Por alguna causa cada tanto visito las inmediaciones de la Bahía Samborombón en Buenos Aires. Como saben que vengo de un lugar donde de avistan ballenas fácilmente. Me dicen desde hace tiempo: “Por acá también han sabido andar”. Entonces luego del segundo, tercer comentario por el estilo, me pongo a investigar.
Hace 110 años, el 29 de agosto de 1903, se podía leer en la Revista Caras y Caretas: “Se sacó una ballena en las costas de Conchitas” (‘Guillermo Enrique Hudson’ desde 1930). Todo empezó en la Bahía de Samborombón, allí el marinero Melillo y cinco compañeros lograron atrapar, no sin esfuerzo, a una enorme ballena de 30 metros de largo y 7 metros de ancho.
Los autores del hallazgo y captura del cetáceo, se trasladaron a Buenos Aires e interesaron para su adquisición al Museo Nacional, que envió a un representante para incautar al enorme animal.
El Sr. Rafael Melillo, no tuvo en cuenta que el animal, aun herido, pudiera huir de las redes hacia la costa del Tuyú tratando de buscar agua. Allí el pequeño vapor Castells, enviado por el armador de barcos Santiago Lambruschini, logró amarrarla de nuevo y la remolcó hasta la costa de Berazategui, sorteando no pocos escollos por la bajante del río y dirigiéndose por esa razón a Conchitas.
Al solo anuncio de la aparición de la ballena en Berazategui, los curiosos fueron en tropel a ver al cetáceo, entre ellos el Dr. Fernando Lahille, director de la oficina Nacional de Caza y Pesca, quien hizo el viaje desde Buenos Aires, para investigar su filiación en la escala zoológica, pero su viaje resultó inútil por encontrarse el animal sumergido en el agua. Según esta naturalista medía de 25 a 26 metros y su valor económico sería de unos $ 2000. Comentándole a la prensa que no era la primera vez que las ballenas visitaban el Río de la Plata.
Sus “poseedores” creían que el hallazgo les aportaría una gran fortuna, pero, aunque se hubiera logrado el aprovechamiento máximo, la suma no hubiera superado los $ 2000 antes mencionado.
Finalmente, se determina que el cetáceo, pertenecía a la familia balenopteros y agregan: “especie muy difundida en los mares del Sud.” (¡por acá nunca escuche de esa especie!), Al final fue vendida en $ 300 al Museo Nacional. ¿¿¿No sé a qué museo se referían … al histórico de Bs.As.??? ¡Nunca vi ninguna ballena allí! ¡Preguntare!
También cuentan que el Organismo Provincial (Bs.As.) para el Desarrollo Sostenible informó en 2014 del hallazgo de una ballena muerta en aguas del Río de la Plata, a la altura de la localidad de Berazategui, que tuvo lugar gracias a la intervención de la Red Oficial de Rescate de Fauna Marina. Se trata de una ballena picuda de Arnoux, una especie que habita zonas oceánicas profundas y cuyos restos fueron donados al Museo de Ciencias Naturales de La Plata. El ejemplar, que pertenece a la especie berardiusarnuxii, presentó un tamaño de 6,40 metros de longitud y un peso estimado en 6 toneladas.
Y en 2015, nuevo anuncio en la zona. El vecino, Carlos Martínez halló lo que luego se estableció que era una vértebra cervical, fragmentos de costilla y parte del cráneo de un cetáceo. Especialistas del Instituto de la Vivienda, se hicieron cargo del rescate de los fósiles. En el operativo de recuperación, trabajó personal de la Secretaría de Cultura de la municipalidad de Berazategui junto con cooperativistas del programa Argentina Trabaja.
La paleontóloga del Instituto de la Vivienda Verónica Lirusso, quien dirigió los trabajos manifestó que “no es frecuente encontrar este tipo de fósiles en la provincia de Buenos Aires, es más común hallar restos de megafauna, que son los grandes mamíferos terrestres como el tigre diente de sable, que vivieron en el período del pleistoceno hace, como mínimo, aproximadamente 8 mil años”.
Los fósiles fueron encontrados de manera casual por Carlos Martínez cuando, junto a su hijo, realizaba las bases para hacer una construcción en el fondo de su casa. “Cuando hicimos las perforaciones para hacer los cimientos de la obra nos encontramos con huesos y nos llamó mucho la atención. Inmediatamente avisamos al Museo de La Plata y se tuvo que parar la obra. Nunca me imaginé que podía tener una ballena en el terreno de mi casa”, contó, sorprendido, el vecino.
¡Ya vemos! La tierra tiene una historia dinámica y de millones de años; de hecho, hubo ascensos y descensos del nivel del mar y que haya una ballena en lugares inesperados responde a eso, a un ascenso del nivel del mar que cubrió lo que hoy conocemos como tierra firme y está urbanizado. Esto explica que se preservan restos marinos en lo que hoy es tierra firme.
Perooo no nos olvidemos que la de 1903 aun respiraba…que diría Guillermo Enrique Hudson? A propósito de llevar su nombre uno de los lugares mencionados. Un naturalista y escritor nacido en la Argentina (1841- 1922), que luego emigró a Inglaterra. En 1889 cofundó la primera sociedad protectora de las aves. Pero por no ser un lord británico, no pudo acceder a la presidencia. En 1916, ya constituida la asociación Aves Argentinas, en ese entonces Sociedad Ornitológica del Plata, fue nombrado como el primer socio honorario, lo cual le permitió volver a trabajar por las aves de su país natal y estar vinculado hasta el día de su muerte con su flora y fauna. Reconocido como el primer naturalista argentino tiene por la zona en cuestión, un Museo Histórico y Reserva Provincial que llevan su nombre en terrenos donados por su viuda.
Gentileza:
Beatriz Genchi
Museóloga-Gestora Cultural-Artista Plástica.
bgenchi50@gmail.com
Puerto Madryn – Chubut.
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