Seguro que lo saben perfectamente: la Edad de los Metales comprende la Edad del Cobre, la Edad del Bronce y la Edad del Hierro. Pero ¿Y el oro? ¿Cuándo comenzaron a trabajarlo?
El hombre comenzó a valorar y rastrear el oro hace más de 6.000 años. Desde entonces, todas las civilizaciones han conferido al más dúctil, brillante y escaso de los metales propiedades míticas, sagradas, ornamentales o simplemente crematísticas (riqueza, posesión). En todos esos siglos, la cantidad de oro arrancado a la tierra ha sido tan escasa que los 24 quilates que califican al oro puro se han convertido en símbolo supremo de riqueza y poder.
Para descubrir su primaria orfebrería, podemos trasladarnos hasta la necrópolis de Varna, en Bulgaria. Allí, encontraron por primera vez cómo sepultaban a sus seres queridos con bellos complementos hechos de este dorado metal. Hablamos de hace poco más de 6.000 años, cuando ya conocían sobradamente el cobre y estaban a punto de dar el salto al bronce.
En esta necrópolis se encuentran, además, un gran número de cenotafios, es decir, tumbas donde no hay nadie enterrado, sólo un lujoso ajuar de oro y una máscara de arcilla. Otras tumbas, sin embargo, aparecen con ajuares funerarios muy humildes, generalmente cuencos de cerámica y útiles de algún oficio. Todo esto nos revela la fuerte estratificación social que se había consolidado ya a finales del Calcolítico centro-europeo. Pero la que aquí traigo (foto) es la tumba nº 43. Sólo en esa tumba hay más oro junto que en todo el yacimiento. Se trata de un hombre de unos 45 años, bastante voluminoso a juzgar por el diámetro de los brazaletes.
Y agrego, ¿que son esos curiosos puntitos que cubren toda la imagen?, y no se ha Uds. ¿¿Pero a mí, se me ocurre que podrían ser pintas de una capa que tenía puesta… o no??’!!!
Vacas, sal, plumas, cigarrillos… Muchos bienes han sido usados como dinero antes de la aparición del oro, cuyas características lo convirtieron en el bien por excelencia, aceptado y bendecido en todo el mundo como moneda de cambio. El hombre empezó a extraer oro en el norte de África y en el Mediterráneo oriental, hace aproximadamente 6000 años. Entre las muchas leyendas que le conciernen (sólo en la Biblia la palabra oro aparece 415 veces), hay una particularmente interesante, a saber, la de Jasón y el Vellocino de oro. De hecho, podría tratarse de una historia real, pues es sabido que, sumergida en las aguas de los ríos de montaña, la piel del carnero funciona como un filtro capaz de atrapar partículas de oro. Inicialmente, los egipcios recababan el oro de los ríos, aunque no tardaron en descubrir los yacimientos primarios de Sudán, Etiopia, Zimbabwe, donde llegaron a excavar hasta los 100 metros de profundidad.
Plinio el Viejo, que vivió en la península ibérica como funcionario, cuenta que en las provincias de Galicia, Asturias y Lusitania se extraían unas 6,5 toneladas de oro al año. Roma impuso el áureo; el Islam, el dinar hasta el siglo XII. Luego vinieron el florín, de Florencia, y el ducado veneciano, el doblón español (que tuvo curso legal hasta el siglo XIX), los luises franceses, las guineas inglesas. El primer país del mundo en usar el oro como patrón monetario, fue Inglaterra, en 1717, y su impulsor fue el entonces director de la Moneda, Isaac Newton, cuyo patrón siguió vigente durante dos siglos, hasta la Primera Guerra Mundial.
El Patrón Oro fue un sistema monetario mundial, surgido a mediados del siglo XIX –tras la aparición del papel moneda–, por el cual el valor de una divisa se correspondía con una determinada cantidad de oro, de tal manera que el emisor de la divisa se comprometía a entregarle, al poseedor de la misma, la correspondiente cantidad de oro físico.
Y a finales del siglo XIX, el Patrón Oro regía en todo el sistema económico internacional ( España era el único país de Europa que seguía teniendo papel moneda no convertible), aunque, debido a la radical interrupción causada por la Primera Guerra Mundial, lo cierto es que no llegó a implantarse legalmente hasta 1944, el año de la creación del Fondo Monetario Internacional (FMI). Las divisas elegidas por el FMI para garantizar el cambio al oro fueron el dólar y la libra esterlina. Así, el Patrón Oro propició el comercio mundial hasta la crisis del petróleo de 1971 (que según muchos expertos fue, en realidad, “la crisis del dólar”), cuando Richard Nixon, entonces presidente de EE UU, cuyo dólar se había devaluado enormemente, optó por retirarse del Patrón Oro. Como consecuencia de ello, también los demás países del mundo fueron paulatinamente abandonándolo, hasta quedar sólo Suiza, la última en rendirse, en 1989.
Gentileza:
Beatriz Genchi
Museóloga – Gestora cultural.
bgenchi50@gmail.com
Puerto Madryn – Chubut.
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