Ricardo Pristupluk – LA NACION
Mientras se precipitan los alineamientos frente al balotaje, en el seno de la fuerza dan por descontado que emergerán un nuevo polo de derecha y un sector de centro; presión de gobernadores e intendentes para no dinamitar el espacio
“Hizo la jugada de Cristina Kirchner en 2019 con Alberto Fernández. Había que mover el tablero”. Quien habla es uno de los referentes de Pro que se subordinaron a la decisión de Patricia Bullrich y Mauricio Macri de respaldar a Javier Milei (La Libertad Avanza) con vistas al balotaje del 19 de noviembre próximo, una maniobra que materializó la fractura de Juntos por el Cambio, el espacio opositor que quedó tercero en los comicios de octubre.
A casi 48 horas de que Bullrich anunciara que apoyará a Milei en la segunda vuelta, se aceleran los alineamientos en el mapa opositor. Las piezas se reacomodan en el rompecabezas de Juntos por el Cambio, cuando aún no se disipó el humo por la batalla. Los jerarcas opositores conviven en la niebla de la guerra. Hay un alto grado de incertidumbre sobre el futuro del sello que llevó a Mauricio Macri al poder en 2015, pero la mayoría da por hecho que habrá una reconfiguración. Especulan que emergerá un nuevo polo de derecha y un sector de centro en el escenario político, gane o pierda Milei el balotaje. Otros creen que aún hay incentivos para evitar una fragmentación, pese a que los vínculos quedaron severamente dañados.
Alejandro Guyot
Están los que adoptaron una actitud defensiva con el argumento de que requieren conservar la herramienta de JxC como una garantía de que la oposición podrá condicionar a un eventual gobierno de Massa y brindarles asistencia legislativa a los gobernadores e intendentes aliados. Y los que pasaron a la ofensiva, con la excusa de que preservar la neutralidad política cuando el kirchnerismo tiene posibilidades de continuar en el poder no es una opción.
Muchos de ellos machacan con que quieren tener voz en la toma de decisiones, porque cosecharon votos y gestionan sus distritos, y no aceptan ser arrastrados por Macri y Bullrich. Por eso, la liga de mandatarios llamó a defender la unidad y optó por mantener la neutralidad. “Más allá de nuestras posiciones personales, nuestro deber en este momento no es determinar quién será el próximo presidente, sino reafirmar los valores fundacionales de Juntos por el Cambio”, puntualizaron en un pronunciamiento del miércoles. Lo propio hizo ayer el interbloque de JxC en el Senado, conducido por Alfredo Cornejo, quien fue electo en Mendoza. Posaron en la foto todos los integrantes de la bancada, incluso, Martín Lousteau, vice de la UCR, quien le dedicó durísimas críticas a Macri -lo acusó de presionar a los legisladores-, como José Torello y Schiavoni, dos hombres de confianza de Macri. “Los gobernadores y los bloques parlamentarios estamos unidos. En eso no hay modificaciones”, remarcan en Pro.
Sin embargo, hay macristas que ya imagina la futura conformación de un nuevo bloque en Diputados. Estiman que podrían reunir unos 38 legisladores tras el recambio de diciembre. Si optaran por separarse de la UCR y la CC, se fusionarían con la bancada de LLA, que tendría más de treinta escaños. Ayer Ritondo preparaba una primera señal de autonomía con la firma de un texto de legisladores que acompañan a Macri y a Bullrich. A él se sumó Damián Arabia, uno de los armadores de Bullrich. Calculan que reunirán unas 35 firmas. “No significa que nos vamos a LLA; no implica acuerdo”, aseguran cerca de la exministra.
Tras la ola de cuestionamientos por las formas y el timming del pacto con el libertario, la titular de Pro y sus voceros salieron a defenderse. Bullrich, sobre todo, apuntó contra Morales y Lousteau, quienes aseguraron que Macri y Bullrich habían decidido abandonar a JxC al dar su beneplácito a Milei sin consensuar con sus socios. “¿Quién es el dueño de Juntos por el Cambio para decidir quién está o no está? Yo les gané las PASO a Morales, a Lousteau y a Larreta”, lanzó Bullrich.
En el macrismo repiten que Morales y Lousteau ya habían anticipado o sugerido que estaban dispuestos a acompañar a Massa por su rechazo a Milei y su decálogo de ideas programáticas. La tensa discusión en el búnker de Parque Norte tras la derrota electoral por el mensaje de Bullrich -acusan a Lousteau, Morales y Emiliano Yacobitti de haber actuado de forma “patotera” para no adelantar una posición- marcó un punto de inflexión. Además, creen que los gobernadores, la CC y la UCR querían instalar la posición de la neutralidad. Consideran que el electorado propio no iba a perdonar a JxC, menos aún a Pro, que se mostrara prescindente. Radicales y autoridades de la fuerza de Carrió afirman que Bullrich estaba al tanto de que cada partido se pronunciaría antes de la cumbre que estaba prevista para ayer. Macri y Bullrich aceleraron tras la reunión fructuosa con Milei. Larreta se anotició sobre ese encuentro en Acassuso cuando llegaba a la casa de Bullrich, horas antes del anuncio que tensionó a JxC. Los laderos de Macri justifican la maniobra, a pesar de los duros cuestionamientos de sus aliados: aseguran que el Pro o JxC debe ser el “dique” al autoritarismo de un nuevo gobierno del kirchnerismo. Plantean que en la segunda vuelta se elige el “cambio” o la “continuidad de la mafia”.
Cerca de Macri temen que Massa asuma el poder y avance sobre la Justicia. Está claro que el expresidente tiene preocupación por su futuro judicial y la chance de que el kirchnerismo tome el control sobre organismos clave. En el escenario de que el libertario le gane a Massa, Macri, Bullrich y sus leales quieren asumir el rol de garantes de que Milei estará fuertemente condicionado para respetar una agenda económica e institucional afín a JxC. Podrían rodearlo de equipos técnicos o nutrirlo de ministros o controlarlo desde el Congreso. Es el operativo de domar al león. Los macristas notaron una gran apertura de Milei a recibir ayuda. Macri lo tenía claro hace tiempo. De hecho, en el cierre de campaña en Lomas de Zamora, aseguró que la fuerza de Milei era “no madura” e “infiltrable”.
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