Un equipo liderado por el conocido astrofísico de Harvard Avi Loeb ha analizado por primera vez lo que, según concluyen, son materiales de un objeto del tamaño de un metro que se originó fuera del sistema solar.
Un equipo liderado por el conocido astrofísico de Harvard ha analizado por primera vez lo que, según concluyen, son materiales de un objeto del tamaño de un metro que se originó fuera del sistema solar. Los investigadores del Proyecto Galileo acaban de completar el análisis inicial de 57 esférulas del lugar, en el Océano Pacífico, donde se estrelló el primer meteoro interestelar reconocido con impacto en la Tierra, IM1, el 8 de enero de 2014.
En total, la expedición dirigida por Loeb recogió alrededor de 700 esférulas del 14 al 28 de junio de 2023, mediante un trineo magnético desplegado en el fondo del océano a 2.000 metros de profundidad desde el buque Silver Star, desplegado desde Papúa Nueva Guinea hasta una zona de 10 kilómetros alrededor de la ubicación del impacto.
El origen interestelar de IM1 se estableció con un nivel de confianza del 99,999% basándose en mediciones de velocidad realizadas por satélites del gobierno de EE. UU., como confirma el Comando Espacial de EE.UU. a la NASA, comenta Loeb.
La curva de luz de la bola de fuego mostró tres llamaradas, separadas por una décima de segundo entre sí.Antes de ingresar al sistema solar, IM1 se movía a una velocidad de 60 kilómetros por segundo en relación con el estándar local del resto de la Vía Láctea, más rápido que el 95% de todas las estrellas en las cercanías del Sol.
Teniendo en cuenta que mantuvo su integridad a una velocidad de impacto en la Tierra de 45 kilómetros por segundo hasta una altura de 17 kilómetros sobre el Océano Pacífico, la resistencia de su material debe haber sido más dura que las 272 rocas espaciales documentadas por la NASA en el catálogo de meteoritos del CNEOS, incluida la minoría del 5% de ellos que son meteoritos de hierro.
Según Loeb, las esférulas recuperadas están siendo analizadas con los mejores instrumentos del mundo en cuatro laboratorios de la Universidad de Harvard, la Universidad de California en Berkeley, la Corporación Bruker y la Universidad de Tecnología de Papúa Nueva Guinea, cuyo vicerrector firmó un Memorando de Entendimiento con la Universidad de Harvard para colaboración en la expedición de investigación.
Los análisis realizados revelan que cinco esférulas únicas de las regiones cercanas a la trayectoria de IM1 mostraban un patrón de composición de elementos externos al sistema solar, nunca antes visto. Este resultado se obtuvo después de que se generó el mapa de calor y proporcionó una confirmación independiente de que IM1 es responsable del exceso de esférulas en las regiones cercanas a su trayectoria.
Loeb ha defendido la hipótesis de que el objeto que se estrelló en el Pacífico pudiera tener origen artificial, pero las pruebas realizadas sobre las esférulas hasta el momento no aportan evidencias en ese sentido.
Fuente:https://www.elmundo.es/ciencia-y-salud/ciencia/2023/08/30/64ef291fe9cf4a8b728b4592.html
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