San Rafael, Mendoza 05 de mayo de 2024

Los aromas de Frida Kahlo – Por:.Beatriz Genchi

La pintora mexicana permaneció fiel al aroma de un hito de la perfumería: Shalimar de Guerlain, una fragancia lanzada en 1925, creada por Jacques Guerlain, quien hizo de ella su máximo éxito durante los comienzos del siglo XXI.

Shalimar fue creado en una etapa de profundo exotismo para el perfumista, quien buscó inspiración en el oriente para dar con los aromas que se convirtieran en un referente de las fragancias de estilo oriental. También tomó como referencia a Mumtaz Mahal, esposa del emperador de India y a los jardines de Shalimar.

Su decantador bien podría considerarse una obra de arte. Ideado por Joseph Guerlain y manufacturado con cristal Baccarat, la estructura principal del perfume se inspiró en la cuencas que caracterizan a los jardines de Shalimar, mientras que el abanico tomó su forma de una pieza de plata que perteneció a la familia Guerlain.

Con el paso de los años, Shalimar no ha cambiado su esencia más pura: fue y sigue siendo un perfume perteneciente a la familia oriental con profundos acentos florales, amaderados y ambarinos. Actualmente, cuenta con notas de  bergamota, lirios, jazmines y rosas; su fondo es lo que permanece en la memoria con toques vainilla y haba tonka (semilla). Es un perfume elegante, original y perfecto para una cita romántica.

¿Qué otros perfumes usaba Frida Kahlo?

Emir by Dana, otra fragancia de estilo oriental lanzada en 1935, una loción de Chanel No. 5 (Uuuh! Lo use mucho tiempo y hasta en cantidad perjudicial), un ejemplar de Sous le vent de Guerlain, un perfume de 1933 con acentos muy dulces, de lavanda y claveles, así como Salut de Schiaparelli, una esencia sumamente herbal. Cada uno de los perfumes confirma lo que nos viene fascinando desde hace años: Frida Kahlo era una mujer multifacética, intensa como las notas de madera, delicada como cada una de las flores de sus perfumes e inolvidable, como los toques balsámicos de Shalimar.

Esta fragancia está inspirada en la historia de amor entre el emperador mogol de la India Shah Jahan y la princesa Mumtaz Mahal. El soberano hizo construir suntuosos jardines reales para ella y los llamó Shalimar; «templo del amor» en sánscrito y rodeo lo que conocemos mundialmente como el Taj Mahal.

Un mausoleo, es decir, un monumento funerario porque cubre una tumba. Se encuentra en Agra, una ciudad al norte de la India. Entre ellos todo fue a las mil maravillas durante 19 años pero un fatídico día, mientras daba a luz a su decimocuarto hijo, Mumtaz Mahal enfermó y murió. Dicen que sus últimas palabras fueron pedirle a su esposo cuatro deseos: que fuera un buen padre, que se casara otra vez, que construyera una tumba para ella y que cada año, en el aniversario de su muerte, fuera a visitarla. Sha Jahan se quedó destrozado. Tan  grande era su tristeza que se encerró en su palacio y durante muchos meses vivió aislado del mundo y de la gente porque ya nada le importaba. Tardó mucho tiempo en superar el dolor y recuperar la ilusión de vivir, pero cuando volvió a verse con fuerzas, tomó la decisión de satisfacer ese último deseo de su mujer. Mumtaz Mahal descansaría para siempre en una tumba construida especialmente para ella.

Tanto la había querido y tanto la echaba de menos, que no se conformó con algo sencillo, sino todo lo contrario: se esforzó al máximo para que fuera la más hermosa que nadie pudiera imaginar. De esa promesa y ese sueño, nació el Taj Mahal. El emperador tuvo muy claro desde el principio lo que quería y no escatimó ni una sola moneda en su gran proyecto. Como sabemos, el resultado fue espectacular. Eso sí, se necesitaron más 20.000 personas trabajando día y noche y unos 22 años para terminarlo.

Aunque fue construido con ladrillo se recubrió de un magnífico mármol blanco que fue transportado por cientos de elefantes hasta su destino. Después, se decoró finamente con todo tipo de piedras preciosas traídas desde los lugares más remotos y exóticos del mundo. Por sus dimensiones, perfección, hermosura, y desde ahora fragancia se trata del mausoleo más famoso del mundo, además de estar considerada la obra arquitectónica más importante del arte islámico.

 Sha Jahan tuvo cuatro esposas, pero durante toda su vida sólo estuvo enamorado de una de ellas: la bella y buena  Mumtaz Mahal.

Gentileza:

Beatriz Genchi
Museóloga – Gestora cultural.
bgenchi50@gmail.com
Puerto Madryn – Chubut.

 

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