Rosa Rodríguez Quiroga de Capiello, más conocida como Rosita Quiroga, fue la primera cantante arrabalera del tango. Es recordada principalmente por realizar la primera grabación eléctrica en Argentina.
Heredera directa de los payadores, cantaba a media voz, mezclando palabras del lunfardo con que se había criado en el barrio de La Boca. Y hasta la nombraron la Edith Piaf del arrabal. Eva Perón y Julio Cortázar quizá solamente coincidieron en un punto: la admiración a Rosita Quiroga
Grabó su primer disco en 1923, titulado «Siempre criolla», su primer tango fue «La tipa», del guitarrista Enrique Maciel y letra de Enrique Pedro Maroni. Comenzó su carrera con Rosita del Carril, con quien formó un dúo. Aprendió a tocar la guitarra con Juan de Dios Filiberto. Fue ella y la compañía «Victor» quienes inauguraron en la Argentina las grabaciones eléctricas en 1926.
Fue la primera mujer que cantó tangos en LOX (luego LR10) Radio Cultura. “La Nación” del 27 de octubre de 1924 la ubicaba en el segundo lugar entre “los cinco números principales” del día -en que ella era el número principal de Radio Cultura- después de Terceto Arenas (guitarra y canto, por LOY Radio Nacional), y precediendo a Jazz-Band González por LOR Asociación Argentina de Broadcasting, American Jazz-Band Jacke por LOV- Brusa, y Enrique Delfino por LOW Grand Splendid.
Se impuso canyengue durante la larga década del veinte, que en realidad empezó en 1916 con el ascenso de la democracia de masas y terminó con el golpe de 1930. Allí Rosita fue musa de grandes poetas, como ejemplo el Negro Celedonio Flores
En 1931 se retiró parcialmente de la música y comenzó a aparecer menos en escena.
Y reapareció en 1938 en Japón donde se convirtió en la primera intérprete que se escuchó. Donde, según el Ministerio de Cultura, «fue la primera intérprete en cantar y hacerse popular, hasta llegar a tener una peña tanguera con su nombre, en ese país muy afín a nuestra música ciudadana».
Además, trabajando de cazadora de talentos para la RCA Víctor, descubrió a Mercedes Simone y Agustín Magaldi. “No soy Cristóbal Colón -dijo en una entrevista- pero a muchas y a muchos los descubrí yo”. Trenza invisible del campo a la ciudad que resonaba en Carlos Gardel, Rosita Quiroga hizo del tango una cosa de minas. Y rompió el molde aseguraba Edmundo Rivero, quien lo único que deseaba en el cumpleaños era que Rosita le cante unos versos lunfardos.
Su último legado artístico fue «Campaneando mi pasado», tema que grabó cuatro días antes de morir. Falleció el 16 de octubre de 1984 a los 88 años.
Una plazoleta del barrio porteño de San Nicólas ubicada en Av. Presidente Roque Saénz Peña, Esmeralda, Tte. Gral. Juan D. Perón, lleva su nombre
Muchos aseguran que es la más genuina representante del tango arrabalero, hoy una leyenda de la más rancia estirpe porteña, para muchos decía, la más grande, y que es venerada por todos los que aman este paradigma genial llamado tango.
Respecto del término hay varias teorías del origen de la palabra tango. Estos últimos días e leído estas dos que me gustan mucho. Que proviene del latín «tangere» y significa tocar. Y existe una segunda teoría que indica que deriva de una lengua africana y se traduce como «lugar de encuentro».
¿No son bonitas?
Gentileza;
Beatriz Genchi
Museóloga – Gestora cultural.
bgenchi50@gmail.com
Puerto Madryn – Chubut.
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