San Rafael, Mendoza 20 de abril de 2024

Un árbol de lapidas – Por:.Beatriz Genchi

En el cementerio de la Antigua Iglesia de San Pancracio (St Pancras) en Londres, cientos de antiguas lápidas rodean un fresno al cual apodan el árbol Hardy (o The Hardy Tree en inglés). Por supuesto, estas no están en la forma en que se establecieron originalmente. Así que, ¿cómo llegaron a esta, su última morada, por así decirlo? ¿Y quién fue el responsable?

Mucho antes de que se hiciera famoso el novelista, cuentista y poeta inglés, Thomas Hardy por novelas como Tess de los D’Urberville, “Lejos del mundanal ruido” y “El Alcalde de Casterbridge”, (como cualquier otro aspirante a escritor) tenía que encontrar un empleo con el que pagar sus cuentas. Su campo elegido iba a ser la arquitectura.

Sin embargo, es poco probable que el aspirante a autor pudiera adivinar lo que uno de los proyectos de su empresa le exigiría. Probablemente no se inscribiese en la arquitectura para ser enviado a excavar un cementerio. Sin embargo, al igual que muchos jóvenes buscando su camino, a veces tenes que hacer lo que tenes que hacer.

Durante sus cinco años con el arquitecto de Covent Garden, Arthur Blomfield (1862-1867), el sistema ferroviario de las islas británicas fue sometido a una enorme explosión de crecimiento. Las líneas en Londres y sus alrededores estaban, particularmente, exigiendo más espacio para llevar a la gente dentro y fuera de la capital.

Fue durante este tiempo que una antigua parte del Cementerio de San Pancracio fue designado para la obliteración (destrucción) casi total con el fin de dar paso a una nueva línea de ferrocarril. El obispo de Londres dio el contrato para este trabajo a Blomfield que pasó la responsabilidad a su joven estudiante, Hardy. Sin embargo, estos objetos en el camino del progreso no podían borrarse como barrios marginales o tugurios. Incluso en ocasiones el progreso debe respetar lo que a habido antes y la supresión y reubicación de tantas tumbas, es casi seguro que causaría un gran revuelo si no se hace correctamente…

Los ataúdes fueron retirados del sitio con circunspecta atención y fueron enterrados de nuevo en otro lugar (el Inglés Victoriano tenía horror de la cremación). No hubo necesidad de mover las lápidas. Sin embargo, a pesar de que las tumbas eran viejas y no eran visitadas no habría sido respetuoso simplemente tirar las lápidas en el Támesis.

El proceso habría tomado una gran cantidad de tiempo y el joven Hardy, quien tenía 25 años cuando se le dio este encargo, habría pasado gran parte del año supervisando el trabajo. Tal vez sus experiencias en el patio de la iglesia de San Pancracio más tarde inspiraron algunos de los pasajes más sombríos en sus novelas.

Algunas de las lápidas fueron colocadas con un patrón circular alrededor de un joven fresno en el cementerio de la Antigua Iglesia de San Pancracio, lo suficientemente lejos del lugar de la vía férrea para que no tuviesen que ser molestadas de nuevo. Durante décadas el árbol Hardy ha crecido inevitablemente y partes de las lápidas más cercanas al árbol han desaparecido en su crecimiento.

Allí las lápidas persisten. El tiempo y los elementos climáticos han destruido casi todos los restos mortales que indicaban que estas lápidas una vez estuvieron puestas. Sin embargo, como muestra de deferencia a las vastas multitudes que han rodeado Londres y sus alrededores a través de los siglos este arreglo que encontramos en el árbol Hardy parece un incuestionablemente apropiado “memento mori“.

Gentileza:

Beatriz Genchi
Museologa-Gestora cultural.
bgenchi50@gmail.com

Puerto Madryn-Chubut.

 

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