Hay pisadas que han pasado a la historia. Probablemente las más conocidas sean las que Neil Armstrong y Buzz Aldrin dejaron en la Luna en 1969, pero en el territorio que actualmente ocupa Tanzania se conservan las que se consideran las huellas más famosas e importantes para la humanidad, por su antigüedad y significado: las huellas de Laetoli.
Las hicieron hace nada menos que 3,7 millones de años tres homínidos que ya caminaban erguidos, dejando para la posteridad la prueba más antigua de huellas realizadas por antepasados que andaban de pie. Fueron descubiertas en 1978 y aunque, naturalmente han sido muy estudiadas, las investigaciones continúan. Por un lado quedan aspectos por averiguar y otros que ya se habían esclarecido están siendo revisados con los nuevos métodos y tecnologías que se aplican a la paleontología, como muestra una investigación recién publicada por investigadores españoles en la revista Ichnos.
El equipo, liderado por Javier Ruiz, geólogo del Departamento de Geodinámica, Estratigrafía y Paleontología de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), y del que forma parte Juan Luis Arsuaga, codirector de los yacimientos de Atapuerca y director científico del Museo de la Evolución Humana de Burgos, ha vuelto a analizar estas huellas atribuidas a miembros de la especie Australopithecus afarensis, la misma a la que pertenece la famosa Lucy hallada en el desierto de Etiopía en 1974. Considerada la madre de la humanidad, el esqueleto de Lucy ha revelado que midió unos 110 centímetros de alto y pesaba unos 27 kilogramos en vida.
Alrededor de 400.000 años antes que Lucy, tres individuos de su misma especie caminaron sobre cenizas volcánicas mojadas por la lluvia y el análisis de ese paseo muestra que los tres caminaron en paralelo, bastante juntos y a buen paso, según los resultados del equipo español. Hasta ahora no se había podido determinar con seguridad si estos tres homínidos caminaron por separado o si lo hicieron juntos, y en este caso, qué relación tuvieron sus respectivos movimientos. «Estamos convencidos de que caminaban juntos», señala en conversación telefónica Javier Ruiz, que afirma que la velocidad a la que caminaron los tres individuos era muy parecida.
‘UN MACHO EXTRAORDINARIAMENTE GRANDE’
Los investigadores han estimado también la altura y sexo probable de esos tres australopitecos, una especie en la que había bastante diferencia entre machos y hembras. «Calculamos que el individuo de mayor tamaño medía 170 centímetros», señala Ruiz. Se trataría por lo tanto de un macho extraordinariamente grande para esta especie, con un rango estimado de entre 110 y 160 centímetros.
El segundo individuo que dejó sus huellas medía unos 140 centímetros y creen que era un macho. El tercero tenía una altura de 120 centímetros y los autores consideran que era una hembra o un individuo juvenil. Los científicos ven muy probable que ambos siguieran de cerca al individuo de mayor tamaño. Aunque también se ha propuesto que las huellas eran de cuatro homínidos, Javier Ruiz señala que en su estudio sólo han visto evidencia de tres.
La idea de realizar este estudio surgió en 2016, cuando Javier Ruiz visitó los yacimientos de Atapuerca, en Burgos: «Juan Luis Arsuaga me comentó que ellos guardaban allí una reproducción de las huellas de Laetoli realizada con un molde sobre el original, y pensamos en hacer algo juntos. Me pareció interesante y se me ocurrió determinar el patrón de movimiento de los tres homínidos, con argumentos matemáticos y de forma precisa», explica el geólogo, que dispuso de un modelo digital de alta resolución de las huellas para realizar el cálculo de las velocidades de los homínidos de Laetoli y sus trayectorias.
El yacimiento de Laetoli se encuentra a 45 kilómetros al sur de la garganta de Olduvai, considerdada la cuna de la humandiad, y las huellas fueron descubiertas en el denominado sitio G por la antropóloga británica Mary Leakey y por Richard Hay.
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