La nave Starship ha volado por los aires antes de separarse del cohete Super Heavy. La compañía lo ha denominado “desintegración no programada” y la ha considerado un éxito. “Con una prueba como esta, el éxito se cifra en todo lo que podamos aprender, y el lanzamiento de hoy mejorará la fiabilidad de Starship a medida que perseguimos el objetivo de llevar la vida a otros planetas”, ha señalado la compañía en Twitter, red social propiedad de Musk. El propio Musk ha dado la enhorabuena a todo el equipo y ha dicho que “han aprendido mucho” de cara al próximo lanzamiento, que se realizará “en unos meses”.
Lógicamente, la explosión de hoy supone una pérdida económica para la compañía estadounidense, que no ha ofrecido cifras exactas de cuánto costaba el cohete lanzado hoy. En 2019, Musk explicó a la CNN que el coste de desarrollo de Starship es de unos 3.000 millones de dólares (2.700 millones de euros). Pero su idea es que el coste final cuando ya se fabrique en serie y tras demostrar su viabilidad se reduzca a unos 10 millones de dólares (nueve millones de euros), sobre todo porque estos artefactos serán reutilizables, por lo que solo es un traspié en un camino largo en busca de la rentabilidad. En comparación, cada viaje del cohete SLS, el más potente de la NASA, cuesta unos 4.000 millones de dólares.
Starship es parte fundamental de la nueva carrera espacial hacia la Luna que lidera Estados Unidos. La nave reutilizable será en teoría la encargada de llevar a la superficie de la Luna a los primeros astronautas en más de 50 años: una mujer y una persona no blanca, según los planes de la agencia espacial estadounidense, que tiene un contrato millonario con la empresa de Musk para el uso de Starship. El fallo de hoy puede hacer que la fecha elegida, 2025, se retrase.
Este ha sido el primer vuelo del Super Heavy acoplado a la nave Starship, aunque SpaceX sí había realizado encendidos de 31 de sus 33 motores raptor, que funcionan de forma simultánea. En el vuelo de hoy, seis de los 33 motores no funcionaron correctamente durante el vuelo, como pudo verse durante el lanzamiento, seguido por numerosos curiosos en las playas cercanas a Boca Chica y por millones en todo el mundo gracias a la retransmisión online de la propia SpaceX.
Estaba previsto que el cohete reutilizable Super Heavy, un monstruo tan alto como un edificio de 40 plantas, impulsase a la nave durante ocho minutos. El vehículo situado en la parte superior del cohete llegaría hasta una altura de unos 240 kilómetros y volaría durante 90 minutos. La aeronave ha sido concebida para aterrizar en vertical y reutilizarse, pero la prueba de hoy solo se centraba en el despegue y el vuelo sin tripulación ni satélites. Estaba previsto que el vehículo interplanetario cayese al océano Pacífico a unos 100 kilómetros al norte de la isla de Kauai, en Hawái (Estados Unidos).
El domingo, Elon Musk ya rebajó las expectativas en una charla para usuarios de Twitter. Hay “un millón de razones” por las que puede salir mal la prueba, aseguró, y advirtió de que si ven riesgos abortarán el intento. “Hay muchas posibilidades de que se posponga, ya que vamos a ser muy cuidadosos con este lanzamiento. Si sale mal, hay muchas cosas que pueden salir mal”, advirtió.
Una de las obsesiones del magnate y el resto de los 11.000 empleados de la compañía es que el despegue del cohete tenga éxito y se aleje lo más posible de la descomunal plataforma de lanzamiento de 146 metros, que también está diseñada para repescar el cohete una vez utilizado. En eso hoy sí han tenido verdadero éxito.
Fuente;https://elpais.com/ciencia/2023-04-20/lanzamiento-de-starship-la-nave-de-elon-musk-para-llegar-a-la-luna.html?autoplay=1
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