populismo logró que la población en general imaginara que por una circunstancia casi mágica, esta regla básica de la economía, que incluso la propia población utiliza en su propia casa, no se aplica al resto de la economía. Por suerte esta ceguera parece estar revirtiéndose.
- La reducción del gasto público a niveles históricos, en torno al 25% del Producto Bruto Interno. Actualmente el gasto público es del 38% del PBI lo que es una cifra inviable. Cuando aplicamos al estado el “no se puede gastar más de lo que se gana”, este tiene dos opciones: o “gana más” o sea aumenta los impuestos presentes o futuros, o “gasta menos”. No hay otra.
- Una reforma tributaria que reduzca la presión impositiva, simplifique la vida de los argentinos y promueva el comercio. Todo el dinero que el estado recauda en impuestos es dinero que los contribuyentes no pueden gastar en la sociedad y esto genera pobreza. Además, los impuestos se cargan en el valor de los productos y servicios lo que los encarecen y hace que no seamos competitivos.
- La rediscusión de la coparticipación federal de impuestos para terminar para siempre con el modelo extorsivo actual. Este es un punto central, no sólo desde lo económico, sino principalmente desde los aspectos ético, moral y federal. Ético por la falta de principios de los gobernantes, moral por la extorsión que ejercía el gobierno central y federal porque este sistema es absolutamente unitario.
- Un compromiso de las provincias de avanzar en la explotación de los recursos naturales del país. Este punto tiene distintos aspectos: primero oponerse a la agenda 2030, segundo favorecer el progreso económico de las provincias y tercero hacer responsable a los gobernadores del desarrollo de fuentes genuinas de trabajo e ingresos para sus coterráneos.
- Una reforma laboral moderna que promueva el trabajo formal. Dicen que el secreto del desarrollo económico de Estados Unidos se encuentra sintetizado en 3 palabras: “usted está despedido”. El tener una relación laboral flexible aumenta las posibilidades de conseguir trabajo formal, el proteccionismo ridículo que vivimos desalienta la contratación, hecho que hemos comprobado en las últimas décadas.
- Una reforma previsional que le dé sustentabilidad al sistema, respete a quienes aportaron y permita, a quienes prefieran, suscribirse a un sistema privado de jubilación. Problema fundamental y que los sucesivos gobiernos no han tenido el coraje de enfrentar. Un punto a tener en cuenta en este ítem es que el presidente resalta a “quienes aportaron”, por lo que es de esperar que los diferencie de quienes no, hecho de estricta justicia.
- Una reforma política estructural que modifique el sistema actual y vuelva a alinear los intereses de los representantes y los representados. Acá es donde se va a ver quién es quién. El título es muy amplio y ambiguo y es comprensible por la extensión de los aspectos a modificar: desde las listas sábanas, la ficha limpia, pasando por las PASO, el financiamiento de los partidos políticos, la boleta única, el alcance de los fueros y las jubilaciones de privilegio.
- La apertura al comercio internacional, de manera que la Argentina vuelva a ser una protagonista del mercado global. Sin esta condición estamos condenados a la pobreza. En 1929 la Argentina era la responsable del 2.5% del comercio internacional y en la actualidad alcanza apenas el 0.3%, las cifras se explican por sí solas.
Estas propuestas inéditas y revolucionarias resultan absolutamente disruptivas para las corporaciones política, empresarial y sindical que “viven de la Argentina” y ponen en riesgo sus quioscos.
Entonces, volviendo a la pregunta del título: ¿qué esconde el Pacto de Mayo?
Lo mismo que escondía el “Rollo del Dragón” en la película “Kung Fu Panda” … nada. Así como Tai Lung no podía entender que el secreto del “Rollo del Dragón” era que no había secreto, que solo se debía ser íntegro y autentico como lo era Po, del mismo modo, los políticos tampoco entienden transparencia en las motivaciones y la conducta del presidente.
Javier Milei negocia como un comerciante que busca cumplir objetivos, los políticos negocian como cortesanos que buscan tener su cuota de poder. Por eso “no la ven” y por eso no saben cómo enfrentarse al presidente, la moneda de cambio que pueden ofrecerle a él no le interesa.
Veremos cómo se desenvuelven los acontecimientos. Estamos ante un panorama inédito en nuestra historia y nadie sabe qué es lo que va a pasar. Lo cierto es que el apoyo de los ciudadanos es fundamental en esta pulseada entre el contubernio político y un presidente que se ha mostrado firme en sus convicciones y que, por ahora, no se ha dejado seducir por el canto de las sirenas del poder.
Gentileza:
Dr: Rogelio López Guillemain
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