San Rafael, Mendoza lunes 29 de abril de 2024

Sai Baba en Argentina – Por:.Beatriz Genchi

A lo largo de su extensa historia, la India ha sido prolífica en la emergencia de santos y gurúes. En el siglo XX uno de ellos fue Sathya Sai Baba, líder espiritual que, sin salir jamás de la región sur de este país, consiguió captar la atención de millones de personas en todo el mundo. Recuperando los saberes del hinduismo, los reformuló de modo de hacerlos asequibles y compatibles con las creencias religiosas más variadas, tendiendo puentes especialmente hacia el cristianismo como llave de entrada a occidente.

La Argentina es uno de los primeros países latinoamericanos en consolidar grupos Sai. Vale enfatizar que el arribo a nuestro país de espiritualidades de raigambre hinduista no responde a factores vinculados a la inmigración poblacional (como sí ocurre especialmente en el caso Sai para el sudeste asiático) sino, en primer término, a comienzos del siglo XX, al interés por los ―saberes de oriente‖ de ciertos sectores ilustrados de las clases altas y, posteriormente, a la masificación de este interés entre las clases medias a partir de los movimientos contraculturales de los 1960‘.

En este escenario, los primeros contactos entre argentinos y Sai Baba se remontan a un año tan temprano como 1948, cuando Adelina del Carril (1889-1967), viuda del reconocido novelista argentino Ricardo Güiraldes, seguidora de la orden Ramakrishna, se encontraba viviendo en Bangalore (ciudad situada cerca de Puttaparhi lugar natal de Sai). Allí fue invitada a un encuentro en el cual una mujer le presentó a Sai Baba, quien en ese momento tenía apenas 22 años, pero ya estaba ganando creciente renombre en la región meridional de su país. Según cuenta la historia, Adelina, que estaba dedicada a traducir al español las escrituras sagradas del vedanta, cuando vio a Sai Baba por primera vez expresó. “Allí estaba aquél sobre quien tratan las escrituras épicas”. Se encontró varias veces con Sai Baba, quien la llamaba ―Mamitha‖ (traducción de mataji, modo cariñoso a la vez que respetuoso de condición de mamá adoptante en la India).

Sai Baba le escribió en esos años varias cartas y le ofreció varias, materializaciones. Adelina retornó a la Argentina en 1951 junto a Ramachandra Gowda, un niño indio al que adoptó. Pasó los años finales de su vida viviendo en el ashram (templo) de la orden Ramakrishna situado en Bella Vista provincia de Buenos Aires. Muchas décadas después, las cartas que Adelina había recibido de Sai Baba junto con las historias sobre sus impresiones y encuentros con éste relatadas en su diario personal fueron entregados por Ramachandra Gowda a miembros locales de los grupos Sai argentinos.

Más allá de estos contactos individuales, los procesos que llevaron a la conformación de un colectivo Sai en nuestro país se dieron varias décadas después. La organización Sathya Sai Baba se establece formalmente en la Argentina en los albores del inicio del último período democrático, en el marco de una creciente visibilización de la ya existente diversidad religiosa nacional.

En este proceso es clave la figura de una argentina, Mónica Socolowsky, creadora de una conocida marca de ropa que lleva el primer nombre de Sai. Ávida buscadora espiritual, circulando por espacios relacionados con la astrología, el movimiento flower power y especialmente interesada por la práctica del yoga, durante toda la década de 1970 va teniendo una serie de experiencias, milagrosas que la acercan paulatinamente a Sai Baba. Así, a inicios de los setenta, encontrándose en New York, un compañero de astrología le entregó un folleto sobre Sai Baba que no incluía fotografías. Este folleto procedía de una persona que fue a practicar a la India con la famosa maestra de yoga Indra Devi, en ese entonces muy cercana a Sai Baba. Luego comenzó a soñar con un hombre vestido de anaranjado, de quien pensó que era su ángel de la guarda. De regreso a la Argentina en 1976, se une al grupo de inspiración hindú Sudda Darma Mandalam. El maestro de éstos, Sri Vayera, en una charla a un pequeño grupo, les habla de los avatares como encarnaciones divinas y menciona que una de ellas vive en la India, Sathya Sai Baba. Poco después, parte a Europa a recabar información sobre éste y hallándose en una librería de Londres un libro cayó sobre su cabeza, era ―Sai Baba y el Psiquiatra (uno de los más famosos dentro del movimiento), y quedó abierto en una página mostrando su fotografía.

Mónica reconoció al instante ese rostro como aquél que había estado apareciendo en sus sueños. En un encuentro personal con Sai Baba, quien le dijo que regresara a la Argentina a fundar un Centro Sai. En una entrevista que le concedió al periodista Martin Caparros, Socolowsky sobre este evento señala: ”mientras me lo decía yo pensaba que Sai Baba estaba totalmente loco; mientras yo lo estaba pensando él me daba golpecitos en los hombros y me decía ̳no te preocupes, muchos milagros van a ocurrir”. “Porque yo me veía presa, torturada… Imagínate, el ritual básico de Sai Baba es cantar en voz alta. Yo iba a cantar en voz alta en el año ochenta, en mi casa, que vivía encima de un militar…. Yo me veía en cana”.

Sin embargo, a mediados del año 1980 reunió en su casa de Buenos Aires una veintena de personas para entonar bhajans (cantos devocionales) y meditar, constituyendo de este modo el primer centro Sai de la Argentina. Luego alquilarían una casa para finalmente comprar la propiedad en el barrio porteño de Palermo, donde actualmente funciona uno de los centros Sai más grandes de Latinoamérica.

En 1981 viajó a la India el primer grupo de devotos argentinos nucleados bajo la conducción de Mónica y a partir de esa visita, la naciente comunidad comenzó a crecer cada vez más. En el
año 1983 los devotos tramitan la personería jurídica y el permiso de culto. En esta época los devotos tenían una camioneta, a la que llamaban―la combi Sai‖, con la cual viajaban por el interior del país y países limítrofes (Uruguay, Chile, Brasil, Paraguay, Bolivia) a proyectar películas y difundir el mensaje de su maestro. En estos primeros años (84/85‘) también se gesta el centro Sai en la ciudad de La Plata, y el centro Sai de la ciudad de Córdoba bajo una lógica similar: individuos que interesados en las prácticas espirituales de oriente, toman conocimiento de la existencia de Sai Baba y viajan a su ashram en India, para a su regreso comenzar a aglutinar personas en sus casas particulares y, posteriormente, alquilar y/o comprar una propiedad para tal fin.

En 1986 los devotos Sai alquilaron un stand en la XII Feria Internacional del Libro celebrada en la ciudad de Buenos Aires y vendieron libros, obsequiaron folletos y proyectaron películas. También en este año se formó un ―Comité Coordinador (luego devenido ―Consejo Central Nacional) para agrupar y organizar los centros que se estaban creando en todo el país, que para el año 1987 se calcula en alrededor de nueve centros Sai. Igualmente, en 1987 se estableció la fundación Sathya Sai Baba de Argentina para administrar las donaciones y colectas que se recibían, ingresos que se emplean para apoyar diversas actividades de servicio a la comunidad. En ese mismo año, en una reunión que tuvo lugar en Villa Marista Bs. As, a la cual concurrieron representantes Sai de toda Latinoamérica, se creó el ―Consejo Central de Latinoamérica‖ para coordinar a las organizaciones Sai de cada país de esta región. Un argentino fue nombrado presidente del mismo, lo cual ofrece una idea del peso que este país tenía por aquél entonces dentro del horizonte Sai latinoamericano.

En 1989 Mónica Socolowsky lideró la organización del Primer Encuentro Latinoamericano Sai. El evento gratuito, llevado a cabo en el estadio Obras Sanitarias de Buenos Aires, incluyó a artistas populares y estrellas musicales como Alejandro Lerner y Marilina Ross, se vendieron libros Sai y se
distribuyeron folletos con información acerca de los centros y sus actividades, contando con una participación de cinco mil personas. Para 1992 había diecisiete centros Sai en el territorio argentino.

Llegado 2006 el movimiento se encontraba en franco crecimiento y expansión: emergieron nuevos puntos de reunión en el país, y se fueron consolidando otros centros Sai con agrupaciones
de seguidores que antes eran grupos o núcleos Sai, es decir, congregaciones embrionarias. Este fenómeno ciertamente se desaceleró un poco a partir de la muerte de Sai Baba en 2011. Igualmente, en la actualidad, existen más de treinta centros Sai distribuidos en todo el país. Sus actividades se concentran principalmente en la promoción de diversas prácticas espirituales devocionales (bhakti) como la recitación de mantras, cantos devocionales y práctica de la meditación, el estudio (jñāna) de textos sagrados, satsangs (charlas) de devotos y personalidades distinguidas, así como otras prácticas de difusión del mensaje ecuménico de amor de Sai Baba; se pone también un fuerte énfasis en actividades comunitarias de ayuda social entendidas como servicio desinteresado al prójimo (narayanaseva).

En el seno de un culto fuertemente carismático y mágico, en el cual el propio relato biográfico del héroe ya está fuertemente imbricado con hechos asombrosos, no puede sorprender que todo el derrotero de surgimiento y consolidación histórica del movimiento Sai en la Argentina dicen, está plagado de―milagros llevados a cabo por Sai Baba en la narrativa de los devotos (aparición
inesperada de dinero que permitió comprar un inmueble, resoluciones burocráticas sorprendentemente rápidas que permitieron la aprobación de un trámite, beneplácito inesperado de autoridades gubernamentales, protección sobrenatural a muchos pioneros del movimiento, etc.), que permitieron el rápido crecimiento y expansión de la organización en nuestro país.

Gentileza: 

Beatriz Genchi
Museóloga-Gestora Cultural-Artista Plástica.

beagenchi@hotmail.com

Puerto Madryn – Chubut.

 

 

Facebooktwitterredditpinterestlinkedinmail

Sé el primero en comentar en «Sai Baba en Argentina – Por:.Beatriz Genchi»

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.


*