Ya sabemos qué es un karst. Lo cual es una forma de decir, ya que esa palabra sigue siendo una intríngulis para nuestros funcionarios a cargo de cuidar las cavernas, damos fe. Incluso en Cuba, país con una tradición espeleológica casi centenaria, ese vocablo sigue en discusión: en los últimos días la Asamblea Nacional del Poder Popular (el equivalente de nuestro Congreso Nacional) debatió y aprobó una ley de protección del ambiente, y de ese debate participó la Sociedad Espeleológica de Cuba (SEC).
En la discusión, el Ing. Leslie Molerio León, especialista en Hidrogeología Kárstica y además miembro honorario internacional de la Federación Argentina de Espeleología (FAdE), dijo: “Se han hecho por parte de muchos de nosotros muchos comentarios sobre el sistemático desconocimiento del karst como sistema soporte de muchísimos de los ecosistemas considerados frágiles y que se asientan o están influenciados por el karst. Y por otro lado, subordinar a otras consideraciones sociales y económicas que casi el 90% de los recursos en aguas subterráneas se encuentran en el karst es una omisión imperdonable. Sobre todo si no se olvida que el 66% del país es cársico. Ya en eso hemos insistido muchos. Este olvido es consecuencia de también nefastas omisiones en las diferentes emisiones de la Estrategia Ambiental nacional, o haberlo excluido del curriculum de las carreras de geociencias, o que no aparezca explícitamente en otros documentos regulatorios. Aún cuando estos vacíos se han comunicado oficialmente en su momento y en las instancias correspondientes. La mención incluso en la Guía para los Estudios de Impacto Ambiental y los aspectos a destacar no son satisfactorios, por no decir pobres. En la propia presentación hoy se homologaron sorprendentemente algunos términos importantes. Desde la Sociedad Espeleológica de Cuba debe pretenderse un documento oficial con algunas sugerencias de modificación, eliminación y cambio de redacción que confiamos en que sean considerados”. Sí, aunque usted no lo crea, estas cosas se debaten, en estos términos, en el “comunismo” cubano. El Ing. Molerio es uno de los pilares de la diplomatura en Espeleología que la FAdE está armando en la Universidad Nacional del Comahue.
Luego su colegaManuel Rivero Glean agrega “Yo leí el Anteproyecto que se aprobó el sábado en la ANPP y noté que por primera vez se menciona el carso en varias oportunidades, eso nos da un recurso legal para actuar en su defensa. Quizás podamos actuar desde la Dirección de la SEC, dado el desconocimiento generalizado que existe sobre la «palabreja» que insistamos en que en el cuerpo de la Ley se incluya una definición científica del carso, que esté acorde con el concepto mejor consensuado y con los tipos de sustratos cársicos y hay en Cuba”. El subrayado es nuestro. Aún en Cuba “karst es, para muchos, una “palabreja”
La ley salió finalmente, y los cueveros cubanos están contentos porque al menos se considera a los karsts como bienes comunes sujetos a protección. Algo parecido a la ley mendocina 5978, gestada en 1992 por el entonces diputado provincial Celso Jaque, quien consultó debidamente a los espeleólogos, aunque esa ley vio la luz pero luego nadie la cumplió, o cada uno la interpreta como se le da la gana… incluyendo funcionarios ambientales provinciales de la gestión Jaque en la Gobernación. Damos fe. Sin embargo, en esa ley mendocina (la primera del país en su tipo, los mendocinos tampoco saben eso) se habla de Cavidades Naturales, pero la palabra “karst” no aparece, y eso es así porque la espeleología científica no existía hace treinta años, y Karstología es casi sinónimo de espeleología científica en sus aspectos geológicos.
La ley 5978 es provincial, mientras que los cubanos están discutiendo una ley nacional como veremos más adelante. La FadE no ha podido hacer entender, a ningún legislador nacional de ningún signo político, la importancia de una ley nacional de presupuestos mínimos para las cavernas, verdaderos activos ambientales y arcas de biodiversidad
Volviendo a nuestro tema, en la primera parte vimos. Ahora vamos a ver el paisaje kárstico epigeo y a rescatar algunas fotos que no pudimos poner en nuestra primera entrega (https://piramideinformativa.com/2022/05/el-abc-de-la-espeleologia-no-apto-para-eruditos-parte-1-geoespeleologia-y-espeleogenesis-por-carlos-benedetto/).
Para qué sirve esto?… para no buscar a tientas!. Cuando los espeleólogos buscan cuevas nuevas, no van a la deriva, sino con conocimientos previos minimos de geología y saben que las cuevas mayores se encuentran en calizas y, en el caso de la Argentina, por ahora, en yesos. Es el paisaje de superficie (epigeo) el que nos indica dónde hay cuevas (paisaje hipogeo).
Habiamos visto el esquema de la caja negra que en realidad era verde-….. Si recuerdan eso, repetiremos que se llama Karstología a la ciencia geológica que se ocupa de estudiar los fenómenos kársticos, incluyendo las cuevas; los espacios intersticiales de las rocas no son practicables por el hombre pero sí son objeto de estudios de la Karstología. Esto ya lo habíamos visto someramente en la primera parte, pero no viene mal refrescar conceptos
Nuestras exploraciones comienzan en la superficie, y debemos reconocer aquello que en nuestra entrega anterior identificamos como “puntos de absorción de agua” en la cima de un cerro, y los puntos de emisión de agua, en la base del cerro. Puede no ser un cerro, puede ser un valle-meseta, en altura, pero siempre tenemos que estar por encima del nivel del río de superficie más cercano.
Los valles que son cruzados por un río de superficie son valles “fluviales”, esos nos interesan poco, salvo que el agua de ese río provenga de la boca de acceso de una cueva. De acceso para nosotros, para la cueva es boca de salida de agua, obviamente.
En la figura 2 vemos, en Cantabria, la roca caliza desnuda en algunos tramos y cubierta por humus y vegetación en otros.
Pero no hay agua en superficie, no hay ríos. No es entonces un valle fluvial sino un valle kárstico
Luego en la Figura 3 vemos un esquema dibujado por especialistas europeos, que parece algo así como haber cortado una porción de montaña para ver cómo juegan entre sí los paisajes exocárstico y endocárstico. Como cuando calamos una sandía, para ver si está madura o verde. Una especie de tomografía, si se quiere.
Allí pueden apreciarse las dolinas, que son esos hundimientos del terreno al tope, alineadas según la falla o diaclasa sobre la que se formaron (“falla” es cuando una roca se quiebra y una parte se desliza hacia abajo, “diaclasa” es cuando se quiebra sin desplazamiento). Entonces, en los paisajes cársticos calizos es muy común ver esas dolinas que juntan agua y la absorben hacia el interior del cerro. Esas dolinas pueden estar rellenas de tierra, o arena, pueden tener o no vegetación, pero se las identifica desde lo alto. Pueden no estar rellenas.
Vemos que, siguiendo la misma línea de la diaclasa hay agua que sale a la superficie, pero que antes recorrió el interior del cerro formando galerías, pasadizos, salas, y formando estalactitas y estalagmitas.
Ahí tenemos las cuevas o cavernas, que son aquellas que tienen un desarrollo preponderantemente horizontal. Pero también, a la derecha, tenemos una dolina que formó una sima (con s), que es un pozo, una cueva preponderantemente vertical.
La sima más profunda del mundo es Krubera, en Ucrania, con dos kilómetros de profundidad, por debajo del nivel del Mar Negro. (La sima más profunda de la Argentina es Huitrín, en yesos, y sólo tiene -55 metros).
El descubrimiento de Krubera es reciente; hasta hace unos 20 años la sima más profunda era la Pierre San Martín, en los Pirineos, una cavidad a la que se ingresaba desde Francia y se salía por España, o al revés.
La Figura 4 es una modelización de un paisaje real, el del Karst original esloveno. Está hecho por expertos franceses y busca ilustrar sobre la circulación de las aguas subterráneas
Aquí puede verse el “aparato kárstico”, que es la acción del agua sobre la roca soluble; puede verse al pie la escala que nos da una idea de las dimensiones. Y se puede apreciar qué es un “sistema” kárstico, que es cuando varias cuevas comparten un mismo punto de emisión o drenaje de agua
La figura 5 consta de dos fotos en una sola imagen y ya es el paisaje en yesos del Jurásico de Poti Malal, Malargüe, Mendoza
Las dos fotos están tomadas desde el mismo punto, parados sobre el valle-meseta kárstico. En la de la izquierda, el fotógrafo señaló varias pequeñas dolinas. Los espeleólogos están parados sobre la meseta y luego el fotógrafo gira levemente a la derecha y fotografía el punto de salida del agua, señalado con una flecha. Lo que hay en el medio aún no fue explorado. Es parte del futuro Parque Espeleológico Poti Malal
La figura 6 también es de Malargüe, pero cerca de Las Leñas, a casi 2.500 metros sobre el nivel del mar, febrero de 2006, cuando las nieves se habíann derretido y el agua había penetrado helada en el macizoCárstico. Allí puede apreciarse el río que gana la superficie luego de haber recorrido 400 metros bajo tierra, o quizás más. Una vez adentro, y caminando contra la corriente en el río subterraneo, con el agua a una temperatura de 3 grados (en verano), el fondo de una cueva es una enorme cascada que va moldeando un paisaje interior muy peculiar, y del que mostraremos fotos en la próxima entrega. Por eso se llama Cueva de las Cascadas. Son varias las cascadas interiores en esa cueva.
La figura 7 muestra un valle kárstico distinto, tropical y húmedo. Esto es en Viñales, cerca de Pinar del río, Cuba, donde la Sociedad Espeleológica de ese país tiene montada una escuela al pie del cerro donde se encuentra la Gran Caverna de Santo Tomàs, con 76 kilómetros de galerías topografiadas. Aquí el carso está cubierto por una capa de humus y plantas, que dan al agua características muy distintas de las que tienen las aguas subterráneas de nuestra cordillera árida, como hemos visto en ilustraciones anteriores.
Asombra ver esto?. Más les va a asombrar saber que la ciudad de Budapest, Hungría, está construida sobre un gigantesco karst
El aparato kárstico puede verse también en una pequeña caverna de Las Leñas, que mostramos en la Figura 8: el agua de deshielo ya no está en forma de hielo en la cima, se derritió y seguramente alimentó a un acuífero dentro del cerro, que desagota lentamente a cierta altura, porque al descender se topa con roca impermeable. Es la Cueva Naranja, explorada junto a otras 20 cavidades en la zona, por campañas anglo-argentinas entre los años 2000 y 2006. El piso de la boca de acceso está, obviamente, inundado, sobre un lecho de arcilla. Al pisar, la arcilla del fondo tiñe al agua cristalina, que se convierte en un arroyo rojizo. Por eso se llama así y por el color de sus grandes cristales de yeso, rojizos también.
En esa zona se han fotografiado dolinas “inundadas” con nieve, en verano Se han visto desaparecer, así como suena, arroyos que vienen de los glaciares y que son “chupados” desde el interior. Qué habrá allí abajo?
Ya son 22 las cavernas descubiertas, topografiadas y catastradas cerca de Las Leñas. En los {últimos años fue imposible localizar cavernas cercanas a glaciares, aunque llegamos muy cerca de ellos hace dos décadas Esos glaciares quizás ya no están, el cambio climático los está haciendo desaparecer
En el Valle de Poti Malal, en cambio, es menor la cantidad de cavernas descubiertas hasta ahora, pero más identificables los potenciales sistemas, como puede verse en la Fig 9, donde aparecen claramente los potenciales sistemas San Agustín-Federación y, del otro lado del río Poti Malal, el complejo Miranda, que a pedido del puestero empezará a denominarse San Antonio.
Para nosotros pasa a ser, transitoriamente, Complejo San Antonio Miranda.
Este mapa está hecho hace 20 años también, y se encuentra en la otra punta del Valle de Poti Malal respecto de la Figura 5.
Lo de paisajes kársticos que sólo pueden darse en climas húmedos es un mito que poco a poco se fue cayendo. La crisis hídrica no nos ayuda mucho a mantener esa esperanza, pero nunca la hemos perdido. La foto 10 muestra al puestero Valeriano Castro en la boca de acceso a la cueva de los Cangrejos, ubicada en otro puesto, antes de que se hiciera la mensura de los campos y actualmente vigente. Suponemos que es el punto de drenaje de las Lagunas Verdes, que aparecen en la Figura 11
Las Lagunas Verdes están rodeadas de yesos karstificados y es posible que la Cueva de los Cangrejos sea un punto de emisión de agua. Es posible también que ambas lagunas hayan sido hipogeas y que sus techos se hayan derrumbado. Nos preguntamos también si Lagunas Verdes no serán dolinas inundadas. Hasta podríamos suponer que el nivel del agua de las Lagunas sea el mismo del nivel de los lagos hipogeos de San Agustín. Todas esas preguntas se sabrán el día en que se puedan hacer los estudios de Hidrogeología Kárstica que desea hacer la FAdE
Las dolinas son, entonces, enormes puntos de absorción de agua, que juntan agua de lluvia como una palangana y la van descargando hacia el interior del macizo rocoso para formar cavernas. En la Fig. 12 vemos un conjunto de dolinas en Cantabria, España. En la Nro. 13 tenemos al Pozo de las Animas, que nos exige un par de aclaraciones
En el Pozo de las Animas, de dimensiones gigantescas, el agua no “trabajó” de arriba hacia abajo, sino al revés. El agua, desde abajo, disolvió el yeso que sostenía a los derrubios de arriba, y entonces absorbió la arena y afloró. Es lo que se llama “karst inverso”, o sea al revés. El agua no trabaja desde arriba, sino desde abajo. En el cartel puesto allí para los turistas se dice correctamente que el Pozo de las Animas es una formación kárstica, pero no se cuenta este detalle.
Pero hay más….. cuando dos dolinas cercanas tienden a forman una sola en forma de 8, eso ya no se llama dolina sino uvala … son dos pozos, no uno solo, y es un karst inverso, no un karst clásico. En realidad son muchos más, ya que algunos están en formación en los alrededores. Toda la zona es un valle kárstico.
El mal llamado Pozo de las Animas tiene número en el catastro Espeleológico de la FAdE M 60, M por Mendoza, 60 porque fue la formación cavernaria nro. 60 (catastrada muy recientemente a pesar de ser de las primeras formaciones kársticas exploradas en la provincia). El primer relevamiento, que incluyó buceo fue en 1971 por el Centro Argentino de Espeleología (Buenos Aires), casi treinta años antes de que se fundara la FAdE en Malargüe. Como puede verse, en los bocetos originales los topógrafos no estaban seguros de si la roca base era caliza o yeso
El pozo era denominado Trolope-Co (agua de los muertos o agua del gritadero de las ánimas) por los pueblos originarios, y la tradición cuenta que es el lugar donde van a rezar y llorar las almas que andan en pena por las montañas. Según una leyenda, en una persecución entre dos tribus rivales, los perseguidos escucharon lamentos por la noche y a la mañana observaron que se habían abierto dos enormes pozos donde estaban sus enemigos. Al aproximarse escucharon el lamento de los caídos, fue tal el susto que desde ese momento veneraron el lugar dándole el nombre de «lugar en que lloran las ánimas».
Los pozos de las Animas son la boca de entrada a un mundo que todavía no está explorado, ni por la Espeleología ni por la Hidrogeología Kárstica. Pero no piensen que es un “ojo marino”: su agua es dulce
En conclusión, podemos maravillarnos con la majestuosidad de los paisajes kársticos epigeos, pero también podemos aprender a leer las lecciones de Historia de la Tierra que nos brindan
Más información en www.fade.org.ar y https://www.facebook.com/groups/872559679540283 . Si queremos profundizar estos temas leyendo a autores difíciles de entender, recomendamos ir a las publicaciones internacionales de la web oficial de la FAdE: http://www.fade.org.ar/Bibliografia.html#Publicaciones_cientificas y http://www.fade.org.ar/Bibliografia.html#Publicaciones_internacionales
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