Según el testimonio de un capataz de obra, entrevistado por un programa televisivo a comienzos de los ‘70, cuyo video sobrevive en YouTube,para derrumbar una manzana se utilizaban unas 250 personas, en un proceso que llevaba alrededor de tres meses. Para darle paso a la totalidad de la avenida, unas 20 cuadras sucumbieron al pico demoledor.
Es decir, la icónica avenida que recorre de norte a sur los barrios de Retiro, San Nicolás, Monserrat y Constitución y que es, además, el lugar por excelencia de los festejos populares y de todo tipo de manifestaciones de tinte político y artístico, nació hace “apenas” unos 85 años.
Los vecinos que habitaban las viviendas que fueron demolidas fueron relocalizados. “Les vamos a ir proveyendo su realojamiento en viviendas que se van a construir o facilitándoles los medios económicos para que puedan adquirir sus propias viviendas”.
Entre las construcciones que fueron tiradas abajo por el impulsivo accionar del progreso se encontraban algunos lugares icónicos de Buenos Aires, que volvieron a resurgir en otros puntos de la ciudad. Cerca de la zona del Obelisco, en la creación del primer tramo, fueron demolidos el lugar donde funcionaba el Teatro del Pueblo y la primera versión del Luna Park. Y a comienzos de los ‘70, durante la extensión de la avenida hacia el sur, cayó la Botica del Ángel, el legendario espacio artístico y cultural de Eduardo Bergara Leumann.
Pero hay dos edificios menos famosos que los mencionados arriba, que también cuentan una historia particular dentro de la epopeya urbanística de la realización de la 9 de Julio. Es que eran dos construcciones destacadas en su arquitectura que fueron erigidos muy poco antes de que comenzara a desarrollarse la Avenida. Y hoy apenas quedan de ellos algunos registros fotográficos
El primero de ellos fue un complejo de departamentos llamado Solaire, que fue construido por el arquitecto León Dourge, en 1933, en la calle México 1050 (justo entre Lima y Bernardo de Irigoyen), pleno barrio de Monserrat, y en la cuadra donde se erigía antiguamente la histórica jabonería de Vieytes. Esta obra tenía la particularidad de que estaba conformada por tres cuerpos de departamentos de siete pisos cada uno que formaban una “u”, en cuyo centro había un espacioso patio central, lo que hacía que cada vivienda recibiera el sol y el aire que le daban el nombre a la obra.
Lo curioso es que para la fecha de construcción ya se sabía que la avenida pasaría por allí. El motivo es un misterio. Posiblemente especularon con que sabían que eran muchos departamentos y en algún momento los iban a tener que vender. El gobierno pagaba muy bien, e iba a pagar más por todos esos departamentos que por una casa. Pero en definitiva, es un misterio y no sabemos por qué pusieron ahí ese edificio.
Lo cierto es que, mal que mal, el Solaire se mantuvo en pie por casi 40 años. Fue el último edificio demolido en la extensión del trayecto de la avenida entre Belgrano e Independencia, en 1970, ya que, por su belleza y comodidades, los trabajadores lo utilizaban como obrador.
Pero hubo otro edificio que también se comenzó a construir poco antes de que la 9 de Julio se inaugurara. Más precisamente, en 1934. Se trata de un icónico rascacielos que se levantó en la traza de la avenida y que, sin embargo, es el único que no fue demolido. Ubicado en la 9 de Julio 1925, entre Belgrano y Moreno, esta mole racionalista de 22 pisos, ideado por el entonces director de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas de la Nación de entonces, José Hortal, fue creado precisamente para ser la sede de ese ministerio. Actualmente funcionan allí los ministerios de Desarrollo Social y de Salud de la Nación. Este edificio es fácilmente reconocible porque tiene en sus flancos norte y sur el rostro de Eva Perón y sobre todo porque es la única obra, además del Obelisco, que se encuentra sobre la Avenida. Pero lo que pocos saben es que alguna vez se proyectó la construcción de un rascacielos gemelo al edificio del Ministerio de Obras Públicas, a levantarse justo enfrente de este, también sobre la 9 de Julio, pero del lado oeste. El plan había sido pensado cuando se imaginaba una avenida de un ancho de 33 metros.
Gentileza:
Beatriz Genchi
Museóloga-Gestora Cultural-Artista Plástica.
Puerto Madryn – Chubut.
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