San Rafael, Mendoza martes 26 de noviembre de 2024

60 días, escraches, recortes y otras yerbas

El gobierno de Javier Milei cumplió sus primeros 60 días en el poder y en estos dos meses generó más actividad gubernamental que en los últimos 4 años.  Es tal la vorágine actual que el “Paquete de Urgencia” y el “DNU” dictados hace poco más de un mes parece que dataran del medioevo.

El dictado del “DNU” mostró como a la corporación sindical no le interesa que crezca el número de trabajadores formales ni que estos estén mejor pagos, solo les importa proteger sus miserables intereses de casta y sobre todo que no les toquen las cajas y sus propios bolsillos.

Al respecto, la rápida acción del poder judicial a favor de los pedidos de los sindicatos con respecto a la reforma laboral, huele a pago de favores dentro del espacio político en el que militan.

Otros que despertaron repentinamente a la realidad son los líderes piqueteros, quienes reaccionaron al enterarse que les quitaban de sus garras el manejo de los planes sociales.  A los gerentes de la pobreza solo les importa sus propios bolsillos.

Por su parte, la suspensión de la pauta oficial trajo la reacción de los medios de comunicación, quienes comenzaron un paciente e indisimulable trabajo de desgaste del gobierno.  Obviamente también están interesados en sus propios bolsillos.

Luego apareció la llamada “Ley Ómnibus” y dejo en evidencia la preocupación de la corporación política por mantener el statu quo y no perder su poder.  Su poder, sus cajas y el dinero de sus bolsillos.

Artículos tales como la suspensión de las PASO, la desregulación económica, la desburocratización, la baja de los fondos fiduciarios, la desestatización de la obra pública y la privatización de las empresas estatales son algunos ejemplos de modificaciones que hacen peligrar el reinado de la casta política y sus cajas; y eso los pone muy nerviosos.

Si has tenido tiempo de escuchar algunas de las intervenciones de los diputados en el congreso, habrás visto que fueron discursos políticos que poco y nada tenían que ver con lo que se analizaba.  Solo fueron arengas partidarias, retóricas pérdidas de tiempo y cuestiones de privilegio llenas de vanidades.

Lo cierto es que, luego de varios recortes de contenido, finalmente salió un dictamen en mayoría que fue aprobado en general, y aquí empieza otra historia.

Apenas iniciada la votación en particular, sorpresivamente comenzaron a rechazarse los artículos que en principio habían sido consensuados con la parte dialoguista de la cámara.  Ante esta situación, el gobierno decidió retirar el proyecto y dejar en suspenso su tratamiento.

Las acusaciones de traición no tardaron en aparecer, acusaciones que los dialoguistas no desmintieron.  Solo se quejaron de la falta de diálogo y de búsqueda de consensos por parte del gobierno.  Y es precisamente en este punto en donde creo se expone el nudo gordiano del asunto.

En dialecto argentino, diálogo y consenso quiere decir negociar favores y Milei no parece estar dispuesto a hacer eso, unos y otros vibran en diferente frecuencia.  Los políticos buscan el poder para mantenerse en el poder y seguir viviendo del estado, el presidente busca el poder para poder hacer.  Por eso es que hemos presenciado en menos de dos meses una avalancha de cambios legislativos nunca vista.

Milei publicó la ya pública lista de diputados que votaron en contra del articulado de la “Ley Ómnibus” lo que produjo la reacción de los legisladores y del periodismo Woke que condenaron el hecho por considerarlo un escrache.

No solo no es fue un escrache, puesto que es información pública, sino que llama poderosamente la atención la susceptibilidad que despierta su publicación entre los involucrados.  Si los que votaron en contra de los artículos lo hicieron convencidos de que era lo mejor para el país no tienen porqué avergonzarse de ello, pero sí lo hicieron solo defendiendo su cuota de poder y su bolsillo entonces si se entiende que sientan vergüenza.

Luego el presidente solicitó la renuncia de los miembros de su gabinete que respondían a los gobernadores que mandaron a votar en contra de la ley.  Esto es absolutamente lógico y esperable, ya que no se puede tener como colaboradores íntimos a quienes patean en contra.

A todo esto, Milei estaba de gira por Israel y Roma, siempre criticado por la prensa acomodaticia que aprovechó para reprocharle el giro de su postura con respecto al Papa, sus lágrimas en el Muro de los Lamentos y sus declaraciones, en línea con las críticas que le hicieron a su ponencia en el Foro Económico Mundial.  No me siento capacitado para hablar de política internacional pues me falta mucho por conocer, pero me llama la atención cómo se lo acusa de ser inflexible cuando no cambia y de ser incoherente cuando sí lo hace.  Si cambia está mal y si no lo hace también.

En el plano nacional, se le retiró el subsidio al transporte a las provincias, lo que generó una ola de críticas acusando al gobierno de atacar con esta medida a los más pobres.  Rápido de reflejos, Milei mostró cómo los gobernadores gastan más dinero que el del subsidio recortado en hacerse autobombo con multimillonarias pautas publicitarias que podrían destinar al transporte público.

La frutilla del postre la aportó Cristina con su documento titulado “Argentina en su tercera crisis de deuda. Cuadro de situación”.  En este escrito nos asegura que la emisión monetaria no genera inflación, una burrada absurda, delirante y empobrecedora.  Semejante delirio es el que guio su política económica durante todos sus gobiernos.  Cristina describe en 33 páginas la política económica con la que crucificó y sumió en la decadencia a nuestro país. ¡Vaya coincidencia! La misma edad con la que Jesucristo fue crucificado en su Pasión, toda una ironía numerológica. Ahora, queda confiar en que el nuevo gobierno pueda resucitar a la Argentina.

Ahora falta ver cómo sigue la historia.  Lo cierto es que el presidente ha mostrado que tiene una meta clara e inmodificable y que no piensa desestimarla por nada del mundo.  Creo que la corporación política finalmente ha entendido que Milei no acepta la moneda de cambio con la que ellos negocian, la del poder por el poder en sí mismo.  Por eso, seguramente seguirán minando y atacando al gobierno procurando debilitarlo para evitar que tenga éxito, aunque en lo referido a la baja de la inflación, parece que el presidente tiene las de ganar.

Cuestiones negativas a tener en cuenta.  Primero el revés legislativo y del DNU disminuyen las posibilidades de generar empleo genuino, de simplificarle la vida a la gente de bien y de complicársela a los delincuentes.  Estos puntos son esenciales.

Luego me parece demasiado el cambio del presidente con el Papa.  Entiendo y comparto que es preciso un acercamiento, pero me pareció exagerado.

Por último, creo que el retiro de los subsidios al transporte debería haber sido a todo el transporte y no dejar el AMBA para otra etapa.  Entiendo que hay un problema de jurisdicciones en ese aspecto y que el momento político post “Ley Ómnibus” demandaba adelantar el anuncio.  No sé si el haber dejado en evidencia a los gobernadores genera un beneficio mayor o menor al costo político que implica marcar más diferencias entre la capital y el interior.

El gobierno apuesta todas sus fichas (algo recurrente desde lo estratégico) a la baja de inflación.  Con ello pretende fidelizar a sus seguidores, atraer a los indecisos y consolidar la grieta entre los que quieren una nueva Argentina y los que pretenden permanecer en el pasado.  Veremos quién gana.

GENTILEZA:

Rogelio López Guillemain – fidias1967@gmail.com

FOTO ILUSTRATIVA

Facebooktwitterredditpinterestlinkedinmail

Sé el primero en comentar en «60 días, escraches, recortes y otras yerbas»

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.


*