San Rafael, Mendoza jueves 28 de marzo de 2024

La industrialización y los niños – Por: Beatriz Genchi

En el siglo XIX, el concepto de los niños como mano de obra sobrevivió en esa evolución laboral de la granja a la fábrica. Fue entonces cuando comenzó la verdadera explotación: a diferencia del trabajo en casa, en la fábrica no importaba que la tarea la realizara un adulto o un menor de edad. No se requería de mucha fuerza muscular para guiar los hilos en la máquina de tejer.

Muchos de estos niños en el mundo, se sentaban frente a los telares y máquinas de bordar para trabajar. En Europa casi un tercio de los trabajadores de estas fábricas eran menores de 16 años.

No había alternativa a este destino de los hijos e hijas de una familia trabajadora en esta industria textil. Los chicos no tenían prácticamente ninguna forma de evitar ese trabajo monótono, sin poder jugar y solo pocos podían ir a la escuela.

Algunos niños ya a los seis años comenzaban a enhebrar. Una tarea que, entonces, llevaba mucho tiempo y requería de dedos muy finos, por lo que la realizaban, principalmente, mujeres y niños. Aunque también existían los llamados, “niños del carbón” y otros tantos oficios.

Toda esa cantidad de trabajo afectó naturalmente la salud de los niños, tenían la espalda torcida, mala vista, cansancio y debilidad. La sobrecarga de trabajo los llevaba a estar cansados, somnolientos, mental y físicamente debilitados.

La explotación de los hijos era sistemática, pero no se hacía por malicia o ignorancia. Debido a los bajos salarios, las familias a menudo dependían de ingresos adicionales. Además, el hijo de una familia de obreros, artesanos o campesinos tenía una posición completamente diferente a lo que hoy conocemos. Para los padres, el menor seguía siendo principalmente una ayuda en las labores de la familia.

Los empresarios encontraron esto conveniente, Con este argumento económico, muchos ciudadanos liberales defendieron el trabajo infantil. Un destacado economista de la época, escribió que las hiladoras “con bajos salarios tenían que hacerse ayudar, preferiblemente con trabajo infantil y de otras mujeres, debido a la competencia del extranjero».

Lewis Hine un estadounidense graduado en sociología dirigió su mirada a los inmigrantes y en 1908 publicó “Charities and Commons”. Sin embargo, su leitmotiv sería el trabajo infantil.

A principios del siglo XX no existía una regulación laboral nacional en Estados Unidos que protegiera a los menores, por lo que miles de niños trabajaba en condiciones aberrantes en talleres y fábricas. En 1908 Hine se convirtió en investigador y fotógrafo del National Child Labour Comittee.

Lehis Hine se propuso hacer fotografías (que acompañan) de niños en las terribles condiciones de trabajo de fábricas y talleres con el propósito de mover a la opinión pública y lograr un cambio que protegiera a los menores.

Gentileza

Beatriz Genchi

Museóloga-Gestora Cultural-Artista Plástica.

beagenchi@hotmail.com

Puerto Madryn – Chubut.

 

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