San Rafael, Mendoza viernes 26 de abril de 2024

Belleza quiropráctica – Por:. Beatriz Genchi

Los concursos de belleza comenzaron a proliferar en la segunda mitad del siglo XX. Cualquier ámbito territorial, gremio o feria tenía su propio certamen en el que un jurado elegía a la más linda del lugar.

En 1955, en Alabama (EEUU), se convocó el World Posture Queen, un concurso de belleza en el que las mujeres debían ser imponentes por fuera (belleza y elegancia) y por dentro (rayos X). El promotor de dicha iniciativa fue la National Chiropractic Association (Asociación Nacional de Quiroprácticos) y la financiación corrió a cargo de empresas de colchones (su producto aseguraba una postura adecuada a la hora de descansar).

En aquellos años, los quiroprácticos trataban de conseguir el reconocimiento legal de sus prácticas, enfocadas al diagnóstico, tratamiento y prevención de las alteraciones de la columna vertebral, a partir de la creencia de que las condiciones de ésta afectan a la salud en general, y pensaron que una buena forma de conseguir tal reconocimiento y de popularizar sus métodos curativos y preventivos era convocar un concurso de belleza en el que la radiografía de la columna vertebral de las concursantes puntuase un 50%. El restante 50%… lo conocido.

Paralelamente al éxito de aquel inusual concurso, se extendió por todo el país e incluso la ganadora de 1967 fue invitada a visitar la Casa Blanca, el mensaje de los quiroprácticos fue calando en la sociedad y, sobre todo, en las autoridades federales que legalizaron sus prácticas.

Conseguido el objetivo, la National Chiropractic Association entendió que ya no tenía sentido seguir aquella costosa promoción, y en 1969, para el bien de las participantes, se celebró el último concurso de belleza “interior” en Chattanooga (Tennessee).

De paso podemos hablar de algo tan discutido como la quiropraxia. La relación entre la salud y la columna vertebral se estudia desde la época de los antiguos egipcios. Si bien aún no existía la quiropraxia como tal, ellos ya tenían en cuenta la búsqueda permanente del cuerpo para curarse a sí mismo. Durante los s. XV y XVI los temas de estudio de la época, fueron la “Fuerza Vital “. Se analizaba la manera en que el cuerpo se sanaba a sí mismo.

Y aquí empieza otra historia. El 7 de marzo de 1844 en Port Perry, una remota región de Ontario, Canadá nace quien será central en el nacimiento de esta práctica como tal: Daniel David Palmer (o DD Palmer). Mudado con su familia a Estados Unidos, fue maestro de escuela y se casó. Pero pronto falleció su esposa, y allí perdió todo interés por todo lo que lo rodeaba. Las numerosas lecturas le habían abierto la mente y le habían hecho proclive a aceptar otras ideas y principios. Tanto así que daba conferencias viajando por las comunidades cercanas sobre temas que incluían el cerebro y el comportamiento humano. En uno de sus viajes conoce a Paul Caster, un exitoso curandero magnetizador conocido a nivel internacional y su mente siempre alerta le llevó a interesarse en el tema y decidió aprender sus métodos de curación. En 1895 Palmer realiza su primer “ajuste” y este, se podría decir que es el año en que la quiropraxia nace como tal. El 18 de septiembre de ese año, en Davenport (Iowa), EE.UU. trata la columna al portero del edificio donde tenía su consultorio, y este se recupera de una sordera que padecía hacía 17 años. Convencido de haber hallado la causa de la sordera, Palmer se puso a trabajar con sordos. Casi ninguno de ellos pudo volver a oír, pero otros tipos de trastornos mejoraron con sus ajustes: ciática, migrañas, problemas estomacales, cardíacos, epilepsia, fiebres, la visión, respondían a lo que hasta ahora llamaba solamente “tratamientos manuales “. Él sabía qué hacer con sus pacientes, lo que no comprendía era por qué. La gran cultura que había acumulado en años anteriores comenzó a dar sus frutos. Sabía qué sus ajustes vertebrales estaban corrigiendo subluxaciones, y que de esa manera removía la interferencia nerviosa que era la que producía los problemas de salud de sus pacientes.

Conversando con uno de sus primeros pacientes, el reverendo Samuel Weed, sobre qué nombre debería ponerle a la nueva ciencia, éste sugirió “quiroeupraxia“. Del griego kiro: mano, eupraxia: técnica para hacer el bien. Kiroeupraxia: arte de hacer bien con las manos. Pero adoptó “quiropraxia” (hecho con las manos) por su más fácil pronunciación.

Palmer paso a ser muy famoso, pero muy reacio a compartir sus conocimientos. Un día estuvo a punto de morir en un accidente callejero, y fue allí que pensó que si hubiese muerto sus conocimientos habrían desaparecido con él. Y por lo tanto decidió enseñar su arte a otros.

En enero de 1897 abre su Palmer School & Infirmary of Chiropractic en el cuarto piso del edificio Ryan en la calle Brady de Davenport. Entre sus primeros alumnos se encontró B.J. Palmer, su hijo. Quien siempre dijo que su padre hizo por la salud de la humanidad más que cualquier otro individuo. Sostenía que se lo debería comparar con otro gran hombre de su tiempo: Thomas Alva Edison.

El Dr. Bartlett Joshua Palmer, llevó la Quiropraxia a un desarrollo superlativo, siendo hoy la tercera
profesión de la salud en el mundo occidental, después de la medicina y la odontología. La comunidad médica no aceptaba la Quiropraxia y tuvieron que soportar no pocas cruzadas públicas contra D.D. Palmer. Viajo y dio conferencias y demostraciones en todo lugar que pudo y finalmente fallece en Los Ángeles, Estados Unidos, de fiebre tifoidea el 20 de octubre de 1913.

Muy enemistado con su padre en sus últimos años hay que destacar el aporte de B.J. Palmer al arte, ciencia y filosofía de la Quiropraxia. Tan grande que nada de lo que hoy en día se hable en este campo deja de tener su origen su legado, y tal vez la Quiropraxia sin él habría desaparecido con su padre en 1913. A partir del reconocimiento de la Organización Mundial de la Salud, la quiropraxia queda establecida y legislada en más de 80 países como una profesión separada e independiente de otras profesiones de la salud.

Gentileza

Beatriz Genchi
Museóloga-Gestora cultural.
bgenchi50@gmail.com

Puerto Madryn – Chubut.

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