La investigación de yacimientos y cementerios milenarios son para los historiadores una fuente de información de primera mano. Examinando con las técnicas actuales los esqueletos de las personas enterradas no sólo se pueden averiguar aspectos de su cultura, su dieta y su salud, sino establecer también cuándo se produjeron conflictos bélicos o guerras.
Uno de estos estudios acaba de revelar que la batalla a gran escala más antigua de la que hay restos humanos tuvo lugar en el territorio que hoy es España, en concreto en la Rioja Alavesa (provincia de Álava). Un nuevo análisis realizado a 338 individuos de unos 5.000 años de antigüedad encontrados en el yacimiento de San Juan ante Portam Latinam (Laguardia), ha revelado que muchos de ellos podrían haber sido víctimas del primer conflicto bélico en el territorio que actualmente es Europa que ha podido ser documentado con restos humanos, adelantando en un milenio al conflicto anterior conocido.
La investigación, publicada este jueves en la revista Scientific Reports y liderada por Teresa Fernández Crespo, investigadora de la Universidad de Valladolid, señala que tanto el número de personas heridas «como el porcentaje desproporcionadamente alto» de hombres afectados sugieren que las lesiones fueron el resultado de un período de conflicto, que según creen duró al menos varios meses.
Como explica a este diario Teresa Fernández Crespo, hasta ahora «se consideraba que el conflicto a gran escala más antiguo en Europa era la batalla de Tollense en la actual Alemania», que se estima que tuvo lugar entre el 1250-1200 a.C, durante la Edad del Bronce (hace aproximadamente entre 4.000 y 2.800 años).
Gracias a los estudios arqueológicos sabemos que en la actual Rioja Alavesa se asentaban hace 5.000 años poblaciones agrícolas y ganaderas, estructuradas en grupos grandes con cierta complejidad social. Como repasan los autores de este estudio, «esos pobladores dejaron muchas evidencias funerarias, al abrigo de cuevas naturales como en San Juan, o en monumentos megalíticos».
Sin embargo, no hay mucha información sobre los conflictos bélicos durante el período Neolítico europeo (cuya cronología se extiende aproximadamente entre hace 9.000 y 4.000 años ). Investigaciones previas sugerían que esos enfrentamientos consistían sobre todo en incursiones cortas que duraban unos pocos días y que involucraban a pequeños grupos de hasta 20 a 30 personas. Se suponía, por tanto, que las sociedades primitivas carecían de las capacidades logísticas necesarias para resistir durante conflictos más largos y de mayor escala.
Pero el yacimiento de San Juan ante Portam Latinam (SJAPL) demuestra que conflictos de mayor magnitud y duración tenían lugar antes de lo que se creía: «El yacimiento se descubrió en 1985 y se excavó a principios de los 90, antes de que se publicaran la mayoría de las evidencias de violencia prehistórica que conocemos actualmente en Europa, en las cuales predominan los traumas craneales», detalla Fernández Crespo a través de un correo electrónico.
UN CONFLICTO REGIONAL
«En SJAPL, en cambio, llamaba la atención que, a pesar de tener múltiples evidencias de heridas (directas e indirectas) por punta de flecha, solo se hubiera documentado un trauma craneal sin cicatrizar. Por tanto, se volvió a estudiar la colección para valorar esta singularidad. Y las evidencias apuntan a que son las más antiguas de conflictos bélicos en el continente», explica la investigadora que cree que se trataba de un conflicto regional, pues se han encontrado en otros yacimientos en un radio de diez kilómetros restos humanos con heridas por punto de flecha.
Aunque la violencia se ha documentado desde los orígenes del ser humano, no se había documentado un número de individuos tan grande envuelto en violencia en el Neolítico en Europa, según Fernández Crespo, que considera que el número de personas involucradas, mayoritariamente varones, y una duración prolongada que debió tener este conflicto representa «un salto cuantitativo y cualitativo a la hora de ejercer un tipo de violencia intergrupal».
En concreto, este equipo que incluye a investigadores de las universidades de Cantabria, del País Vasco, Aix-Marsella (Francia) y Oxford (Reino Unido)examinó los restos óseos de 338 personas en busca de evidencia de lesiones cicatrizadas y no cicatrizadas. Todos los restos procedían de un único lugar de enterramiento masivo en una cueva poco profunda en la región de Rioja Alavesa, fechado por radiocarbono entre hace 5.400 y 5.000 años.
También se hallaron en el yacimiento 52 puntas de flecha de sílex. Investigaciones anteriores encontraron que 36 de ellas tenían daños asociados con el impacto en un objetivo. Los autores determinaron que el 23,1% de los individuos presentaba lesiones esqueléticas, y el 10,1% tenía lesiones sin cicatrizar, un porcentaje sustancialmente más alto que las tasas de lesiones estimadas para esa época (7-17% y 2-5%, respectivamente).
También averiguaron que el 74,1% de las lesiones no curadas y el 70% de las heridas cicatrizadas las habían sufrido hombres adolescentes o adultos, una tasa significativamente más alta que en las mujeres, y una diferencia no observada en otros sitios europeos de mortalidad masiva del Neolítico.
Esa tasa relativamente alta de heridas curadas sugiere, según los científicos, que el conflicto se prolongó durante varios meses. Las razones que lo desencadenaron no están claras, pero entre las causas que barajan figura la posible tensión entre distintos grupos culturales de la región durante el Neolítico final.
Como explica la investigadora de la Universidad de Valladolid, el análisis de los esqueletos «sugiere también malas condiciones de vida y de salud, las cuales interpretamos como daños colaterales del conflicto en la población general».
Fuente;https://www.elmundo.es/ciencia-y-salud/ciencia/2023/11/02/6543758bfc6c83cc0d8b45dd.html
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