San Rafael, Mendoza miércoles 24 de abril de 2024

Amor en clave de ajedrez – Por: Beatriz Genchi

Victoria Ocampo, una escritora y mecenas fundamental del siglo XX. Su figura se resignifica por el rol disruptivo que tuvo en el ámbito cultural como escritora, editora, mecenas de autores argentinos y extranjeros, así como feminista e intelectual.

Nacida en el seno de una familia aristocrática en la ciudad bonaerense de Beccar el 27 de enero de 1890, logró durante su juventud una destacada participación en los movimientos feministas que surgieron en Argentina, así como en agrupaciones intelectuales y antifascistas que la llevaron a fundar en 1936 la Unión Argentina de Mujeres.

La acomodada posición económica que heredó de su familia le permitió viajar al exterior y establecer contacto con exponentes de la literatura y del ámbito intelectual y en 1931 fundó la revista Sur, la acción sin dudas más destacada de su legado.

Desde allí promovió la obra de Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares, Ernesto Sabato, Silvina Ocampo, Alejandra Pizarnik, Jose Bianco, Virginia Woolf, Carl Gustav Jung, Thomas Mann, Andre Malraux, T.E. Lawrence, Martin Heidegger, Jean Genet, E.M. Forster, Henri Michaux, Lanza del Vasto, Henry Miller, Vladimir Nabokov, Robert Musil, Yukio Mishima, Georges Bataille, T. Adorno, Walter Benjamin, hasta el cese parcial de su publicación en 1971.

Como escritora, en 1924 publicó su primera obra, “De Francesca a Beatrice”, editada por la Revista de Occidente con la ayuda de José Ortega y Gasset.

El costado más discutido de Victoria, fue el de su profundo rechazo hacia lo masivo y lo popular, que se vio más notoriamente frente al peronismo. Ella pertenecía a una elite que se “autopercibió” como desplazada y afrentada identitariamente por el peronismo, este es quizás su costado más tenso y controvertido más allá de su indudable valor cultural.

Victoria recuperó a Virginia Woolf, fue su referente. Tuvo una fuerte participación política en la lucha por los derechos civiles de las mujeres y también políticos, luego no apoyó la aprobación del sufragio femenino en nuestro país, porque lo enlazó al peronismo, y ella era marcadamente antiperonista.

La notable escritora en uno de sus mecenazgo, financió la venida al país del influyente crítico literario francés Roger Caillois (1913-1978), quien luego introdujera la obra de Jorge Luis Borges (1899-1986) en París y, consecuentemente, en los círculos intelectuales europeos.

Entre la dama y el invitado galo, se dio una relación que podía evidentemente superar el plano estrictamente literario, como lo demuestra esta carta en la que aquella, con tono algo despechado, acudirá a una dolida alusión ajedrecística:

 “He sufrido a menudo. Pero nunca había conocido antes esa cosa atroz: la aridez. Usted me volvió árida. Estoy delante de mí misma como ante una desconocida. ¡Collége de Sociologie! ¡Lazos del corazón! ¿De qué, de qué habla usted? ¿Qué es lo que puede dar, que pretende dar, cuando usted no está ni siquiera en condiciones de recibir? ¿Qué tierras serían susceptibles de ser fecundadas por su sistema? Diga entonces que a usted le importan un bledo las tierras y su fecundidad y que el sistema le interesa como un juego de ajedrez. ¡Un juego de ajedrez en verdad! Me siento tan horriblemente despojada de mí misma -pero en el mal sentido del despojo- que me parece que jamás he tenido nada, es decir, no he dado nada. Y mi pobreza, es todo lo que usted no ha sabido, no ha deseado o podido tomar de mí y que se me viene encima como una avalancha. Todo eso que se ha transformado en nieve”.

Gentileza:

Beatriz Genchi
Museóloga – Gestora cultural.

bgenchi50@gmail.com

Puerto Madryn – Chubut.

 

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