El oficialismo mostró poca gimnasia legislativa en la primera etapa de debate.
El gobierno de Javier Milei cerró una semana agitada con una victoria a medias en Diputados
que le dio aire para llegar a la votación en particular, pero que no terminó de llevar la tranquilidad anhelada por el Poder Ejecutivo.
Si bien las fotos del viernes inmediatamente después de aprobada en general la ley ómnibus eran de sonrisas y abrazos, las luces de alerta en el oficialismo todavía siguen encendidas y la ardua negociación con las provincias no está cerrada.
La idea oficial es tocar lo menos posible la versión última del dictamen, pero la presión de los gobernadores y los bloques dialoguistas se mantiene firme por la coparticipación del Impuesto País.
El Gobierno amenaza con que no habrá plata si los votos se caen y las provincias saben perfectamente que sin acuerdo no hay Ley de Bases, así que los contactos seguirán hasta el martes cuando se reanude la sesión para el tratamiento artículo por artículo.
La semana de discusión e incidentes en las afueras del Congreso dejó al descubierto la enorme dificultad del Ejecutivo para entablar una negociación y la impericia -o desconocimiento total- del bloque de La Libertad Avanza (LLA) de cómo sostener esas tratativas en el ámbito del Congreso.
«Si (Guillermo) Francos no venía el viernes a la Cámara la negociación se caía», aseguró un diputado opositor que votó a favor en general de la Ley de Bases. ¿Por qué el ministro del Interior fue clave para que el acuerdo no volara por los aires? la respuesta es sencilla, porque los
referentes del oficialismo en el Congreso no pudieron llevar adelante los diálogos y también porque -nobleza obliga- no tenían la autoridad para decidir, ya que todo debe consultarse con Javier o Karina Milei.
Sin ese visto bueno de arriba, no hay margen de acuerdo, algo que dilata horas y horas todas las discusiones y dificulta los eventuales puntos de consenso.
El arribo de Francos horas antes de la votación volvió a encauzar la conversación y los votos se mantuvieron alineados.
Que la ley estuvo a punto de naufragar quedó a la vista con el fuerte tono de advertencia que tuvo el mensaje que publicó la Oficina del Presidente antes de la llegada del ministro al Congreso.
En un duro comunicado, el Gobierno aseguraba que el que no acompañaba la ley iba a ser «juzgado» por el pueblo por estar en el grupo de quienes querían seguir «empobreciendo» a la Argentina.
Ese mismo día, horas más tarde, el tono cambió y el Ejecutivo celebró y agradeció a los aliados.
Quejas y chicanas
Cuando el jefe del bloque de Hacemos Coalición Federal, Miguel Ángel Pichetto, se quejó varias veces de la «impericia» de sus colegas y los mandó a «leer el reglamento» no se refería solo a
que los novatos no tenían bien aprendidas las disposiciones de la Cámara a la hora de exponer.
La crítica fue un tiro por elevación a quienes tienen cargos y no adoptaron roles centrales en la negociación, por inexperiencia propia y también de sus líderes con oficina en Balcarce 50.
En el Salón de Pasos Perdidos de la Cámara baja, antesala al ingreso al recinto, un legislador del PRO se quejó porque los libertarios no trabajaron en el dictamen y muchas correcciones –
incluso de forma- tuvieron que ser efectuadas por los aliados.
Una ley de semejante cantidad de artículos y variedad de temas no es soplar y hacer botellas. Conlleva un ejercicio legislativo que LLA no tiene y que en gran parte terminaron cumpliendo los
opositores amigables.
«La Unión Cívica Radical colaboró con la mejora de más de 100 artículos», aseguró el jefe del bloque, Rodrigo De Loredo, el jueves en la segunda jornada de sesión.
Quince votos clave
El 129 siempre es la llave para destrabar cualquier proyecto en la Cámara baja. No es ni más ni menos que la mitad más uno de sus miembros, que cuando se juntan y se sientan en sus bancas a la misma hora pueden dar quórum para abrir una discusión y sancionar leyes.
El Gobierno obtuvo un nada despreciable número de 144 diputados para aprobar en general la ley ómnibus, quince más del 129. La pregunta por estas horas en Casa Rosada es si eso alcanzará para darle curso a los puntos más picantes de la ley.
Solo dos radicales (Facundo Manes y Pablo Juliano) y cuatro de Hacemos Coalición Federal (Margarita Stolbizer, Mónica Fein, Natalia de la Sota y Esteban Paulón) votaron en contra en general este viernes.
En puntos clave podrían ser más los que se diferencien, incluidos legisladores de la Coalición Cívica que a la hora de votar se inclinaron todos por la positiva.
Si bien en el Gobierno aseguran que hay confianza y valoran positivamente este primer resultado, saben que habrá que esperar al martes -¿o miércoles?- para terminar de cantar victoria.
La coparticipación del Impuesto País seguirá sobrevolando las conversaciones del fin de semana y volverá a colarse en la sesión del martes, luego de que este sábado dirigentes de Unión por la Patria sumaran un poquito más de presión y aseguraran que era la única medida buena que podía tener la ley.
NA.
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