San Rafael, Mendoza lunes 29 de abril de 2024

Guayra, el hotel flotante – Por:.Beatriz Genchi

Fue un buque de pasajeros fluvial, construido en el astillero A & J Inglis, ubicado en Pointhouse, Escocia y botado en el año 1930, con el número de casco 877, tenía 56 metros de eslora y 11 de manga, estaba dotado de dos motores diesel Burmeister & Wain de 6 cilindros, lo que le daba una potencia de 880 CV, y con dos hélices, alcanzaba una velocidad de 13 nudos.

Fue incorporado por la Compañía Argentina de Navegación de Mihanovich Ltda. El 26 de junio de1930 hubo intención de hacerlo al mar, pero no fue hasta el 14 de noviembre que se alisto ya que hasta entonces no estuvo listo. Realizaría la línea por el Alto Paraná, de Buenos Aires-Corrientes-Posadas, con pasajeros, incluso hasta de Paraguay y Brasil.

El Guayra pasó a Dodero en 1942, al Gobierno argentino en 1949 cuando Perón nacionalizó la flota de Dodero, a Flota Argentina de Navegación Fluvial en 1951, a Empresa Flota Fluvial del Estado Argentino en 1958 y en los 60 a Líneas Oceánicas Americanas.

Fue un barco de pasajeros que dejó recuerdos imborrables en muchos misioneros, navegando las aguas del río Paraná cuando en Misiones los caminos eran de tierra y trasladarse de un punto a otro de la provincia implicaba atravesar montes y picadas. Por aquellos años, el río era la principal vía de comunicación y el Guayra uno de sus protagonistas. Al atardecer y después de una larga travesía desde Buenos Aires, se llegaba a Posadas, capital de la Gobernación de Misiones y gran centro de exportación de yerba mate, de tabaco, de naranjas y otros frutos. Su aspecto, visto desde el río, era muy pintoresco: a lo largo del declive se veían las casas y depósitos escalonados en anfiteatro y coronados por la edificación de la ciudad que comenzaba sobre el borde superior de la barranca.

El Guayra en 1949 sufrió un accidente. Encalló cerca de Caraguatay y permaneció 45 días en el lugar hasta que lo sacaron y remolcaron hasta Posadas.

No fue hasta 1972 que lo adquirió el Ingeniero Secundino Álvarez junto con otra embarcación, el Victoria. Álvarez nativo de la ciudad de Trelew-Chubut, tuvo una larga y destacada trayectoria en las diversas actividades que desarrolló. En lo político fue dirigente de la Unión Cívica Radical y ocupó en 1958 el cargo de concejal en Trelew, cuando los chubutenses votaran a sus autoridades provinciales por primera vez. También incursionó en diversos negocios en la provincia y fuera del país que llego a instalar en Bolivia una planta siderúrgica.

El Ing. Secundino Álvarez convoco a Carlos Martínez (quien prestaba servicios en otra empresa de su propiedad) y lo puso al frente para llevarlo a Puerto Pirámides – Chubut. Lo alistaron cuando estaba descansando en la Vuelta de Rocha en la Boca. Al mismo tiempo se alistaba el barco Victoria (otra embarcación convertida en confitería que instalo en Puerto Madryn). Como anécdota, el Guayra trajo uno de los dos primeros microondas que llegaron a la Argentina.

Poder zarpar con la motonave del Tigre, fue difícil, casi una odisea, no por la aventura en sí, sino por la burocracia estatal. Hay muchas anécdotas: partieron dos veces, una vez se engranó un pistón y debieron volver a puerto a repararlo. Así y todo, salieron…

El motor de estribor reventó en Caleta Valdés. Al no tener noticias del barco Martínez junto al Ing. Secundino Álvarez recorrían toda la costa en camioneta, porque pensaban que estaba encallado en la costa. Solamente cuando llegaron a Puerto Pirámides lo vieron. Para entrar en el golfo (como hay en la boca una corriente circular) con un motor que se le había plantado enfrente de Caleta Valdés, resultó muy difícil. No lo podían maniobrar por lo que lo embocaron en la playa, muy arriba. Los tripulantes saltaron cómodamente a tierra, saludaron y se retiraron, El Capital era un Profesional de segunda, y fue el único que se animó a traerlo (a Carlos Martinez le costó convencerlo en Buenos Aires).

Llegado a Puerto Pirámides, con un motor menos, quedó varado hasta que pudo ser desencajado durante una marea extraordinaria y fuerte tormenta.

Meses más tarde lo movieron hasta un piletón de hormigón armado especialmente para que la embarcación fuera convertida en Hotel Flotante. En 1982 fue inaugurado y resultó una fiesta para la pequeña población que tenía la villa balnearia por aquel entonces. La inversión realizada buscaba que siguiera siendo una embarcación de lujo, como lo era, pero en este caso, un lujoso hotel flotante.

Tenía una capacidad para 107 pasajeros, disponía de 63 camarotes divididos en habitaciones simples, dobles, triples y cuádruples. Donde fuera la sala de máquinas se había dado forma a la amplia pista de baile, poseía sala de proyección de películas, confitería, discoteca y solarium, además de dos comedores y sala de estar. Los propietarios habían tratado de respetar el estilo original de la nave, y por eso habían comprado ropa de cama similar a la que se utilizaba en la década del ‘30.

Entre los servicios que ofrecía el Guayra se destacan las clases de surf y surf a vela, además de una importante red de comunicaciones por BLU, a través de la cual podían conectarse Trelew, Buenos Aires, Esquel, Bariloche, El Bolsón, San Luis y Salta, entre sí, según señalan reportes de aquellos tiempos. Se había diseñado un recorrido turístico por la península, que visitaba Punta Norte, Caleta Valdés, Punta Delgada y las Salinas Grandes.

El Guayra poseía sólo dos baños, y apenas tenían luz eléctrica desde las siete de la mañana hasta las doce del mediodía y desde las cinco de la tarde hasta la medianoche (así como todo el pueblo). A raíz de la falta de energía, los propietarios tuvieron que invertir en un generador, el que quedaba funcionando en la noche.

En la noche del 16 de mayo de 1984, se produjo un corto circuito en el generador, dando inicio a un incendio que resultaría fatal.

El hotel estaba cerrado, ya que en esa época del año no había turismo. Los vecinos de la villa turística trataron de apagar las llamas con lo que podían. Mientras esperaban la llegada de los bomberos de la ciudad de Puerto Madryn. Pero cuando llegaron todo estaba destruido y nada era recuperable.

Hoy sólo quedan unas pocas huellas del playón que se había construido para que quede apoyado el Barco-hotel.

El contramaestre del Guayra fue Venancio Báez quien había construido una pequeña réplica de la embarcación. Vicente Arzamendia, Bernardo Florindo y Enrique García, fueron tripulantes. Los tres se reunieron en mayo de 2002 a recordar un nuevo aniversario de su histórico encallamiento, que derivaría al traslado al puerto de Buenos Aires, donde lo adquiriría Secundino Álvarez.

Y aquí es donde me siento parte de la historia. No solo conocí a las dos embarcaciones, sino que pernocte en el Guayra en el que baile hasta altas horas para luego retirarme a descansar en un camarote que daba al mar y por el ojo de buey se veía y oía el salpicar de las olas. Y en el Victoria asistí a la fiesta inaugural y luego en varias oportunidades. Experiencias que en ese momento tenían viso de película.

Gentileza:

Beatriz Genchi
Museóloga-Gestora Cultural-Artista Plástica.

bgenchi50@gmail.com

Puerto Madryn – Chubut.

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