La noche del 4 de marzo, Buenas Ondas Morales, como los mendocinos lo conocemos, ofrecerá su mano a las reinas en el Teatro Griego Frank Romero Day y se cumplirá medio siglo de una labor y una figura vendimial que él creó y mantiene vigente. Este año también celebra sus 400 vendimias departamentales. Aquí, la historia y los recuerdos de un personaje infaltable.
Feliz, ofreciendo buenas ondas, como siempre lo hace, no solo con sus palabras sino fundamentalmente con una sonrisa sincera y una voluntad de showman que lo mantiene vigente, Santiago Morales nos recibió en su casa para hablarnos de su medio siglo de Vendimia y exhibir algunos de los trajes que lo han hecho brillar junto a las reinas mendocinas.
Santiago comienza recordando su primer paso en este camino, cuando se subió a un colectivo en la esquina de Chile y Godoy Cruz, rumbo al Frank Romero Day, junto a los artistas de Vendimia. Era 1973 y el muchachito inquieto tenía algo en mente: ser parte de la celebración, estar en el escenario.
“Una vez en el teatro griego, me las fui ingeniando para que me incluyeran. Comencé vistiéndome de paisano para acompañar a las reinas, fue mi iniciativa, de metido, imaginé esa escena y poco a poco la pude concretar, pero fui más allá”, nos confiesa, porque no se quedaría simplemente como una figura gauchesca más en el escenario, él debía hacerse notar en grande.
Vendimia, un esmoquin a su medida
La primera reina que acompañó con su sonrisa y su pequeño y erguido porte fue Lourdes Ruiz, de Las Heras. Ella entregaba el reinado a Noemí Sebastianelli, de Tunuyán, que se coronó soberana vendimial en 1973.
“Fue una búsqueda personal y se fue dando naturalmente, yo quería poner mi impronta en la Vendimia. A los pocos años quise vestirme de esmoquin para darle más brillo a mi sueño”, explica Buenas Ondas, satisfecho del lugar que ha conseguido.
“Naturalmente, como se imaginarán, yo no tenía esmoquin. Fui a una casa de alquiler de trajes que estaba en General Paz y San Martín, me probé los más chiquitos. ¡Todos me quedaban grandes, enormes! El encargado me dijo que no había una prenda así para mí. ‘Sos muy bajito, muy delgadito’, me dijo. Yo insistí, lloré incluso, hasta que me modificaron un esmoquin para que me quedara. Esa fue la primera vez que subí al escenario del Frank Romero Day como se me conoce ahora, como el chambelán de las reinas, con un traje adecuado y brillante”.
Acuérdese, usted es la reina
Todos los mendocinos nos hemos preguntado alguna vez qué les dice Buenas Ondas a las reinas cuando las conduce elegantemente por el escenario. Se nota que algo les comenta, que va combinando algunas palabras junto a su sonrisa. Es un tránsito de unos pocos pasos, que siempre nos queda en la memoria.
“Les digo a las reinas, mientras las acompaño, tomándoles la mano: camine derechita, erguida, sonría porque hay mucha gente que la está viendo y usted merece verse bien. Salude con la mano en alto pero sin taparse el rostro, acuérdese, usted es la reina”.
Don Santiago Felipe Llaver, su excelentísima excelencia
Recuerda muchísimos momentos felices en estas cincuenta vendimias, y algunos muy tristes, como el pesar del gobernador Santiago Felipe Llaver, en 1985, cuando tuvo que suspender las celebraciones por el terremoto que sacudió la provincia en enero de ese año.
“Su secretaria, la señora Enriqueta, me hizo pasar al despacho de don Felipe, yo le decía excelentísima excelencia, y a él le hacía gracia, una sonrisa mezclada con pena por todo lo que había pasado. No se haga problema, excelentísima excelencia, le dije, es mejor así, que este año no tengamos fiesta, es mejor que estemos todos más tranquilos”.
Las reinas inolvidables para el chambelán
Pero luego vinieron muchísimas vendimias, y Santiago estuvo en todas. De entre todas las elecciones de reina nacional, se detiene especialmente en el recuerdo de Viviana Lucero, quien fue electa con ciento veinte votos, la mayor cantidad de todos los escrutinios vendimiales, la más votada de la historia. “Fue en 1990 y aquel fue un momento espectacular, la enorme energía y la alegría que había sobre el escenario”.
“A principio de los años ochenta –recuerda–, en una Bendición de los Frutos, hubo un problema de movilidad y el cantor encargado de interpretar Virgen de la Carrodilla no llegó, entonces Elizabeth Martínez, la reina, pidió una guitarra y cantó la tradicional alabanza. Ese fue un momento espontáneo y muy emocionante, imborrable”.
Santiago se pone feliz cuando le pedimos que nombre alguna de las soberanas que lo marcaron en su vida de chambelán. Nos confiesa que recuerda con mucho cariño a reinas nacionales que tuvieron y tienen gran arraigo popular, como Cecilia Fornara, Marcela Gagua, Estela San Sebastián. También evoca el emocionante momento y la celebración del pueblo de Malargüe cuando se coronó reina nacional Patricia Cecconato, al igual que cuando fue elegida Lorena Lorca, del departamento de La Paz.
Vendimia dentro de veinte años
Le preguntamos finalmente, mientras disfrutamos de su exhibición de sacos bordados con lentejuelas, con telas traídas personalmente desde Marruecos, cómo se imagina la fiesta y la figura de las reinas a mediados de siglo, dentro de veinte años, responde con alegría que se tiene fe y que aún estará llevando de la mano a las reinas.
“Seguramente algunas cosas cambiarán, algunos atributos tal vez, pero lo esencial no cambiará, porque toda la celebración y cada una de las figuras que tienen que ver con Vendimia están muy arraigadas, estoy seguro de que el pueblo de Mendoza defenderá esa tradición, eso no se puede perder”, nos dice Santiago con la misma confianza con la que hace cincuenta años subió a un colectivo mezclado entre los artistas, buscando ese lugar, el suyo, que ya es parte de Vendimia.
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