San Rafael, Mendoza viernes 26 de abril de 2024

Como terminar el año en la City porteña – Por:.Beatriz Genchi

Se estima que desde 1992 cada 31 de diciembre, las calles de Buenos Aires se llenaba de papelitos. Una vieja tradición que no se sabe cómo nació, pero no dejaba de cumplirse en el centro porteño. Religiosamente todos los años: el último día hábil del mes de diciembre, el microcentro porteño se llenaba de papelitos que partían de cada ventana de oficina a modo de festejo por el año nuevo.

Los oficinistas porteños no apelaron a todo su ingenio para despedir cada año. Pero año tras año volvían a teñir la City de blanco papel con incontables manifestaciones de alegría arrojadas desde las ventanas de sus puestos de trabajo.

La cantidad de pliegos que cubrían las calles del microcentro algunos años no eran tan importantes como en otros debido a los asuetos, pero los más entusiastas no dudaban en animarse y tirar hasta la última hoja.

La mayoría de los consultados en esas oportunidades restaban importancia a la suciedad y al peligro de que, mezclados con agua, los papeles tapen las alcantarillas, y se justificaban: «Es una tradición».

Entre las débiles municiones se distinguían «armas letales», ya que algunos desmedidos decidieron deshacerse, en claro exceso “fiesteril”, de algunas guías telefónicas.

El contenido de los papeles reveló la personalidad de los porteños. Por ejemplo, se pudo saber que en Lavalle al 300 trabajaba algún detallista que se tomó el trabajo de escribir a mano «Feliz Año Nuevo a quien lea esto», en cada papel que arrojó al aire.

La mayoría se deshacía de su agenda, aunque también sufrieron el destierro resmas, planillas y diarios.

«Si llama Marrone, estoy de viaje», delataba una hoja de agenda. «Cumple Magalí», recordaba otra, en el recuadro del 7 de octubre.

La acumulación de hojas generó actividades inesperadas. Un pequeño montículo de papeles ya sucios se convirtió en una fuente de información para dos empleados de la vieja empresa Movicom. «Somos de telemarketing y de acá podemos sacar varios teléfonos», explicó uno de ellos. Que serían cartoneros del tercer milenio.

El festejo llego a convertirse en una atracción turística. Cerca de un japonés que gatillaba fotos incansablemente, JŸrgen Bestle, un curioso teutón, comentó: «Sé que es una vieja tradición. Cuando vuelva a Alemania voy a contar cómo celebran el fin de año como aquí.»  parecía tener intenciones de exportar…

Con el correr de los años se intuía que los avances tecnológicos podrían terminar con el ritual. Está claro que, con tanto mail, computadora y celulares de última generación, aquellos viejos rollos de las “máquinas de hacen cuentas” que colgaban desde las ventanas fueran desapareciendo.

¡Pero antes se levantaron otras voces! «Esto no le hace bien a nadie. ¿Le parece gracioso que yo me rompa el lomo limpiando mientras la gente tira papelitos alegremente?», se quejó un empleado de la empresa de limpieza, en plaza Roma. Por Lavalle, la voz de un linyera le puso música al festejo: «Papeles, tan sólo papeles…» Y luego nadie más supo de él quien se perdió entre papelitos y música.

Así y todo, hasta el año 2012 cerca del mediodía por un rato el cielo del microcentro se teñía de blanco con una lluvia de papeles. Pero, ese año, el Ministerio de Espacio Público de la Ciudad dispuso un operativo especial de limpieza. En el microcentro se reforzaba el servicio habitual con más cantidad de barrenderos, camiones compactadores e hidro lavadoras.

Ante esta necesidad, desde el gobierno de la Ciudad pidieron erradicar esta práctica y que 2012 sea el último año en que ocurra. Así lo expresaron y además manifestaron que pedirían a las empresas que donen ese papel a las cooperativas de recuperadores urbanos para reducir la basura.

«Hay costumbres que tenemos que cambiar en nuestra forma de celebrar. Así como la pirotecnia estuvo relacionada con la muerte del oso polar del zoológico, (en esa navidad había muerto Winer el oso polar del zoo porteño con un diagnostico arrojado por la autopsia de hipertermia o sea …calor entonces…?) los porteños tenemos que dejar de tirar papelitos a fin de año, porque se convierten en basura innecesariamente», opinaba el encargado de Ambiente y Espacio Público de ese momento.

El funcionario porteño indicó que la «lluvia de papelitos» de fin de año tiene como consecuencia «un volumen de residuo adicional» que obliga a reforzar los operativos de limpieza. «Espero que esta haya sido la última ceremonia de esta tradición», precisó.

Yyy así fue…

Mientras, recuerdo algo leído durante la investigación:

A punto de subir a tirar papelitos desde la terraza de un edificio de 25 de mayo al 400, un señor manifestó: «Es una forma de liberarte de todo lo que acumulaste durante el año. Una expresión de libertad».

Gentileza:

Beatriz Genchi
Museóloga – Gestora cultural.
bgenchi50@gmail.com

Puerto Madryn – Chubut.

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