Los especialistas indican que los adultos debemos diferenciar los rasgos propios de la adolescencia de los indicadores de que algo no anda bien. O dicho de otro modo: saber “leer” la adolescencia normal y la que podría estar fuera de estos parámetros. Señales que un adolescente puede tener dificultades en su salud mental.
Hay adolescentes en peligro de muerte y cada vez son más jóvenes, inclusive de hasta 11 años. El dato se desprende de una investigación del Servicio de internación de adolescentes con patología subjetiva del Hospital Schestakow de San Rafael.
La adolescencia finaliza solo cuando el cerebro termina de formarse. Es un pasaje obligado, delicado y atormentado pero también creativo, que se extiende desde el fin de la niñez hasta el inicio de la edad adulta. Mientras tanto conductas rebeldes, desafiantes, actitudes cambiantes son rasgos estándares de la etapa de la adolescencia. Hacer nada también integra el punteo de la normalidad adolescente.
Quizás cuesta admitir que el adolescente haga nada, pero es propio de la edad y aunque no lo parezca esta conducta pasiva también implica un esfuerzo. El desasosiego, o falta de tranquilidad y calma, es un malestar difícil de expresar en palabras, que también está habitualmente presente en esta etapa.
Ahora, también hay indicadores de la adolescencia que no se desarrollan bajo parámetros aceptables, como:
- Aislamiento permanente.
- Escolaridad sin progreso.
- Sensación de persecución y observación.
- Ansiedad o crisis de pánico que lo bloquean y que no le permiten, por ejemplo, dar lección frente a otras personas lo que indica que se está gestando una enfermedad.
El desafío para los padres es tener el conocimiento para diferenciar entre ambas situaciones y saber qué hacer. El punto de partida es que los padres registren:
- El grupo de amigos.
- Dónde se quedan a dormir.
- Conocer qué miran en las redes.
Obviamente resulta imprescindible construir una actitud de padres atentos pero no invasivos y, a la vez, cultivar el equilibrio con las otras obligaciones como el trabajo.
Cómo promover la salud mental
- Fomentar desde niños las actividades al aire libre.
- Practicar deporte, danza, teatro, música, lectura, entre otras actividades que pudieran estimular la creatividad y la actitud proactiva.
- Limitar el uso de las pantallas a dos horas por día.
- Limitar las demandas desmedidas del adolescente al exigir por ejemplo la compra de productos que no son necesarios.
Señales que un adolescente puede tener dificultades en su salud mental
- Cambios en sus parámetros básicos de conducta como el sueño, el peso o en los hábitos alimentarios.
- Pérdida de interés por sus gustos habituales o abandono de actividades que disfrutaba.
- Aislamiento social: retraimiento del grupo de amigos o familiares.
- Cancelación de planes con sus amigos con poca o ninguna explicación.
- Pensamientos o preocupaciones constantes que no lo permiten estar en armonía (desasosiego).
- Tener un grupo completamente de amigos.
- Señales de consumo de drogas y alcohol como pérdida del equilibrio, aliento alcohólico, delirios y alucinaciones, apatía (falta del interés por las cosas).
- Autolesiones como cortes, quemaduras, moretones que el adolescente trata de ocultar o no puede explicar por qué lo hace aunque indica que “alivia”.
Para consultas: Servicio de internación de adolescentes con patología subjetiva del Hospital Schestakow de San Rafael, diaps2022@gmail.com
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