San Rafael, Mendoza jueves 28 de noviembre de 2024

Serendipias famosas de la historia – Por:.Beatriz Genchi

La serendipia es, según su descripción oficial y basándome solo en el diccionario: la circunstancia de encontrar algo que no se buscaba por casualidad. Algo así como encontrar un medallón de tu abuela cuando te preguntabas dónde habías puesto las gafas de ver de cerca.

Es un concepto fascinante, no solamente porque la palabra en sí sea bella y baile por nuestra lengua cuando la pronunciamos, sino porque a lo largo de la historia se han producido estos descubrimientos casuales, hallazgos afortunados. Han sido frecuentes en la historia de la ciencia y también se dan en la literatura: cuando un autor escribe sobre algo que ha imaginado y que no se conoce en su época, y se demuestra posteriormente que eso existe tal como lo definió el escritor, con los mismos detalles.

Proviene de un cuento en el que los protagonistas solucionaban todos sus problemas con increíbles casualidades (o, por decirlo de otra forma, de puro chiripa) J

El neologismo, acuñado en su día por Horace Walpole (concretamente en 1754) proviene de un cuento tradicional persa llamado ‘Los tres príncipes de Serendip’, en el que los protagonistas, que provienen de la isla Serendip (que vendría a ser la actual Sri Lanka), solucionaban todos sus problemas con increíbles casualidades. O, como diríamos nosotros los hispanohablantes, de pura chiripa. Es un término que se usaba mucho en el pasado, que después fue cayendo en desuso y que en la actualidad ha vuelto.

 Y, como no podía ser de otro modo, ha habido fascinantes serendipias a lo largo de la historia, que parecen casi arte de magia. Hoy, algunas de las más famosas.

El descubrimiento de la penicilina

En 1922, Alexander Fleming se encontraba analizando un cultivo de bacterias cuando una de las placas se contaminó con un hongo. Fue así como, después, descubrió que alrededor de ese hongo no crecían las bacterias, y concluyó que había algo que las mataba. Una casualidad que dio lugar al descubrimiento de la penicilina.

El hundimiento del Titanic

Una serendipia bastante impresionante. El libro ‘Futility, or the wreck of the titan’, de Morgan Robertson narra el naufragio de un barco llamado Titan. ¿Te suena? Pues lo cierto es que el libro se escribió en 1898, es decir, 14 años antes del naufragio del Titanic. Eso no es todo, en el libro el Titan también choca contra un iceberg, las dimensiones entre ambos son increíblemente similares y el apellido del capitán en la historia real y la ficticia es Smith.

Papas – chips

Es gracias a George Crum que actualmente podemos disfrutar de los chips. Fue en 1853 cuando este cocinero harto de que un comensal siempre se le quejara del grosor y lo aceitosas que eran las papas que cocinaba, le preparó expresamente unas extremadamente finas y las frió con la intención de que ni siquiera pudiera pincharlas con el tenedor. Cuál fue la sorpresa cuando estas le encantaron a dicho cliente.

La Coca-cola

El descubrimiento de la Coca-cola se dio en una farmacéutica. En 1886 el farmacéutico John S. Pemberton, que trabajaba en la farmacéutica Jacobs en Atlanta, estaba investigando para dar con un jarabe que mejorase los problemas de digestión cuando al mezclarlo con agua carbonatada se dio cuenta de que el sabor y el frescor que te aportaba este jarabe era excepcional… digamos…

El velcro

El velcro fue otro descubrimiento accidental que en este caso tuvo inspiración en la naturaleza. El ingeniero George de Mestral observó cómo las semillas de una planta se quedaban pegadas en su ropa, en el pelo de su perro y en su cabello; intrigado por tal hecho, investigó cómo era posible esta unión y vio que las semillas formaban una especie de gancho que se unía con el bucle que constituían a los otros materiales como su ropa. De este modo, en 1941 se descubrió el cierre de gancho y bucle, más conocido como velcro.

El LSD

Albert Hofmann, quien era farmacéutico en Sandoz, sintetizó por primera vez la dietilamida de ácido lisérgico, más conocido con el nombre LSD, aunque no fue hasta 5 años más tarde en 1943 cuando accidentalmente probó un poco de esta sustancia que descubrió sus efectos alucinógenos.

 La sacarina

Fue en 1879 cuando Ira Remsen y Constantin Fahlberg, mientras investigaban en la Universidad de Hopkins la oxidación de algunos elementos químicos, descubrieron lo que hoy conocemos como sacarina, un edulcorante artificial trescientas setenta y cinco veces más potente que el azúcar.

Este descubrimiento se dio por casualidad, mientras Fahlberg comía percibió un sabor muy dulce en su comida que procedía de sus manos, después de analizar tal sustancia se dio con el descubrimiento de este potente edulcorante.

La configuración del átomo

Cuando Niels Bohr llevaba un tiempo trabajando en la configuración del átomo tuvo un sueño en el cual vio un posible modelo del mismo. Al despertar se le ocurrió dibujarlo en un papel, sin darle excesiva importancia. Al poco tiempo volvió al papel y se dio cuenta de que durmiendo había hallado la verdadera estructura del átomo.

El principio de Arquímedes y una bañera

La serendipia más famosa de la historia se produjo en una bañera, según la leyenda. Arquímedes descubrió que todo cuerpo sumergido en un fluido experimenta un empuje vertical y hacia arriba igual al peso de fluido desalojado mientras se bañaba (y corrió desnudo por las calles gritando ‘Eureka’, como no podía ser de otro modo).

Las lunas de Marte

Jonathan Swift describió en ‘Los viajes de Gulliver’ (¡de 1762!) dos supuestos satélites naturales de Marte. Voltaire, en ‘Micromegas’, considerado uno de los primeros relatos de ciencia ficción de la historia. El descubrimiento de los, efectivamente, dos satélites marcianos (Fobos y Deimos) se produjo un poco después: en 1877.

El viagra.

Una historia parecida a la de la penicilina: en 1985, Pfizer trabajaba en un fármaco que pudiera tratar la hipertensión y la angina de pecho. Aunque al comenzar los ensayos clínicos vieron que el sildenafilo (es decir, viagra) no cumplía. Sí, observaron que si se aumentaba la dosis se producían unos curiosos efectos secundarios entre los que estaba el que todos conocemos.

El covid

Quizá la serendipia que ahora mismo más puede afectarnos. En los 80, Dean Koontz escribió una novela de terror llamada ‘Los ojos de la oscuridad’, en la que un virus mortaldesarrollado en un laboratorio chino desata el terror en 2020. ¿Su nombre? Wuhan-400. Demasiadas casualidades para no creer que Koontz es, en realidad, un viajero del tiempo. Como no podía ser de otro modo, la llegada del virus lo puso de moda de nuevo y lo dio a conocer en redes sociales. Una serendipia un poco terrorífica. Que también las hay!

Gentileza

Beatriz Genchi
Museóloga – Gestora cultural
bgenchi50@gmail.com

Puerto Madryn – Chubut.

 

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