Las enfermedades cardiovasculares se mantienen a la cabeza en todo el mundo en morbimortalidad, incluso en los años en los que el covid-19 ha golpeó más fuerte. Los últimos datos de 2020 revelan que en España fueron las responsables de 120.000 muertes y estuvieron detrás de uno de cada cuatro fallecimientos en hombres y uno de cada tres en mujeres, por delante del coronavirus y el cáncer.
Una de las causas está en el desarrollo de la aterosclerosis. «Un evento cardiovascular que supone el fracaso de la prevención primaria y nos pasa a la prevención secundaria, pero la base de la enfermedad cardiovascular es siempre la aterosclerosis», explicaba a DM, Vicente Pallares, coordinador del Grupo de Hipertensión Arterial y Enfermedad Cardiovascular de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen).
Además, Pallares defiende que hay que poner el foco en el cribado y la detección y en la «adecuada gestión global» de los factores de riesgo individuales, tanto modificables como no modificables. Estos son objetivos de laEstrategia en Salud Cardiovascular del Sistema Nacional de Salud (ESCAV), del Ministerio de Sanidad, de la que Pallares, en nombre de Semergen, es uno de sus autores.
La aterosclerosis o formación de placas de ateroma en las arterias, derivada de la acumulación de colesterol LDL en sangre, suele estar en el origen de las alteraciones vasculares ateroscleróticas. «Estamos ante la lesión básica sobre la que se desarrolla prácticamente toda la enfermedad cardiovascular. Se caracteriza por el desarrollo de múltiples placas de ateroma, formadas básicamente por colesterol cubierto de una placa fibrosa, que de forma muy simplificada puede estrechar la luz capilar de forma progresiva o bruscamente por ulceración de la placa, hemorragia y trombosis de la misma, siendo el sustrato de los eventos isquémicos tanto a nivel miocárdico, cerebrales y en arterias periféricas», explica a DM Eva María Moya Mateo, facultativa especialista en Medicina Interna, Unidad de Riesgo Cardiovascular del Hospital Universitario Infanta Leonor, de Madrid.
Datos que dibujan su impacto: en la UE unos 60 millones de personas conviven con enfermedades cardiovasculares que suponen un 36% de la mortalidad total. En España, 1 de cada 4 personas fallece por enfermedad cardiovascular. Según algunos estudios enfocados en la enfermedad cardiovascular asintomática o subclínica, la aterosclerosis está presente en más del 50% de la población, lo que, sin duda, es un marcador de riesgo a tener en cuenta en la población general y en los grupos de riesgo.
Con todo, hay un 80% de los pacientes con riesgo cardiovascular alto o muy alto que no consigue llegar a los objetivos terapéuticos. Asimismo, existe un 40% de pacientes de muy alto riesgo cardiovascular que presentaría niveles de LDL de entre 55 y 100 mg/dl, fuera del objetivo de control, pero sin acceso a tratamientos financiados.
Se trata de un colectivo que muchas veces tienen otras patologías como diabetes, enfermedades renales, etc., y el tratamiento de dieta, ejercicio físico, cambio de estilo de vida no funciona. Ni tampoco tienen adherencia con las estatinas.
¿QUÉ TOMAN LOS QUE NO RESPONDEN A LAS ESTATINAS?
En estos pacientes una de las opciones es el ácido bempedoico. El fármaco responde a esta necesidad médica no cubierta con un tratamiento cómodo y eficaz y se dirige principalmente a la zona gris de pacientes que están en niveles entre 55 y 100 y no están controlados (ese es el target al que se dirige el fármaco).
La gran mayoría de los pacientes con enfermedad vascular aterosclerótica (EVA) considerados de muy alto riesgo cardiovascular no alcanzan los objetivos de control de las guías de un LDL inferior a 55 mg/dl y la reducción del 50% basal. Estos objetivos, vigentes en Europa y en España, se desprenden de los ensayos clínicos con tratamientos hipolipemiantes que siguen sin contradecir la premisa de que el LDL cuanto más bajo, mejor.
Los niveles altos de LDL en sangre se correlacionan con la formación de placas de ateroma en las arterias y alteraciones vasculares ateroscleróticas. Según el Ciber CV, un nivel subóptimo del LDL puede contribuir al 60% de infartos o anginas de pecho y al 40% de ictus.
Son varios los trabajos que han analizado la situación del control del LDL, como los estudios europeos Euroaspire, Da Vinci, Santori y, en el caso español, el Reality. Desde la Sociedad Española de Cardiología (SEC) señalan que solo un 18% de los pacientes de muy alto riesgo cardiovascular en Europa alcanzan un nivel inferior a 55 mg/dl. En España, según la Sociedad Española de Arteriosclerosis (SEA), el porcentaje de control en estos pacientes en alerta roja por el alto riesgo de eventos es algo mejor y asciende al 25%.
¿EN QUÉ CONSISTE ESTA OPCIÓN TERAPÉUTICA?
El ácido bempedoico es un hipolipemiante oral que ha demostrado su eficacia para reducir complicaciones cardiovasculares en pacientes de alto riesgo vascular, en particular si son intolerantes a las estatinas.
Además, «reduce las concentraciones de colesterol LDL entre un 16 y un 23% según se administre o no con estatinas, y hasta un 38% asociado a ezetimiba. Además, tiene acción antiinflamatoria. Ha demostrado su eficacia en la reducción de los accidentes cardiovasculares, por lo que debemos incorporarlo como una nueva herramienta en la prevención», detalla Masana.
Fuente:https://www.elmundo.es/ciencia-y-salud/salud/2023/11/30/65675279e4d4d8eb248b458d.html
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